36. Reconciliación

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Empezamos a desayunar y yo intento tomar la jarra de jugo de naranja para servirme un poco, soy tan torpe que casi lo riego al verterlo. La muchacha pelirroja muy atenta me ayuda a evitar un desastre en la mesa, y es que estaba muy nerviosa por no decir a punto de rebanarme las uñas. Jeremy le aparta la mano con brusquedad para ser el mismo quien me ayude. Ella se asusta un poco y retira su mano

―Discúlpame, no quise molestar ―ella dice con un poco de risa nerviosa en su rostro, Jeremy con su adusta mirada la hace poner más abochornada.

―Podrías dejar tu rudeza, Jeremy. Ella solo intenta ser amable. ―El juez Ross habla hacia él.

―Que no se moleste. ―Él le resopla.

El juez Jonathan prosigue con su pan tostado. Parece estar haciendo un enorme uso de su compostura de abogado.

―Dígame, señorita Barnes, ¿sus padres saben que está aquí? ―Su pregunta hace que me tome el vaso de jugo entero, y de paso ponerme colorada. Mastico un poco de pan y este parece atorarse en mi garganta. Miro a Jeremy, y él solo parece molesto e impaciente. Se gira hacia él.

―Que lo sepan o no, no es tu problema ―Jeremy le reposta y lo fulmina con su mirada.

―Sí es mi problema; porque dadas las circunstancias, tú eres mi hijo.

―¡Y eso que!

―Tengo entendido que mi hijo no es ningún irresponsable.

―Soy tan responsable como tú lo eres.

―¿Y qué hay de Katherine?

―Kate es historia, viejo.

―¡Ah sí!; creí que estaban muy enamorados, se supone que van a casarse.

―¡Casarnos! Eso lo decidiste tú y él padre de ella, viejo. Y no voy a casarme con ella. Emily ahora es mi novia, y espero que te quede bien claro.

―¡Perfecto! Si es tu novia; también espero que hagas lo correcto y hables de frente con sus padres. Estoy seguro que a Greg y a Lucille les encantará escucharte.

―¡De que mierda hablas! A que te refieres con correcto, si tú no eres una mierda de eso.

―Jeremy, ya deja las groserías. Respeta a nuestras invitadas.

―¡Invitadas! Emily es mi invitada. Y esa maldita es tu puta ―grita a su padre en su cara, y ambas la muchacha pelirroja y yo nos sobresaltamos por sus duras palabras. Eso ha sido de verdad muy grosero de su parte.

―No es una puta, es una dama y su nombre es Coleen y ten más respeto con ella ―el juez expone calmado, y creo que lo hace para no seguirle echando más leña al genio de los mil demonios de Jeremy. Eso habla de él como un buen padre; aunque siempre tuve la sensación de que era algo rígido y estricto. Estaba... un poco equivocada.

―Mi madre. Tu esposa, es una dama. ¡Esa es una puta y punto! ―Jeremy la señala despectivo.

―Traerla aquí para hacer cosas a escondidas no hace ver muy decente a Emily. No lo has pensado ―el juez le refuta y yo creo que sus palabras son muy ciertas; además, hacen que me avergüence de mi misma.

―Deja a Emily fuera de esto, no te metas con ella infeliz ―Jeremy se exalta y se incorpora de la mesa tirando su silla.

―Jeremy... ―intento hablar, y él me calla con su mano.

―Él no tiene derecho a decir nada. Si cree que solo podemos divertimos y reír como padre e hijo como si fuéramos una maldita familia feliz, cuando mamá, la mujer que le ha dado su vida se consume y enloquece en ese maldito lugar... Estás demente si crees que te voy a perdonar que le hagas sufrir mientras te diviertes con tu maldita puta de mierda.

Antes del fuego✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora