40. ¡Hey Ian!

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El sonido de golpes en la puerta hace que me revuelva en la cama, y me siente toda sonámbula. Con mis ojos entrecerrados masajeo mi cuello, y luego toco mi pelo que no es raro que esté hecho un desastre. Hay luz de día. Intento bajar de la cama, y tropiezo con un gran y musculado cuerpo. Mis ojos se terminan de abrir, y todo rastro de sueño se va como por arte de magia, y los golpes no dejan de insistir. Estoy completamente desnuda. ¡Anoche yo volví a hacerlo con Jeremy! Y él aún está metido en mi cama. ¡Mierda! Esto es grave; adoro que aun esté metido en mi cama, es solo que no hoy día de escuela. Empiezo a mover a Jeremy, quien también está igual de viringo que yo, y no se despierta.

―¡Demonios! ―Chillo entredientes.

Si se abre la puerta y es papá y nos ve así, cumplirá su promesa de prenderle fuego a su cabeza. Él no sabe de esto. Necesito sacar a Jeremy y ponerme algo encima.

―Jeremy, Jeremy ―insisto hasta que sus ojos se abren.

―¿Qué pasa bebé? ―Pregunta medio dormido.

―¡Te quedaste dormido! ―Espeto entredientes.

―¡Mierda! ―Resopla, y yo tengo que decirle que haga silencio.

―Eso es lo único que vas a decir.

―Em, mi amor, deseaba despertarme contigo.

―Yo también; pero sabes, afuera de la puerta está papá o mamá; así que vete rápido. Él aun no está preparado como tú papá para ver esto.

―Em, cariño.

La voz es de mamá, gracias al cielo.

―Tienes razón ―dice bajándose como un rayo de la cama y recogiendo su ropa para vestirse rápidamente. Mientras él hace eso yo me dirijo a la puerta.

―Ya voy ―grito contra ella.

―¡Cariño se te hace tarde! Te espero abajo ―mamá contesta y oigo como se aleja.

Exhalo y descanso, no quiso entrar. Veo a Jeremy ya casi vestido, y yo me recuerdo que sigo desnuda frente a él. Se acerca y me toma por la cintura. Me besa.

―Me encanta tenerte toda desnuda para mí ―susurra en mi boca dándome un azote con su mano en la nalga.

―¡Oye! ―Él ríe ladino y se aleja recoge sus zapatos y huye como ladrón por la ventana.

Cruzo los dedos para que nadie le vea salir, o cruzar el jardín. No me demoro más y me meto al baño. Bajo a la cocina lista para desayunar e irme a la escuela. Hoy me he vuelto a poner otra vez falda, también plisada y de bolitas. Cuando entro al comedor de la cocina, no hay nadie. Ya salieron todos, me han dejado desayuno servido en la mesa y al lado una nota. La leo.

"Cariño, que tengas un buen día. Te quieren mamá y papá."

Y debajo con otra letra:

"Buen día cariño, yo también te doy mi bendición. JB."

Maldito Jake, ¡Dios!, seguramente no me dejará vivir sin recordármelo todos los días. Me apuro y desayuno deliciosa tortilla, recojo mis cosas y salgo hasta la parada del auto bus; esa es mi intención; sin embargo, soy sorprendida por el Camaro de Jeremy, y él, qué solo se ha cambiado la camiseta de debajo.

―La llevo, dulce señorita ―dice todo socarrón.

―Por qué no, amable caballero ―le rechisto, y él me hace puchero.

Me abre la puerta y yo me subo rápidamente, lanzando mis cosas dentro. Me acomodo y me pongo el cinturón, y él sigue mirándome.

―¿Pasa algo?

Antes del fuego✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora