C40: Suerte.

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MARIANA POV

A veces dicen que cuando estás a punto de morir toda tu vida pasa por tu mente como un álbum de recuerdos, para que no te vayas sin recordar lo que fuiste en este mundo y cuáles fueron los momentos más emotivos que tuviste siendo alguien. En esos momentos te das cuenta de las personas que de verdad están contigo porque te quieren y las que jamás se apartaran de tu lado.

Pues lamento romperles la inspiración pero la persona que inventó eso es un tremendo mentiroso ja. Lo único que pasaba por mi mente en esos momentos era mi corazón latir a mil por hora y una gran hamburguesa doble con queso extra.

Lo siento, tenía hambre cuando estaba apunto de morir.

Fui abriendo los ojos poco a poco tratando de acostumbrarme a la ligera luz del día que se asomaba por la ventana. Mi cabeza daba golpes y sentía que en cualquier momento se me saldría el cerebro por tanto dolor.

Lo primero que vi fue mi cuerpo cubierto de una bata con puntitos negros y mi cuerpo tendido en una cama lleno de cables y tubos con sustancias raras conectados a una máquina.

-¿Q-ue?- susurre confundida.

-¿Mariana?- escuche otro susurro a un lado mío que me hico voltear y ver a mi madre con una cara de sorpresa.-¡MARIANA!- su voz era quebrada y no dudo ningún segundo para abrazarme y llorar como loca.

-¿Mamá?- trate de separarla de mí pero me tenía agarrada hasta de donde no y súper pegada a mi.-¿Mamá que pasa?- logre separarla.

Se empezó a limpiar las lagrimas pero también a acariciarme como si no me hubiera visto en diez años.

-¡Jhon!- gritó.-¡Jhon despertó!-mi papá se apresuró en abrir la puerta y en cuanto me vio empezó a correr en un centenar de lagrimas igual que mi madre. No se tardó ni un segundo más y corrió hacia mí para abrazarme.

-Perdonamos hija por favor perdonamos.- mi madre y mi padre lloraban a mares y me quebraba verlos así, el último recuerdo que tengo de ellos fue el día de la fiesta del abuelo cuando me enteré que fui adoptada y no los deje darme ninguna explicación, ellos también merecen una disculpa.

-No claro que no.- sus caras en seguida fueron de horror y me percaté de que esa respuesta se malentendida.-digo, perdonen ustedes por haber sido tan chiflada y tan inmadura...- mis padres no creían lo que decía.- si les hubiera dado una oportunidad no estaríamos todos pasando por esto...- los dos tenían una mueca de felicidad.- perdóneme por favor.-Ahora fui yo la que los abrazo intensamente hasta que casi los deje sin respiración.

-¡Mariana!-gritó mi hermano en cuanto abrió la puerta de la habitación.- oh lo siento... solo estaba... perdón esque me enteré que ya habías despertado y...-

-¡DAVE!- grite y me pare rápido de la cama aún con los cables pegados a mi
para darle un tremendo abrazo que casi nos deja tirados en el suelo a mi hermano y a mí si no fuera por la mesa de medicamentos que estaba justamente detrás de nosotros.

-WOW y con mucha pila hermanita, no te vayas a caer.- río y me hizo reír también. Pero esa sonrisa se borro en cuanto me percaté de lo que estaba pasando.

-Alto.- me separe de él bruscamente.-¡Donde está Matt?- grite.

Mis padres estaban a punto de contestar pero mi hermano les indicó que no hablaran, ellos tenían una mueca de confusión pero la cara de Dave no se veía nada bien.

-¿Dave?- insisto.- ¿Dónde está Matt?- miro al suelo pero antes me negó con la cabeza dándome a entender lo peor. Suspiré con un gran dolor en el pecho y las ganas de llorar venían sin piedad.

Instituto WhitmoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora