36. Madre e hija.

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Carolina.

Oí a Agus murmurarle algo a mi madre de que iba a localizarme mientras terminaba de colocarme el vestido. Ella le agradeció y le informó que saldría a visitar a mi abuela junto con el Sr. Agustín, como hacían cada domingo.

La puerta se cerró y yo pude salir del cuarto de baño, ya vestida. Agus estaba aún mirando hacia la puerta cerrada, algo pálido.

—¡De la que nos libramos!—bromee abrazándolo, pero el no me abrazó de vuelta. —Hey ..

—Si tu mamá llega a enterarse de lo nuestro, va a odiarme —me interrumpió. Yo hice una mueca.

—No tiene por que enterarse.

Lo que realmente quería decir era que no tiene por que importarle, a fin de cuentas no somos hermanos ni hacemos nada malo. Pero a Agus de un tiempo para acá le preocupaba mucho la imagen que proyectaba hacia mi madre, eso me agradaba porque sabía que le había tomado gran cariño pero al mismo tiempo no quería que se tomara muy enserio el papel de hermano mayor. No lo eramos.

Oímos la puerta de entrada cerrarse y el coche del papá de Agus salir del garage. Agus por fin respiró tranquilo.

El resto del día lo pasé en estudiar para un parcial que tenía con Antequera al día siguiente y más tarde tomar el sol frente a la piscina leyendo un libro. A Agus no lo vi hasta ese momento que decidió darse un chapuzón.

Era tan sexy cuando de su piel morena caían gotas de agua y sus rulos le tapaban la cara mientras salía de la superficie, también cuando se los apartaba hacia atrás y me dedicaba una sonrisa.

—¿Por qué no dejas ese libro y te metes conmigo acá? —me invitó.

—Mmm, la propuesta es tentadora. —coloqué el libro de Deepak Chopra sobre la mesilla y me dirigí hasta él con paso sensual, quería volverlo loco así que mientras me acercaba me desanudaba el pareo y lo retiraba con mucha lentitud. Veía en sus ojos desespero por ver si el biquini era tan pequeño como lo era el de arriba ,y vaya que lo era — Pero.. ¿que obtendré a cambio?

—Placer.. Uno o dos orgasmos tal vez.

Reí ante esa directa propuesta, sabía muy bien que tan cierta era. Eso me excitó en segundos. El pareo cayó al suelo dejando ver el minúsculo biquini que cubría solo lo necesario, Agus entrecerró los ojos mientras me acercaba y me sentaba en la orilla de la piscina. Él llegó hasta mi y me rodeó por la cintura, yo atrapé su boca con la mía y muy lentamente nos besamos. Sus besos lograban transportarme a un universo paralelo y al mismo tiempo me hacían sentir en casa, era extraño y hasta daba un poco de vértigo esa sensación pero era imposible dar marcha atrás.

Estaba atrapada.

Sus besos bajaron por mi cuello, por mis pechos y mi estomago, yo lo tomaba por el cabello pidiéndole exactamente lo que él sabía que necesitaba. En segundos estaba recostada en el suelo con mis piernas en si cuello y su cara entre mis piernas, retiró mi pequeño bañador y pasó su lengua justo donde lo necesitaba, yo gemía y me estremecía, su lengua era algo de lo que jamás iba a aburrirme, de eso estaba segura. Siguió su trabajo hasta hacerme llegar al límite en unos pocos minutos, mis piernas temblaron y por más que traté de contenerme me vine en su boca. El lamió mis jugos mientras trataba de volver mi respiración a la normalidad. Era tan jodidamente bueno esto que casi maldecí haber perdido tanto el tiempo fingiendo con Jorge.

Agus me tomó en sus brazos y caí a la piscina con él. Nos hundimos y aprovechando, enrede mis piernas en su cintura, salimos y lo rodee también con mis brazos. Nos besamos y al separarnos no sé muy bien por qué pero nos reímos. Recordé cuando estuvimos juntos en esa posición en Cancún y le mentí sobre que no tocaba el suelo, lo cierto era que no quería despegarme de él, como tampoco quería ahora.

Mi Hermanastro | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora