19. "¿Quieres que pase?"

11.5K 412 123
                                    


Carolina Pov's

Me sumergí para tratar de aplacar el frío que comenzaba a extenderse por mi cuerpo y nivelar la temperatura. Sabía que tal vez sería una locura, que sería peligroso y bla bla bla. Pero para ese entonces me sentía como una sirena en su hábitat. Amaba el mar, amaba Cancún.

Al salir a la superficie, me saqué el agua de la cara mientras me ubicaba, al intentar voltearme, algo me tomó de la cintura. Me asusté por un momento y sacudí mi cuerpo tratando de escapar, hasta que una cabeza salió de la superficie.

-Maldición ¿tú que haces?

-¿Que haces tú? ¿Acaso no ves lo peligroso que es esto? -bramó furioso apartándose el pelo mojado de la cara.

-Soy una sirena. -alcé mi mentón.

Él, sorprendiéndome, rió sincero.
-Una sirena muy loca y algo borracha. -tocó mi nariz.

-Uhm..yo.. sueltame...- traté de separarme, afectada y cegada por el brillo de esa sonrisa.

-No.-en cambio, me pegó más a él.

- Agus, por favor. -rogué, ya desesperada. No podía.. No podía bajar la guardia. No de nuevo.

-¿A que le temes, Carolina? Ningún moustro te comerá o algo por el estilo. -se burló, matando cualquier efecto que había causado en mi hacía un momento.

-Vine aquí para estar sola ¡sola! ¿es que acaso tú no tienes algo mejor que hacer?

El pensó por unos momento y luego dijo:

-Si tengo algo mejor que hacer.

-¡Pues ve y hazlo! -le grité.

Y segundos después, inclinaba sus labios buscando los míos.

Me besó y yo quedé en shock. Me besó y no había nadie a nuestro al rededor que lo presenciara.

Me estaba besando porque así lo quería.

Tardé unos segundos en reaccionar y corresponderle, pero rápidamente abrí mis labios, dándole más acceso a los de él. Dándole paso a su lengua para que jugueteara con la mía.

En ese momento sentí la rendición y como todas mis defensas caían al suelo. Ese era su efecto, era su poder. ¿Habría manera de luchar con ello? Si la hubiera, no estaba segura que pudiera apartarme.

Aún cuando me alzó para que le rodeara con las piernas, aún cuando enmarcaba su cara con mis mano, aún cuando el beso se hacía cada vez más intenso, no creía lo que estaba pasando. No creía que estuvieramos disfrutando tanto de ese beso, solos.

Esto no era actuación.

Disfrutalo, ya mañana verás.

Estaba mareada, tenía frío y calor y temblaba, pero a su vez sentía una comodidad y una excitación que nunca antes había sentido.

Al pensar eso ultimó, un leve gemido escapó de mis labios y el se percató, porque hundió más su lengua y apretó más su agarre en mi cuerpo.

-Agus...

-Shh, nena. No lo arruines de nuevo.

Como si podría.

Perdí la noción del tiempo, y no se cuanto había pasado cuando comencé a sentir otro tipo de embriaguez. Los besos de él descendieron a mi cuello y yo me aferré tanto como pude, calentándome de anticipación mientras sus besos bajaban más... y más... y más.

Lo deseaba, lo deseaba y aparentemente él también me deseaba.
No creía que esto fuese posible. No creía que Agus, mi odioso e imbécil hermanastro, me estuviese proporcionando besos que me calentasen a tal punto, aún con el agua fría rodeandonos. No creía que le estuviera apartando el bañador de los senos a la «niñita inmadura» y...

-Ahh.. -Gemí y eché la cabeza hacia atrás, al sentir su boca caliente capturar uno de mis pezones y comenzar a succionarlo mientras su mano rodeaba el otro.

-Son perfectos a la luz de la luna.

Con esas palabras olvidé todo, sólo quedábamos él y yo, y la forma tan poderosa en que me hacía sentir. Clavé mis uñas en su espalda mientras su boca atendía al otro pezón, los dos duros por el frío.

-Mmm, gatita salvaje. -gruñó con voz ronca, y atrajo mi sexo a su dura erección.

Oh. Por. Dios.

Esa sensación me hizo temblar. Me hizo querer frotarme contra él hasta el cansancio. Moví mis caderas al tiempo que acariciaba su pecho con mis uñas, pidiendo lo inevitable.

A estas alturas del partido, parar había pasado a ser la ultima opción.

-Carolina.- me nombró con una voz que de momento no reconocí y que logró estremecerme, pero no del modo que quería. -Vámonos de aquí. -sentenció, firme.

-No quiero. -me aferre a su cuello y susurré en oído. -Por favor.

-Carolina. -repitió frío. -¿Quieres que pase?

¿Realmente quería?

-Si..-me sorprendí soltando la palabra antes de contestarme a mi misma la pregunta.

No quería pensar de más, esto aparte de riesgoso, algo estúpido y un poco insensato cambiaba los esquemas. Frente a nuestras familias eramos hermanastros, y los hermanastros no se acuestan.

¡Al diablo! No somos hermanos ni nos une la sangre. No hacemos nada ilegal ni le hacemos daño a nadie.

Y nadie tiene por que enterarse de esta noche.

***

Me tumbó en la cama con una fuerza que no pudo controlar y se subió sobre mí para seguir con los besos.

¿Como logramos llegar? ¡No lo sé!

Yo me sentía volar sobre una nube y en este momento solo importaban las caricias tan suaves que él dejaba en mi piel.

Pero, como siempre que no puedo evitar el rumbo de mis pensamientos, y una surcó en mi mente.. ¿Que pasaría luego entre él y yo?

Sentí el vestido salir nuevamente de mi cuerpo y un suave beso en mi vientre, tan suave, que me hizo perderme de nuevo. Guardaría esa pregunta en un cajón profundo en mi mente del que ya me ocuparía mañana.

Su piel fría me estremeció por completo y encendió una llama en todo mi cuerpo. Llama que se convirtió en incendio cuando se deshizo de mi bañador, dejandome completamente desnuda y vulnerable a su vista.

Él se levantó para verme, entrecerrando los ojos y recorriendo mi cuerpo con un claro deseo. Yo me humedecí los labios que de pronto tenía resecos y mi sexo comenzó a latir desesperado, urgido de caricias, caricias que sólo él quería que me diera.

-Te deseo, maldición. -susurró. -¿puedes notarlo? Me sabe a una mierda que seas mi "hermanastra" Te deseo.

No.

Ignoré todas las alertas de mi mente que me decía debes parar, si importa que sea tu hermanastro. Alcé la vista y pude ver su miembro duro y exageradamente grande levantándose sobre sus pantalones mojados, me mordí el labio juguetona y bajé mi mano.

No es mi hermano. Pensé.

Pero él la detuvo a medio camino y la juntó con la otra por sobre mi cabeza.

-No, pequeña. Estoy tan excitado que si me tocas podría correrme en pocos minutos en tu mano ¿y no queremos eso, no? -yo negué rápidamente con la cabeza. -Perfecto. Porque primero, haré que te corras en mi boca hasta que me exijas piedad, hasta que me ruegues que me entierre en ti y te lleve a la cima de nuevo, y luego una vez más...

Me paralice ante sus roncas palabras, tratando de ordenarlas en mi cabeza.

«y te lleve a la cima de nuevo, y luego una vez más...»

Eso sería imposible, muy improbable, simplemente no podría correrme. Con Jorge, debía fingir un orgasmo y él era muy experto para no notarlo.

#####

¿Qué tengan su ñiqui-ñiqui o no? :v

5/10

Los cinco capítulos que sobran, los subo mañana ^^ Perdonen ♥ Las quiero, no lo olviden ✔

Mi Hermanastro | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora