Mi Hermanastro | Aguslina

14. Celos.

Carolina Pov's

— Agus.. —murmuré un rato después sobre sus labios enterrando mis dedos en su cabello mojado. Necesitaba frenar eso.

—¿Mmm?

—Creo que.. Han quedado convencidos.

Él dejó de besarme repentinamente.

—Bien, bajate de mis hombros.— dijo con voz ronca pero firme.

—No puedo .

—¿Por qué?

—Creo que no toco el suelo. —mentí.

En algún punto nos habíamos adentrado más al agua, y aunque sabía nadar, no quería despegarme del calor que emanaba su pecho.

—Se que eres enana pero no exageres.

Le pegue en el hombro.

—Pues, disculpa por no ser tan alta como tu ex.— fruncí el ceño y él rió.—¿De que te burlas ahora?

—Sonaste celosa. Si no pensara que los celos son patéticos, te diría que lo uses frente a alguno de los chicos.

—¿Se me da la actuación, no? — disimulé mi irritación.

—Ujum, sobre todo los besos... ¿Besas así en la vida real?

—Seguro. —trate de separarme de él y de su mirada.

—¿Quien te enseñó? —me apretó de nuevo a él— No creo que haya sido la nena de tu novio.. ¿fue Gastón, acaso?

Cerré los ojos y respiré hondo controlando la furia que me recorrió ante las palabras tan déspotas del Agus de siempre. Y debido a que no quería hacer un escandalo, sólo me limite a sonreír.

—Tal vez.

***

Luego de ducharme y cambiarme, salí del baño. Agus se encontraba sentado a la orilla de la cama esperando su turno. Y por su cara, estaba enojado.

Luego de ese «tal vez» solo se limitó a llevarme a la orilla y seguir con su actuación, pero desde entonces no me había dirigido la palabra estando a solas. ¿Que mierda le pasaba a esté hombre con Gastón que no lo soportaba?

Él entró al baño, no sin antes dar un portazo, y haciendo caso omiso yo me dispuse a vestirme.

Opté por un vestido de licra rosa con flores estampadas que llegaba hasta arriba del muslo, y unas sandalias bajas. Y de adorno solo un collar de oro con un pequeño corazón que había heredado de mi madre, me quite el cabello de cara con dos horquillas a los lado y para cuando ando estuve lista me vi al espejo, Agus salía del baño con una toalla envuelta en la cintura, muy abajo, el cabello empapado y gotas saliendo de el, todo esto lo veía a mis espaldas a través del espejo.

Me mordí el labio internamente ante el repentino calor que subió por mi cuerpo. Esa V que se perdía entre la toalla blanca fue mucho para mi.

No se que me pasó pero por un momento imaginé como sería voltearne, llegar hasta él, arrodillarme, lentamente deshacerme de la toalla y descubrir lo que había debajo.

— Caro.

—¿Mmm? —volví a la realidad y giré, mirándolo a los ojos con la cara encendida.

—Ven a acá.

Al menos ya me hablaba. Obedecí como un corderito y en segundos me paré frente a él. Agus bajo sus manos lentamente desde mis caderas hasta el dobladillo de mi vestido, rozó mi piel y yo me estremecí bajando la mirada hacia su mano.