25. Engaños.

7.4K 391 196
                                    


Carolina Pov's

Los quince minutos que transcurrieron desde que Jorge se fue hasta que nos sentamos todos en la mesa fueron como un giro de 360° en el ambiente. Agus bajó de su habitación y se sentó en la mesa extrañamente tranquilo, deseó un buen provecho y elogió a mi mamá por la deliciosa comida. Yo quedé shockeada por ese cambio de humor, y debía admitir que también desconfiada.

Vi de reojo a Agustín-padre que sólo sonrió y me guiñó un ojo. ¿Habría hablado con Agus? No entendía nada, pero esperaban de mi una reacción positiva a eso.

Ahora mi atención iba dirigida a Agus.

—Cuando estaban en Miami, Carolina hizo una pasta que estaba realmente buena. Ya veo que viene en la sangre. —sonrió a mi madre. Yo me sonrojé.

—Si, mi niña heredó mis dones culinarios. —respondió mi madre con orgullo en su voz.

Yo solo me limité a sonreír y bajar la mirada a mi plato.

La cena transcurrió tranquila. Se respiraba una vibra diferente, tal vez como una familia. Seguía sin confiar, pero recordaba la conversación que había tenido con el Sr. Agustín hacía un rato, por lo que decidí poner de mi parte también.

¿Ya todo empezaría a mejorar?

— Caro... ¿Has ido a Moskowa?

Levanté mi vista de la comida al oír la voz de Agus hablarme, refiriéndose a una disco.

—Um si, unas dos veces con Valen y Karol. —respondí. Sonaba extraño cuando me decía «Caro»

—Yo iré en un rato con amigos ¿te apuntas?

¿Agustín Bernasconi me estaba invitando a salir con sus amigos? ¿Sería esa su forma de hacer las pases?

—¡Sería divertido, Caro! —exclamó mi madre con entusiasmo.

—Claro, suena bien. —acepté, quizá porque sería mejor eso a quedarme encerrada en mi habitación viendo películas y comiendo alfajores.

Treinta minutos más tarde él me seguía a mi habitación.

—Saldremos a las 10 en punto.

—Bien.

—Estará Martina.

¡Oh, Claro! Martina.. ¿Como no me lo imaginé?

—Y adivino, debo fingir de nuevo ser tu novia. ¿Era para eso que me invitaste? —exclamé, más resignada que enojada.

—¿Para que otra cosa sería si no esa? Aún tengo la foto. —me interrumpió cuando me disponía a protestar. —Te dije que me serviría más adelante.

—Estás siendo injusto.

Él solo se encogió de hombros y sonrió de lado, recargándose en el umbral.

No, por favor. No sonrías así.

Tragué saliva corriendo la mirada, era irresistible cuando sonreía así y estaba casi segura que era su arma.

— Carolina, no es mi culpa que le seas infiel a tu novio.

Abrí la boca con asombro pero la cerré rápidamente. El ambiente relajado de hace un momento de vino abajo de golpe, sabía que era imposible que fuese de verdad. Me crucé de brazos con el ceño fruncido.

—Y no es mi culpa que te sean infiel a ti. —solté sin pensar y seguidamente me arrepentí.

—¿Que dijiste? —entornó los ojos acercándose peligrosamente a mi.

Mi Hermanastro | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora