Mi Hermanastro | Aguslina

26. "Llévame contigo"

Carolina Pov's

Esto no puede estar pasándome. Todo, menos esto.

Noté en segundo plano que Agus me quitaba la copa de la mano y volteaba la vista en mi dirección. Pronunciaba un «Oh, vaya» pero para mi, todo mi alrededor había desaparecido y solo quedaba la imagen que en ese momento estaba apreciando.

Estaba en shock mientras veía como Jorge separaba sus labios de la mujer y veía el móvil de reojo, pero le restó importancia y lo volvió a guardar en su bolsillo.
¿Habría leído mi mensaje?

Poco a poco, como un fuego que se propaga lento pero con fuerza, sentí como salía de mi trance, como el ruido de la musica, el bullicio de la gente, las copas sonando unas con otras y a un Agus preguntandome:

—¿No es ese la nena de tu novio?

Lo observé y justo en ese instante pude notar que los ojos me ardían por las lágrimas que se habían acumulado y querían salir.

Jorge López me estaba siendo infiel.

Me tapé las manos con la boca con ganas de vomitar, consciente de vergüenza que sentía, de la traición y del engaño por el que estaba pasando frente a Agus.

Él hombre perfecto no era tan perfecto después de todo. Levanté la vista nuevamente y, esta vez, una furia incontrolable me invadió el cuerpo. No estaba con ninguna prima porque a ninguna prima se le besa el cuello de esa forma.

Me levanté con la vista y la mente nublada por la ira y por la impotencia. Me dirigía hacia ellos cuando un brazo me detuvo.

—¿Que crees que haces?

—Sueltame —escupí con una voz que no reconocí. El no me soltó—Sueltame Agustín Bernasconi o no respondo.

Luego de tratar de safarme el me liberó, tal vez para no formar un escandalo. Caminé -o corrí, no lo recuerdo- hasta llegar a la zona VIP. Un mesero paseaba una bandeja con dos copa pequeña y sin pensarlo bebí una de un trago... era tequila. Sacudí mi cabeza y caminé hasta ellos, olvidandome de la lima y la sal que me ofrecía.

No me habían notado ahí hasta que, por fin, me salió la voz.

—¡Amor! ¡Que sorpresa encontrarte acá! —saqué una sonrisa, tan falsa, que logré ocultar mi angustia.

Él se puso rígido al reconocer mi voz y muy lentamente se volvió y me miró con ojos como plato.

—¿Carolina..? ¿tú.. tú que haces aquí? —balbuceo, apartándose de la mujer que veía la escena confundida.

—Vine porque Agus me invitó, era mejor que quedarme sola en casa viendo películas y comiendo alfajor. —seguí con mi sonrisa que de a poco se desmoronaba al ver como la mujer volvía a su brazo.

—Si, yo le insistí para venir ¿no te molesta, bro? —apareció Agus detrás poniendo una mano en mi hombro amistosamente.

Al ver su cara de desencajado cuando se percató de mi hermanastro, renové fuerzas. Sería muy descarado de su parte si, además, se enojaba por eso. En pero en cambio solo dijo:

—Debiste avisarme.

—Tú deber ser Bianca —ignoré la estupidez que acababa de balbusear y dirigí mi atención a la mujer alta de cabello negro y muy largo, era muy linda, sin embargo, no parecía italiana. Mucho menos una prima.

—¿Bianca?— preguntó ella, más confundida aún.

—Bianca, ¡su prima! . — arrastré las palabras y ahí fue cuando Jorge reaccionó y casí saltó a mi lado.