43. Noche vieja.

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Carolina.

Lionel: Tengo muchas ganas de verte, hermosa.

Me mordí el labio, no sabía ya que responder. Desde la cena y la salida la disco, Lionel estaba muy intenso conmigo. Tal vez el hecho de emborracharme como estúpida y besarlo mientras bailabamos en la pista le había dado una falsa señal para algo más, pero a decir verdad solo estaba despechada y quería cubrir ese vacío.

No lo logré, por supuesto.

Ahora debía lidiar con la insistencia y la melosería de un hombre que pues, me caía muy bien, pero no quería ni necesitaba eso.

Le había dicho al día siguiente que había ido a casa que, primeramente, que no era de tener aventurillas -si claro-, y que a demás, acababa de salir de una relación que me había dejado un poco desordenada. Si, no fue una "relación" con todas las letras aunque dolía como si lo fuera, pero no iba a explicarle eso. Aparte de todo estaba el hecho de que aunque me atraía un poco, no sentía nada especial hacia él. Ni cosquillas, ni mariposas ni nada de esas cosas que sentía con.... Negué con la cabeza una vez más.

Ya basta de pensar en él, Carolina. Me regañé a mi misma. Él estaba muy tranquilo con Martina, o eso imaginaba, la cuestión era que le había prohibido a Valentina y a Karol que me hablaran más sobre él. Ya era hora.

Volviendo a Lionel, le contesté que estaba un poco ocupada, lo cual era mentira, me estaba aburriendo como una ostra.

Lionel: Al menos ¿puedo verte en noche vieja? Porfa.

Suspiré y le conteste un "Claro!" no podía rechazarlo todo el rato, aparte que me agradaba su compañía -estando sobria-

El último día del año fue un ajetreo, entre los preparativos de la fiesta que se haría en casa y vendrían muchas personas, la comida, la peluquería, y arreglarnos, así que se pasó volando. Los invitados comenzaban a llegar, la mayoría familia de Tania y Tatiana, (ya que la familia de mi padre y mía eran de Barcelona) y unos cuantos amigos más. Mi padre me presentaba con todos como su hijita hermosa y todos estaban encantados conmigo. Tenía que sonreír falsamente porque, a decir verdad, sentía que no encajaba con esas personas muy estiradas y educadas. Tatiana estuvo pegada a su novio que, luego de tres años, pasaba el fin de año con ella y Lionel quedó en ir más no me dijo cuando, por lo que yo me sentía aburrida.

Hablaba por whastapp con las chicas, eran apenas las 5 de la tarde en México y se estaban preparando. Mi madre igual así que no quise molestarla demasiado. Nuevamente me invadía la nostalgia, quería estar con ella y preparar la cena de las dos, o de los cuatro, en este caso.

¿Que estaría haciendo Agus? De nuevo mis pensamientos iban a él, como siempre. Seguramente estaría con Martina.

¿Me desearía al menos un feliz año nuevo? No lo creía, reí con amargura, ni una feliz navidad pudo escribirme.

-¿Quiereis otra copa de champagne, guapa?

-No, gracias -dije sin voltear a ver a quién me ofrecía.

-Que genio..

Quién se me acercó se fue por donde vino. Sentí vergüenza por lo amargada que estaba siendo pero era gracias a lo mal que me sentía en el lugar. En lineas generales no lo había pasado mal, de hecho me había hecho bien el cambio de aires, pero era justo ese momento cuando más deseaba estar en México.

Salí a la terraza por aire fresco, era muy linda, la vista era grandiosa y lo mejor era que estaba solo.

Justo lo que necesitaba.

Encendí un cigarrillo, desde el día de la graduación cada noche me provocaba uno. Faltaban solo 30 minutos para que el año terminara y como hacía cada último día del año, reflexioné. El 2016 -o al menos los últimos meses- habían sido una total locura. Mi madre cansándose, Agus viviendo en mi casa, Jorhe engañándome, de nuevo Agus colándose para, esta vez, desordenarme el mundo. Conocí el amor y el desamor en un lapso estúpidamente corto ¡y ni siquiera el susodicho me quería!

Me limpie las lágrimas que cayeron en ese instante, me iba a permitir llorar una última vez, pero una vez que el reloj marcara las 12 y llegara un año nuevo, guardaría todos esos sentimiento que sentía en un cajón y de ahí no saldrían más.

Iba a olvidarme de Agustín Bernasconi aunque viviera bajo el mismo techo. Me concentraría en alguien más, saldría y conocería personas.

Si, eso haría.

Desde la terraza veía a las personas caminar por las calles, saludarse, abrazarse y otros con prisas para llegar a sus casas. Estaba absorta en mis pensamientos, no tenía idea de cuanto faltaba para que acabase el año, ya lo sabría cuando escuchara los fuegos artificiales y el bullicio de la gente.

En la calle, vi a una pareja acercarse corriendo y abrazarse, el la alzaba a ella y ella le daba un sonoro beso. En chico sacó de su espalda un enorme ramo de rosas y se lo entregó, la chica, emocionada, cogió el ramo y volvió a abrazarlo. Se veían felices, y en vísperas de año nuevo en un país como este era muy romántico ¿por que a mi no me pasaban esas cosas?

Por primera vez me había enamorado y él nunca me regalaría flores. Suspiré con nostalgia. Joder que lo extrañaba..

-Caro...

Todas mis terminaciones nerviosas se paralizaron en el mismo instante en que escuché esa familiar voz.. ¿Estaría alucinando? ¿Me estaría volviendo loca? Pero sentía una fuerte presencia a mis espaldas y temblé .. No podía ser.

Giré lentamente con ojos como platos y lo vi. Agus me miraba desde el otro extremo de la terraza con las manos en los bolsillos de su pantalón de traje, la cabeza medio gacha y una pequeña sonrisa en su rostro.

-Agus..

-Hola-esta vez alzó la mirada.

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Alqiqisksjjdkkwkwk

Estado: Esperando a que se junten entre ustedes y planeen mi muerte por que las dejé en suspenso.

Ya me acostumbre a los comentarios odiandome igual 😂😂😂

Y bueno... ¿Como estuvo su día? ¿Todo bien? ¡Eso espero!

Porque si se que van a matarme por dejarles en suspenso... Me matarán el doble cuando lean lo siguiente:

- Quedan 7 capítulos para el FINAL.

Mi Hermanastro | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora