12. Martina.

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Carolina Pov's

Quedé estupefacta ante sus palabras.

Mis labios aun cosquilleaban con ese beso que.. que.. ¿Que Carolina? Ese beso no significa nada. Él solo quería estar seguro que tan bien nos salía antes de hacerlo frente a los demás. Solo me tomó por sorpresa.. Si, era eso.

Él ya estaba en el auto, esperando por mi. Y yo como tonta ahí paralizada.

¡Vamos, Carolina! Actúa con naturalidad y tratalo con frialdad.

Moví mis pies y entré por la misma puerta que él hacía un momento, haciendo que él se rodara. Traté de ignorar la debilidad de mis piernas

¿Que me pasaba? ¡Pareciese que me hubiesen dado mi primer beso!

Aunque, nadie nunca me había besado de esa forma tan.. tan.. pasional. Reí para mis adentros.

Solo está actuando, Carolina. No olvides que es.. Tu hermanastro.

Voltee a verlo al tiempo que él giro su cabeza, también viéndome.

— Carolina. —él suspiró y comenzó a decir. — Te pediré que, cuando lleguemos, reserves todos tus encantos sólo para mi.

—¿A que te refieres? —pregunté confundida.

—Habrá muchos hombres que no dudarán en echarte un ojo, aunque sepan que eres mi novia. Y te prohíbo que coquetees con alguno, de hecho, no quiero que te separes de mi.

Ok, esto si me había enojado. Funcí el ceño.

—¿Quién te crees que soy yo? ¿Una fácil?

—Eres Carolina Kopelioff. —sonrió encogiendose de hombros, como si eso respondiera a cualquier pregunta.

Eso me hizo hervir la sangre y simplemente no puede frenar mi mano, la cual fue a dar en su mejilla, dejándola levemente roja. El se frotaba, sorprendido por mi arrebato, y le señale con el índice.

—A mi tú me respetas ¿estamos claros? Estén o no estén tus amiguitos, seas o no seas mi hermanastro, Agustín. Respetame como mujer que soy. —le espeté apretando la mandíbula con fuerza tratando de contener la furia.

Tomó mi dedo con su mano y lo bajó, negando con la cabeza, con el rostro apacible.

—No vuelvas a hacer eso ¿vale?

Solo me dijo esas palabras y me dio un rápido beso en los labios que me tomó por sorpresa.

Oí una puerta cerrarse y unas llaves. Se había subido el chofer sin yo darme cuenta.

—Hey, Peter ¿Cómo va todo? —Lo saludó como si todo estuviera excelente.

Era un señor mayor y uniformado.

—Querido Agus ¿muy bien y a ti? —lo saludó también con la misma confianza. — Los chicos te han estado esperando. La señorita Martina más aún. —rió.

—Eh Peter —carraspeó y se rascó la nuca. —ésta es Carolina, mi novia. —me presentó, entrelazando de nuevo nuestras manos.

El hombre dejó de reírse, me saludó y se disculpó apenado. Al parecer no estaba al tanto de las últimas noticias.

En el trayecto a la casa de playa, Agus, en voz baja, me explicó que la casa era de la familia de Martina, y debido a que sus familias se conocían y habían ido muchas veces hasta allá, se sentía familiarizado y en confianza. Extrañamente me apretó las manos y me pidió que no me sintiera intimidada por ello.

—¿Y que diremos si nos preguntan como nos conocimos?

—Ya está pensado. —susurró. —Eres hija de una amiga de mi padre y a través de ellos nos conocimos. Luego nos gustamos, nos quisimos, hace unos días comenzamos a salir y aquí estamos.

—¿Y ya?

—Y ya. ¿Que quieres? ¿Una historia de princesas? —río con burla. Yo bufé mientras veía como cruzábamos una esquina con casas y apartamentos de lujo

—Oye y... ¿Que tal el día que la tipeja fue a casa?

El suspiró, fastidiado.

—Ese día no pasó nada, sabía que estabas en la habitación de al lado y no quise ser un descarado. —se explicó.

—Wow, ¡que conciderado!

—¿Me dejas terminar? —me fulminó con la mirada.

—Prosigue.— él desvió la mirada.

—Yo.. Se lo hice saber a Martina, se enfureció y peleamos. Se fue dando un portazo.—me miró — Pensé que habías escuchado todo, hasta que te encontré en la piscina y me preguntaste que tal la había pasado. Sólo te seguí el juego. —rodó los ojos.

—Te odio.—le pegué en el brazo sintiendo un poco de alivio.— Y yo que casi me reviento los tímpanos en mi habitación con un concierto de Metallica a todo volumen.

—¿Te gusta el Rock?—preguntó con deje de curiosidad.

—Oh si, pero no a modo que martillen mis oídos.

El rió, pero ésta vez sinceramente. Tal vez sería por el nuevo ambiente, otra ciudad, pero se veía relajado a diferencia que en el taxi y además, endemoniadamente sexy.

Recordé el sueño que tuve la noche del lunes y como esa boca sexy se perdía en mi pezón y como lo rozaba con su lengua áspera y caliente.

Me mordí el labio inferior y quise golpearme ante ese pensamiento.

Relajate, Carolina. Deja de pensar boludeses.

Quise preguntarle si Martina y él había terminado a raíz de ese encuentro, pero no podía ser tan entrometida y lo dejé pasar. Seguimos platicando y sin darme cuenta, ya entrábamos a la enorme casa de playa. Era realmente hermosa. Moderna pero con un estilo muy playero, grandes ventanales, terraza, y detrás se alzaba el mar, propinandole a ésta una vista increíble, y yo, como propia estudiante de Arquitectura, estaba fascinada.

Mientras caminábamos a la entrada la puerta principal se abrió en dos y de ella salió la misma mujer frívola que había ido de pasada a la fiesta de mi madre y el padre de Agus. Irónicamente traía un vestido negro, pero esta vez era playero y muy transparente.

—¡Pensé que no llegarías nunca, Agus! —se acercó y lo abrazó.

La cara de Agus era de incomodidad. Lo tomé de la mano de forma automática y eso hizo que la obligara a separarse.

—Hola Martina, ella es Carolina. Mi novia.

La mujer en cuestión volteó hacia mi y me miró de arriba a abajo y yo por fin pude detallarla mejor. Ella era muy alta, muy delgada pero hermosa, como una típica Miss. Piernas kilométricas, cintura estrecha, pechos refondos, ojos cafés claros y su cabello era como los que salen en la publicidad de Shampoo: sedoso y hondulado.

—Hola, Carolina. — me dedicó la más fingidas de las sonrisas.

Bien, la mujer a la luz del día era mucho más hermosa y tenía una confianza en si que opacaba todo.

Miré mi atuendo, tenía un cómodo vestido de flores con algo de encaje y unas sandalias bajas. Me había atado el cabello en una cola de caballo pues al fin y al cabo íbamos a viajar ¿no? No tuve mucho tiempo para prepararme y preferí algo cómodo.

Pero al ver a esa mujer de cerca y sin reflectores neón, entendía por que a Agus yo le parecía una simple «niñita»

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Hola... :'3 Bueno, solo diré la meta ya que no tengo ningún otro aviso o... Si, si lo tengo :v

Muchas de ustedes han logrado averiguar mi numero de teléfono por medio de otros libros y me mandan mensajes de WhatsApp diciendo que siga está novela :'3 se pasan, pero así las quiero, bonitas ♥

Meta: 120 votos.

Últimamente estamos cumpliendo las metas a full, y gracias ✔✔

↪ Bye ↩

Mi Hermanastro | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora