16. Fiesta en la terraza.

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Carolina Pov's

Martina me soltó la mano rápidamente cambiando su expresión de ira por una sonrisa, aunque en sus ojos aun tenía lágrimas lo saludo con los buenos días. Él le respondió sin apartar la mirada de mi que aún tenía cara de perpleja, se acercó y tomandome de la cara y me dio un beso que me dejó flotando en las nubes. Las palabras de Martina hacía un momento se alejaron de mi mente sin más.

—Esta noche habrá fiesta en la terraza ¿les dije? —interrumpió la mujer, que ya se había limpiado los ojos y volvía a estar radiante.

—Okey. Gracias por informar. —respondió y me miró. —¿Vienes conmigo un momento?

Y sin decir más tomé la mano que me ofrecía y temblorosa como estaba, bajé de la butaca, siguiéndolo en dirección a la habitación de nuevo. A la maldita habitación de nuevo.

—¿Que te estaba diciendo Martina, Carolina? —Exclamó una vez se cerró la puerta, y realmente se le vio muy enojado.

—Eh, nada importante. Yo..

—¡Dime! —gritó, furico.

Respiré hondo tratando de recoger el valor del suelo. Se lo diría, al fin y al cabo, los del problema amoroso eran ellos dos.

—Ella asegura que aun la amas. Que me utilizas para ponerla celosa. Y que no hay manera de que me ames a mi porque...

—¿Porque qué?

—Nada, mejor olvidalo .—me giré hacia el ventanal.

—¿Porque qué?—insistió. Yo resoplé.

—Porque piensa que es imposible que nos amemos de "esa manera" tan rápido. Está segura que debe ser fingido.

Alguna fuerza sobrenatural me impidió que voltease y me perdí su reacción ante eso.

—Se te da realmente bien el papel, pero me temo que, a sus ojos, caímos en una sobreactuación.

Oí gruñido de su parte.

—No creas en todo lo que ella diga, solo tomalo como sugerencia. —giré a verlo.

— Agus yo solo pienso que, tal vez, ella te conozca más de lo que tu piensas, conoce tu forma de amar y...

En segundos el corrió hacia mi colérico, y me tomó por ambas muñecas.

—Nadie conoce mi forma de amar pues nunca me he enamorado. ¡Y ni pienso estarlo! Pero eso no quiere decir que no se como se comporta una persona cuando se enamora, y dejame decirte que parecen estúpidos.

—¡No son estúpidos! ¡Son felices!—grité sin pensar lo que decía.

El bajó mis manos pero sin soltarlas las examinó. Frunció el ceño al ver marcas de uñas en mi muñeca y las frotó tratando de aliviar el dolor.

—Maldita sea Martina.

—Ya déjalo. —traté de apartar la mano pero él me lo impidió y siguió acariciando.

—¿Tú eres feliz, Carolina? —preguntó de repente. Eso me había tomado desprevenida.

—Pues claro que si.

—¿Y que es para ti ser feliz? —volvió a preguntar, y yo hice una mueca, pensando. Me distraía sus dedos acariciando suavemente mi muñeca.

—Es.. es cuando te sientes pleno, satisfecho y amado, como si nada más te faltase. Es tener a tu lado a la persona que amas y que te ame de igual manera, es querer cuidar y proteger y sentirte cuidado y protegido. —sonreí distraídamente. — Es...

Mi Hermanastro | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora