15. Conversación de Carolina y Martina.

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Carolina Pov's

Con intención de retrasar el tiempo, me ocupé de recoger mis cosas y entrar al baño a colocarme una pijama. Pero la verdad era que estaba temblando de anticipación...

Me vi al espejo tratando de ordenar mis pensamientos: De primera cuenta yo nunca antes había dormido con un hombre que no fuese mi novio, sin contar que con Jorge nunca me había sentido así, tan... ¿tan qué? ¿tan nerviosa, ansiosa y excitada? Creo que me quedo corta para como me estaba haciendo sentir Agus.

¿Me gustaba mi hermanastro?

No, eso no podía ser.

No iba a negar que estaba guapo, era sexy, imponente, seguro de si mismo y tenía una cara y un cuerpo por el que cualquier mujer pelearía ¿pero gustarme? Já. Reí histérica. ¡Estaba hecha un lío!

Por otro lado, estaban las atenciones y cariños que me daba frente a sus amigos, que pa' no echar mentiras, se sentía bien. Demasiado bien para lo que estaba acostumbrada.

Era tan bueno en eso que lograba hasta que disfrutara de su atención olvidando que solo fingía, al menos por un rato.

Porque luego venía con su actitud tan pedante y fría estando a solas conmigo y la realidad me pegaba de frente. Era algo a lo que debería haberme acostumbrado, pues desde que nos conocíamos siempre me trató así.

Entonces ¿por qué ahora le hacía puchero al espejo y me arrancaba unas ganas de llorar?

Estás muy mal, querida. Me dijo una voz en mi interior.

¡No! Yo... yo debía frenar esto... Estaba Jorge, mi novio, él me amaba y no se merecía esto. Ya casi había cometido un gran error al acostarme con Michael y no pensaba cometer otro embobandome con.. con mi hermanastro.

Hice una mueca.

Debía volver el tren a sus rieles si no quería una tremenda colisión. Debía mantener las cosas con Agus de nuevo a raya, ya sólo faltaba un día para irnos y todo acabaría.

Pero de momento la Carolina engreída, como la llamaba Agus, debía volver.

—¿Te fuiste por el escusado acaso? — oí a Agus. Abrí la puerta fulminándolo con la mirada y lo dejé pasar. —¡Al fin!

—Espero tengas más suerte que yo y te trague el excusado.

15 minutos después ya me había acostado en un lado de la cama de espaldas. Él aun seguía en el baño y cada minuto que pasaba sentía como el corazón quería salir. Hasta que oí la puerta abrirse.

Agus caminó hasta la cama y yo me hice la dormida. Pero quedé intrigada cuando lo escuché tomar las sabanas y alejarse de la cama.. ¿Se iría? ¿A donde? ¿Con Martina?

Ese último pensamiento me hizo levantarme de un saltó, pero apreté los ojos cuando lo vi colocar las sabanas en el mueble de madera que se veía tan incomodo y acostarse.

—¿Que haces? — él levantó la vista.

—Acostarme.

—¿Por qué ahí? Digo.. La cama es grande.

—No lo sé, quizá tenías razón y es mala idea.— yo me levanté yendo hasta él y en un impulso loco cogí las sábanas y las halé. —¿Que haces, niña?

—No me vas a hacer sentir culpable, Agus. Vas y te acuestas del otro lado de la cama. Es lo bastante grande como para que... pues estemos ahí —tragué saliva.

El pareció pensarlo, realmente pensarlo muy bien. ¿Tan mal le sería compartir la cama conmigo? Finalmente resopló con frustración y se levantó, yendo a la cama. Luego de acostarnos, a cada extremo de la cama, nos deseamos un frío «Buenas noches»

Mi Hermanastro | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora