22. Culpa.

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Carolina Pov's

De camino a casa mi madre no dejaba de hablar de lo bien que se la habían pasado en su luna de miel, ajena a la tensión que había entre Agus y yo.

—.... En el crucero a Agustín le dieron alergia los mariscos. Hubieses visto su cara roja e hinchada. —se volteó y le pasó una mano por la mejilla. —Pero los paramédicos actuaron rápido y no pasó a mayores. ¿Ustedes que tal?

—Bien. —contestamos al unísono.

—Wow, eso me alegra. —sonrió.

***

A eso de las 17:30 hrs, nos sentamos para nuestra primer cena «en casa como una familia»

Agus se mantenía a raya mientras mi cara denotaba que no quería estar aquí, mi madre no dejaba de hablar y el señor Agustín, que era más perspicaz, sólo analizaba. Le tomó la mano a mi madre haciéndole una señal con la cabeza y ella dejó de hablar.

—Chicos.. ¿va todo bien?

—Si. —volvimos a responder juntos, mi madre suspiró.

—Se que no se sienten bien viviendo juntos, lo sabemos. Pero hicimos esta cena porque deseamos que nos unamos como una familia. Pueden hacer un esfuerzo y llegar a conocerse un poco, no digo que se harán inseparables, pero al menos podrían sobrellevar las cosas. Eso nos haría felices.

Si supiera.

—¿Carolina? ¿Agus? —nos vimos las caras. Él suspiró frustrado, realmente incomodó con la situación y volteó la mirada. Esperaban una respuesta pero la esperanza que había en los ojos de nuestros padres se fue apagando.

—Haré lo que pueda. —soltó al final y vi como su papá sonreía con tristeza, sin ganas.

—Gracias.

***

Más tarde esa noche el timbre sonaba insistente. Bajé las escaleras pero Agus ya se encontraba abriendo la puerta. Al ver de quién se trataba, palidecí.

—Oh, tu eres Jorge ¿no? —oí decir.

—Tu debes ser Agus.

—¡Mi amor! —corrí y me lancé a sus brazos. Lo había extrañado, si. Pero más quería terminar con ese encuentro. —¡Te extrañé mucho, bebé!

—Y yo muchísimo más a ti. Debiste estar muy ocupada para no contestar mis mensajes. ¿Terminaste la maqueta?

—Yo... Um, si.

—Pero hoy fui a buscarte en la U y no te vi, me dijeron que faltaste.

Ok, esto me estaba poniendo nerviosa.

—Es que.... Me sentí mal y.. Vicky la llevó por mi.

—Oh, bebé. ¿Por qué no me avisaste? Hubiese venido a verte temprano.

Alguien tosió con fuerza y los dos volteamos a ver a Agus.

—Seguro no quería contagiarte, a mi me contagió una tos terrible.— dijo entre tos y tos con drama.

—Claro, la verdad no me importa si me contagia.. ¿Puedo subir? —volteó hacia mi— Quiero que hablemos.

—Um, claro.

Al llegar a mi habitación los nervios se apoderaron de mi ¿que querría hablar? Y si sabía lo de....... No, imposible. Agus me había dado su palabra. Aunque confiar en él era básicamente un peligro.

Una vez dentro yo me senté en la cama y él a mi lado.

—¿Y que era eso que querías decirme?

Él sonrió, tan único, con tanto amor que me dio un vuelco al corazón.

—Decirte que te amo, y que eres la mujer que me tiene sin sentidos. Te eché de menos.

Eso había sido un golpe bajo. Yo no había pensado en él ni un instante, y si venía a mi mente rápidamente lo apartaba. Mis lágrimas se aglomeraron en mis ojos, me sentía la peor de las personas, me sentía sucia. Lo había engañado ¿y él que hacía? sentarse junto a mi, y decirme lo mucho que me ama.

—No llores mi amor. —me abrazó y no pude contener más los sollozos. —Amor ¿que pasa?

¿Estaría bien decirle la verdad? Se merecía saberlo. Lo que no se merecía era a una novia como yo.

—Jorge.. Yo..

—¿Tú qué?

Me apartó el pelo de la cara depositando un beso en mi frente.

—Yo.. Yo también te amo.

No pude, sólo... No me salió. Era una idiota. Una cobarde. Una mentirosa. Una infiel.

El me sonrió y me besó nuevamente. Quería desearlo, necesitaba sentir ese calor que ya había experimentado y sabía que existía en mi. Lo tomé del cuello y lo atraje hacia mi con urgencia.

Necesitaba que me hiciera suya con pasión, que me llevara hasta el borde y explotara de placer. Y si no era así, ya no me importaba. Me conformaría con ser suya, darle placer y estar en sus brazos, para él. Se lo merecía. Lo que no se merecía que le hiciera daño por algo que tal vez ni tuviera la culpa. Lo de él era amor, era mi primer amor y procuraría que lo fuera siempre, no valía la pena perderlo por un desliz de placer que probablemente duraría unas pocas semanas.

Cuando metí mis manos por debajo de su camiseta él se apartó echándose para atrás, haciéndome besar al aire. Abrí los ojos lentamente y lo vi pasarse una mano por el pelo.

—¿Que pasa? —pregunté, confundida.

—Es que, debo irme hermosa. Tengo un montón de cosas que hacer. Lo siento. —se levantó rápidamente y camino hacia la puerta.

—¿Que cosas? —me levanté y lo seguí.

—¿Te llamo mañana tempranito para verte? —apresuró él, ignorando mi pregunta salió al pasillo.

—Um, claro, no te preocupes. Te acompaño a la puerta.

¿Me había rechazado? ¿Jorge Lopéz me había rechazado? ¿Mi novio?

Me tomó de la cara al verme fruncir el ceño y me lo besó.

—Eres la mejor novia del planeta entero. Te amo, bonita.

Una vez lo vi montarse en su auto arrancar y perderse por la calle, me recargué a la puerta del recibidor. Quería reír de impotencia.

Mi novio había huido de mis besos... ¿Ya no me deseaba? ¿Se habría dado cuenta que todo este tiempo fingía? ¿O se notaba en mi cuerpo que le había sido infiel?

No.. No podía ser. Tal vez me lo estaba imaginando todo o la culpabilidad me estaba jugando una mala pasada. Seguramente era cierto que debía irse a hacer algo importante y yo sintiéndome como delincuente que atrapaban con la manos en la masa.

Debía frenar esto. Debía sacar a Agus de mi mente y de mi cuerpo cuanto antes.

Precisaba volver a la tranquilidad de la que gozaba antes de que los Bernasconi vinieran a vivir aquí.

Iba a olvidarme de la existencia de Agustín Bernasconi e iba a recuperar a mi novio.

Tenía mucho por hacer.

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Ahora subo el otro!! Es que tuve problemas con algo de "copia local". Cosa que no me dejaba actualizar :v, averigué y ya lo solucioné :'3

Bye, bye.

8/10


Mi Hermanastro | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora