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Narra Dail:

El maldito de Isedo no ha venido hoy a la hora que acordamos el día que me visitó, la única manera ahora que tengo para poder salir de aquí, es provocando al guardia que tiene el dichoso botón rojo, pero también me juego un poco la vida, necesito quitarme la dichosa pulsera con lo que sea.
Miré a mi alrededor buscando algo que me pudiera servir como palanca, nada, suspiré algo impaciente, y fue ahí cuando pensé en la pata metálica de la cama.
Me levanté y antes de hacer nada miré a través de los barrotes de la celda, al fondo del pasillo pude ver a dos guardias hablando y riendo a carcajadas, rodeé los ojos y mi mirada se desvió hacia mi posible salvación. Me senté en el suelo y levanté la cama como pude con una mano mientras la otra, donde estaba la pulsera, la dejé bajo la pata, comencé a dar golpes fuertes y bastantes sonoros, pero estaba tan concentrado que no me percaté de ello.

—Viene— oí de fondo.

Me levanté corriendo del suelo y me tumbé sobre la cama como si no hubiera pasado nada.
Oí unos pasos apresurados, bastantes sonoros y pesados llegando hacia mi celda, se paró.

—Tú chico— era la voz grave de un guardia.

Levanté un párpado haciéndome el dormido.

—Yo, que— le contesté.
—¿Qué estás haciendo para provocar tanto ruido?— dio un golpe fuerte con su porra sobre varios barrotes de la celda.
—¿Ruido?— me hice el inocente— estaba durmiendo y has sido tu quien me ha despertado con estas voces— me hice el molesto.
—Venga, Buecae, ¿con quién crees que estás hablando?— se apoyó en los barrotes.
—Con un tipo muy pesado que no me deja dormir— verdaderamente me estaba riendo de él.
—¿Quieres que pulse el botón?— dijo sacándolo del bolsillo.
Alcé una ceja mientras sonreía desafiándole —Hazlo.

Justamente cuando lo pulsó, me quité la pulsera tirándola al suelo.
El sonido ensordecedor de una sirena, abarcó todo el pasillo acompañada por una luz roja parpadeante que había colocada en la pared, las rejas se abrieron todas a la vez, los presos escaparon desesperados, pero fueron electrocutados por la pulsera metálica cayendo bruscamente al suelo mientras que gemían de dolor.

Salí corriendo de allí empujando al guardia al suelo, el cual al caer, se dio un golpe brusco en la cabeza, quedándose inconsciente en el suelo.
Algún que otro guardia me vieron pasar de largo velozmente y tardaron en reaccionar al verme.
Tenía a cuatro hombres detrás mía gritando como locos, pareció ser que hoy era mi día de suerte, uno de los presos iba a salir hoy del recinto, así que me encontré las puertas de la salida abiertas de par en par, pasé por el lado del chico dándole un leve empujón y salí de allí siendo cubierto por una gran luminosidad que abarcó mis ojos, seguía corriendo hacia delante mientras que adaptaba mi vista a la luz del sol, oí un disparo de fondo, un fuerte dolor abarcó todo mi brazo izquierdo, me habían dado en el hombro, gemí de dolor mientras los maldecían entre dientes y con la otra mano presioné la herida.
Realmente había cogido el día más apropiado para salir de allí, el portón estaba abierto dándole paso a un autobús negro lleno de presos, aumenté la velocidad hasta que finalmente me encontré de lejos a un coche que venía de frente, cuando estuvo cerca lo paré provocando que diera un frenazo y me monté en el interior sin importarme quien hubiera dentro.

—¿¡Dail!?— era la voz de Milda.
—¡Corre, arranca!, ¡VAMOS!— le ordené mientras presionaba con más fuerza la herida.

Dio la vuelta bruscamente dando un volantazo y desaparecimos de allí a toda velocidad.

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¡Hola!
Siento en tardar tanto en subir capítulo, para recompensaros por la espera, subiré el siguiente hoy mismo.

Espero que os guste.

¡¡Hasta lueguii!!

Att: Malignaconswag

¿Te acuerdas de mi? TRILOGÍA VENGANZA II (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora