46

18 9 4
                                    

Narra Laumi:

Dejé a Milda sola en la habitación donde nos "refugiábamos" de nuestros rehenes, necesitaba mover las piernas, estaba cansada de estar allí, así que por mi cuenta salí de ahí.

Me había perdido por el hospital, había bajado y subido muchas escaleras y recorrido demasiados pasillos, alguna que otra vez pensaba que estaba andando en círculos, todo me parecía igual.
Mientras andaba, miraba mis pies. Suspiré.

—Hecho de menos a mis preciados zapatos de tacón— pensé en voz alta mientras entrecerraba los ojos.

Seguí andando, hasta que me paré en seco al ver a lo lejos un pasillo muy iluminado por muchas luces de emergencia, el único de todo el hospital, pero lo que más destacó fue las dos siluetas de hombres en medio de aquel pasillo. Me escondí.

Oí de lejos la voz de Dail y creo que también la de Isedo, por sus tonos de voz, no parecía que entablaban una conversación agradable, es más, ¿qué estoy pensando? Nunca se llevaron bien, y ahora están juntos, esto me hacía sospechar. Todo me parecía muy raro.

Decidí investigar las habitaciones de aquel pasillo, así que sigilosamente y sin que lograran verme me acerqué a aquel pasillo y me dirigí a una de las habitaciones, abrí la puerta y miré hacia la dirección donde estaban aquellos dos, por suerte, estaban de espaldas hacia mí, así que pude actuar con total tranquilidad.

Entré al interior de la habitación, nada, sólo dos camillas, objetos típicos que hay en los hospitales, medicinas, ya os hacéis a la idea. Salí de allí y me dirigí a la siguiente habitación, ¡sorpresa!, en una de las camillas había una persona, me acerqué con cierto temor, pero también con gran curiosidad, así que me asomé para ver el rostro de aquella persona y vi que se trataba de Steny.
Me sorprendí.

—¿Qué hace aquí? — me pregunté al verla, pero después negué con la cabeza y sonreí.
—No importa— pensé en voz alta— he de llevarla ante Milda— dije acercándome hacia la camilla donde se encontraba Steny, por suerte, esta tenía ruedas, así que me era más facil llevarla sin realizar ningún tipo de esfuerzo sobrehumano.

Sin pensármelo dos veces empujé la camilla y la saqué de allí.

«Recompensa, recompensa» sonaba en mi cabeza.
Claramente no hacía todo esto por Milda sin nada a cambio, accedí en ayudarla porque me dijo que me daría lo que más deseaba, a Siul.
Si, a él, ¿sorprendidos?, ¿por qué creéis que le hacía bullying a Steny?, ella era la que siempre estaba cerca de él, y yo nunca tuve la oportunidad de decirle ni un "hola", eso me enfurecía y en aquellos tiempos, pensaba que haciéndola pasar mal él se fijaría en mí, pero lo único que conseguí fue que se alejase más, ¿por qué creéis que trabajo en su puticlub?, ¿por gusto?, no, sólo por estar cerca de él, y porque ahí si tengo oportunidades de hablarle, aunque sea sólo de trabajo.
Siempre he odiado a Steny por ello, si por mi fuese, teniéndola ante mi ahora mismo, ya la hubiese matado, pero Milda está tan obsesionada por causar su muerte con sus propias manos que no puedo hacer nada, pero al menos, tendré esa satisfacción de verla morir. Dos pájaros de un tiro.

—Mi querido Siul— pensé en voz alta con una sonrisa dibujada en el rostro.

Abrí la puerta de la habitación donde se encontraba Milda empujando la camilla, se sobresaltó al verme.

—¿Qué ocurre?— se levantó de un salto.
—La he encontrado— dije con una sonrisa enseñando los dientes.

A ella se le iluminaron los ojos, incluso juraría que quería saltar de la emoción, pero mantuvo la compostura.

—Llévala a donde están todos y átala en la camilla— me ordenó— iré en busca de Dail— todo esto ya tendrá su fin— dijo en un susurro antes de salir corriendo por el pasillo.

Narra Isedo:

—Puto dolor de cabeza...— dije mientras que me levantaba del suelo.
—Hijo de puta— dije pensando en Dail.

De repente, tuve una mala sensación, me giré en el sitio y vi que la puerta donde se encontraba Steny estaba abierta.

—No...— dije en un susurro mientras me dirigí corriendo hacia la habitación.

Lo que me temía, no estaba.

Me llevé las manos a la cabeza para después deslizarlas hacia la nuca, ¿cuánto tiempo estuve inconsciente?, ¿qué hora es? Milda seguramente habrá empezado su tan esperaba venganza con Steny en su poder, necesito ayuda...

—Lindert...— pensé en él, en el grandullón— aún no está muerto, ¡no lo estaba cuando lo sacamos de aquí!— pensé en voz alta esperanzado.

Eché a correr.

«Soy la salvación de todos», pensé.

¿Te acuerdas de mi? TRILOGÍA VENGANZA II (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora