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Narra Steny:

Mis ojos se abrieron cansados de seguir durmiendo y mi barriga rugía como si de un león se tratase, ya no podía aguantar más, aunque la llamada me había afectado y daba por echo que mi vida estaba en juego, no podía seguir encerrada.
Me levanté de un tirón de la cama y subí la persiana, tanta luz de golpe hizo que mis ojos llorasen y mientras que me secaba las lágrimas me di la vuelta y suspiré al ver mi cuarto echo un desastre, me dispuse a recogerlo todo y dejarlo en condiciones, una vez que terminé, llevé conmigo ropa limpia y salí de mi habitación cerrando tras de mi y me fui al baño.
Me miré en el espejo tras dejar la ropa sobre una banqueta, desde luego ojeras no tenía, pero estaba pálida, mi piel no tenía vida y me notaba algo esquelética, respiré hondo y abrí el grifo hasta que la temperatura estuviera acorde a mi gusto, una vez así me metí dentro hasta por debajo de la nariz.

El agua estaba caliente y eso hacía que mis ganas de salir de ahí fueran nulas, pero una voz de hombre me llamó la atención, la curiosidad me mataba por dentro, así que, vagamente y sin ganas, salí de la bañera y me sequé rápidamente, me coloqué mi ropa limpia y me dejé el pelo mojado.

Abrí la puerta del baño y cuando giré la cabeza hacia mi habitación vi a dos hombres de espaldas y a Clady y Melune mirándolos.

—¿Pasa algo?—pregunté sin ganas encaminándome hacia mi habitación.
—¿Estás bien?— me preguntó Clady al verme.
—Si claro, ¿por qué no iba a estarlo? sólo voy a morir— dije irónicamente dándole a pensar que claramente estaba mal.
—Esto...— dijo Nifeo al verme.
—¿Queréis algo?— pregunté al verlos.
—Soy Nielo Lindert— me enseñó el grandullón una placa de policía— vigilaba a Isedo, pero este se escapó— chasqueó la lengua—  quisiera hacerle unas preguntas.

Fruncí el ceño.

Me encaminé hacia mi habitación y se apartaron de mi camino, abrí la puerta y les invité a entrar, me senté sobre mi cama topándome con un cojín de peluche mi zona para que no se viera nada, Nifeo había cerrado la puerta.

—Perdona las molestias— dijo Lindert— tenía que hablar contigo.
—¿Tienes frío?— preguntó Nifeo mirando solo la parte que estaba al descubierto, Lindert le dio una colleja.
—Ten— me dio una nota.

La cogí y la leí, era de Isedo por lo que pude ver.

—Él me ha pedido que te proteja— se sentó en la silla del escritorio— por eso estoy aquí— me miró con seriedad.
—Bien— contesté— miraré si quedan más habitaciones libres— sonreí.
—También tengo algo que preguntarte— hizo una pausa— ¿has hablado con Isedo antes de que pasara todo esto?

Vi de reojo que Nifeo me hacía gestos con las manos para que negara la respuesta, me quedé confusa.

—Y bien...— alzó una ceja mientras me miraba.
—Si— contesté al final.

Ví a Nifeo de reojo suspirar frustrado.

—Esto es todo— se levantó de la silla— muchas gracias.
—No es nada— le contesté.

¿Te acuerdas de mi? TRILOGÍA VENGANZA II (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora