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Narra Dail:

De nuevo nos encontrábamos en la sala de investigaciones, no sabíamos qué hacer con el grandullón de Lindert, yo opté por matarlo, pero Milda se opuso.

—No quiero más problemas— dijo mientras lo miraba.

Se oía de fondo pisadas sobre el charco de sangre, miré de reojo a Laumi quien era la que estaba limpiando todo aquello, se notaba que no había cogido una fregona en su vida. Me ponía nervioso verlo todo tan sucio, tan mal limpiado.

—Sacadlo junto con la basura— se oyó a Isedo de fondo.

Milda alzó las cejas sin mirarlo y apretó sus labios.

—Me parece correcto— dijo mientras se girala para mirarlo a los ojos.
—Qué asco— se le oyó a Laumi quejarse.

Rodeé los ojos y me dirigí a ella arrebatándole la fregona.

—Inútil— escupí.
—Gilipollas— me dijo entre dientes.
—Patética— dije mientras quitaban perfectamente la sangre del suelo.
—Mientras que os peleáis— alzó Milda la voz— podéis seguir trabajando— dijo esto último con una sonrisa forzada.

Asentí con la cabeza y Laumi ladeó mostrando desprecio.

[...]

Ya me quedaba menos que limpiar, sólo faltaba limpiar las herramientas que utilizamos para descuartizar a las personas que descuartizamos del hospital.
Laumi e Isedo se llevaron las bolsas cuyo contenido era partes del cuerpo de aquellas personas a la basura, después volvieron para llevarse con a quería basura a Lindert, claramente, cómo no, Laumi no hacía nada más que quejarse y cuando vio que ninguno de nosotros le prestaba atención comenzó a murmurar cosas a regañadientes.

Me quedé a solas con Milda, era la primera vez que estaba a solas con ella, me encontraba realmente nervioso, pero no podía aguantarlo más.

Narra Milda:

Estaba tumbada en una camilla que había en la habitación donde nos encontrábamos. Estaba cansada, quería dormir, pero estaba algo inquieta.

Saqué el móvil y me metí en la galería para mirar las pocas fotos que tenía de Éneon, pero que para mi, erana sagradas, un mundo...
Estaba loca por él,  pero a la vez me dolía que tuviera que hacer esto por amor, la conversación que tuve con Isedo me hizo pensar, pero, la culpa no es mía, todo podría estar bien si Steny no estuviera en medio, ella es la culpable, ella tenía que morir.

Suspiré y cerré los ojos poniéndome el móvil sobre la cara.

Al cabo de un rato, noté la presencia de alguien a mi lado, abrí los ojos.

—Ya he terminado — me dijo Dail.
— Muchas gracias— le sonreí.

Él también sonrió, pero, no se movió del sitio, comenzaba a mosquearme.
Lo miré con cierto desconcierto.

—Milda, no lo aguanto más — me dijo mientras lo vi que se iba a echar encima mía.

Me levanté corriendo.

—¿Qué haces?— le pregunté asustada mientras retrocedía.
—Milda, siempre te he seguido, te he ayudado, te he protegido...— empezó a decirme mientras se dirigía hacia a mí.
—Yo te lo agradezco...— dije con una sonrisa nerviosa— pero...
—¿No te has preguntado nunca por qué lo hago?— me estaba acorralado, no tenía salida.
—Dail...— susurré.
—Milda— suspiró mi nombre— te quiero — me dijo acariciando mi mejilla mientras me miraba a los ojos.

No supe qué decir, quería huir, quería estar con Éneon.
Noté una mano cálida pasando por debajo de mi camiseta acariciando mi piel.

—Dail, no...—dije al ver su rostro, se mordió el labio.
—Milda, por favor— me suplicó en un susurro y me besó el cuello.
—Dail, para— dije asustada, pero a la vez con firmeza.

Sus labios se posaron sobre los míos al ver que iba a abrir la boca para hablar. Heché la cabeza hacia atrás, pero me fue imposible separarme de aquellos labios carnosos, me gustaba, pero, quería que mi primer beso hubiese sido con Éneon, no con él.
Lo empujé con todas mis fuerzas, pero fue un intento fallido, él era más fuerte que yo y se quedó en el sitio.

—Dail, déjame— pude decirle finalmente.
—Yo puedo tratarte con cariño— me dijo en un susurro.
—No...— susurré al ver que echaba su peso sobre mi para caer al suelo.
—¡ALGUIEN ME ABRE LA PUERTA O QUÉ! — se oyó de fondo.

Laumi, mi salvación.

¿Te acuerdas de mi? TRILOGÍA VENGANZA II (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora