¿Te acuerdas de mi? TRILOGÍA VENGANZA II (Terminada)

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Narra Clady:

Vimos a Siul sobre Éneon con una navaja en la mano.

—¡Éneon!— grité su nombre asustada.

Naúm fue corriendo hacia Siul y lo tumbó en el suelo  dejándolo de nuevo inconsciente.
Éneon se levantó corriendo del suelo hiperventilando y se apoyó sobre la pared colocando su mano sobre su pecho.
Vi a Naúm aún sobre Siul respirando fuertemente.

—¿Cómo coño ha llegado aquí? — se preguntó mientras se levantaba.
—¿Dónde están Melune y Nifeo?— pregunté asustada.

Éneon negó con la cabeza dándonos a entender que no lo sabía.

—Steny... — salió de sus labios.

Naúm se asomó a la habitación donde tenía que estar Steny y me miró negando con la cabeza dándome a entender que no estaba allí.
Miré a Éneon asustada.

—¿Qué ha pasado?, ¿¡dónde está!?— grité.
—Salió corriendo de la habitación al ver a Siul— dijo mientras se tranquilizaba— tengo que ir a buscarla— dijo esto último para después salir corriendo de allí y desaparecer por el oscuro pasillo.

Narra Laumi:

Dejamos a Lindert sentado entre las bolsas de basura y nos dirigimos hacia la salida de emergencia, al entrar dentro del hospital Isedo cerró la salida con una llave que le dio Milda antes de tirar la basura.

Todo el recorrido era silencioso, pero tampoco tenía la necesidad de hablar con Isedo, no nos conocíamos, no teníamos nada de que hablar.

Estábamos llegando a nuestro "escondite" cuando Isedo se paró ante la puerta.

—¿Qué ocurre? — pregunté cuando se paró.
—Dale esto a Milda cuando entres— me tendió la llave— voy a dar una vuelta por el hospital— y dedicándome una sonrisa forzada se dio la vuelta y se dirigió por otro camino.

Suspiré y di dos pasos hasta quedar frente la puerta, la empujé, no se movió del sitio, ¿estaba cerrada? Di pequeños toquecitos en la puerta para no llamar la atención, tampoco, no contestaban. Esta vez las di mas fuertes con el puño cerrado, tampoco.
Suspiré impaciente, finalmente acabé gritando.

—¡ALGUIEN ME ABRE LA PUERTA O QUÉ! — exclamé enfadada.

Al cabo de unos minutos Milda abrió la puerta.

—Baja la voz, ¿quieres?— me susurró fuertemente.
—No hubiérais cerrado la puerta— dije mientras entraba. Me di la vuelta.
—Ten— le di la llave.

Ella me miró con el ceño fruncido.

—Me dijo que te la entregara— me senté sobre una camilla.
—¿Dónde está? — me preguntó mientras se la guardaba en el bolsillo.
—Dijo que se iba a dar una vuelta por el hospital.

Narra Isedo:

Necesitaba despejarme, aclarar mis ideas, aunque dentro del hospital poco iba a despejarme.

Suspiré.

Andé hasta que mis piernas no dieron a más y acabé...¿para qué engañarnos?, parecía que andaba en círculos, todos los pasillos y habitaciones eran iguales, un laberinto sin salida.
Todo estaba en silencio, de vez en cuando oía un pitido transmitido por mis propios oídos u oía la suela de mis zapatos chirriar de vez en cuando sobre el suelo de mármol, junto a esos sonidos que me acompañaban,  se unió uno, me paré en seco.

Alguien lloraba.

Mi piel se erizó y sin pensármelo, me dirigí hacia aquel gimoteo, por suerte, tenía una linterna.
Abrí la puerta, ahora sólo se escuchaban sollozos con intento de ser silenciosos, encendí la linterna y me encontré a Steny sentada en una esquina de la habitación.

Alzó su cabeza asustada.

—Ey, tranquila...— se me partió el corazón al verla con los ojos hinchados.
—¿Qui... quién eres?— me preguntó mientras se sacaba las lágrimas.

Ahí fue cuando recordé que había perdido la memoria.

—Me llamo Isedo— me acerqué a ella— soy tu amigo— me puse de rodillas frente a ella.
—Siento no poder recordarte— hizo una pequeña broma.
—No pasa nada, lo entiendo— le sonreí.

Ella me miraba nerviosa sin saber que hacer.

—Si te molesto, puedo irme— le dije haciendo el intento de levantarme.

Ella me agarró del pantalón.

—No, por favor... no quiero estar sola— dijo en apenas un susurro.

Sonreí.

—Puedo... ¿abrazarte?— le pregunté.

Ella asintió y la abracé con dulzura, gentilmente, como si se tratase de un objeto frágil.

—Gracias— me susurró.