Ganadora en los Ivy Awards 2 puesto en novela juvenil Ganadora en los premios Gothic 2 puesto en novela juvenil Gandora en los premios Life Awards 3 puesto en novela juvenil
Esta historia esta inscrita en los @PremiosGemasPerdidas
Ariadna es una chi...
Salí a la calle, y vi como un coche se acercaba a mi, empezó a disminuir la velocidad, hasta que paro frente a mi.
Era Evan, se bajo del coche y vino directo a mi.
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Estaba guapísimo, la camiseta blanca que traía puesta hacia que esos ojos negros resaltaran todavía mas, y esa barba incipiente, hacia todavía mas atractivo.
No podía negarlo Evan era un chico que te dejaba sin palabras.
- Buenos días Ariadna, ¿Lista para pasar el día conmigo?
- Hola Evan, claro no me ves. Y ¿Donde has pensado llevarme?
- Es una sorpresa, solo te puedo decir que nos queda un camino largo, así que vamos sube al coche y, pongámonos en marcha.
Me subí al coche y Evan se puso en marcha, cuando salimos de la ciudad empezó a acelerar, me estaba empezando a poner nerviosa, estaría mas de una hora, a solas con Evan en un espacio muy reducido.
- Ariadna se puede saber ¿por que ayer me dejaste plantado?
- Estaba cansada, y no me apetecía salir a ningún sitio.
- Estoy seguro de que no estuviste sola ¿Verdad?.
- No, Aiden estuvo conmigo, y vimos algunas películas.
- Mi primo no desaprovecha ninguna oportunidad.
- No deberías pensar mal de el, el me animo a que saliera contigo.
- Bueno, no hablemos mas de el hoy seremos tu y yo.
Pero ya era demasiado tarde, ahora mi cabeza no paraba de darle vueltas al hecho de que Aiden saldría hoy con Sienna, y eso me ponía nerviosa. U si resultaba que ella le gustaba mas que yo, y se olvidaba de mi, una gran tristeza se apodero de mi corazón. Para Ariadna, como puedes ser tan egoísta, tu estas aquí con Evan y, Aiden tiene todo el derecho de salir con quien quiera. El no es nada mío, intente repetirme esta frase en mi cabeza. Ahora tenía que apartar mis pensamientos sobre Aiden y centrarme en mi cita con Evan.
Tras casi dos horas de camino, por fin Evan detuvo el coche. Me baje como pude, ya que las piernas me temblaban.
- ¿Ya hemos llegado?
- Todavía falta un poco, pero a partir de aquí haremos andando.
Pasamos por un camino y cuando llegamos me quede con la boca abierta. Habíamos llegado a una playa, y era preciosa.
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