Capítulo 27 - Turno de guardia

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Canción en multimedia: No good — Anna Clendening


Capítulo veintisiete — Turno de guardia ღ


Después del castigo, entrenar por doble partida y haberme duchado voy al comedor, mi estómago rogando por comida en el camino. Como las otras veces, Amanda ya está sentada en la mesa cuando yo llego. Prácticamente clavo las uñas en la manzana que estoy tomando del buffet al verla. Dejo que esta quede contra mi bandeja, empleando más fuerza que la que debería y haciendo que la botella de agua estuviera a punto de caer. En lugar de tomar uno de los platos saludables y recomendables, me acerco a los postres. Dos natillas, un donuts de chocolate y un pastelito de fresa terminan sobre mi bandeja antes de echar a andar hacia la mesa. Mis pasos son rápidos y decididos, un ritmo lleno de falsa confianza que no pienso borrar. Estoy molesta, una molestia que va en aumento hacia la castaña que siento que está usurpando mi sitio. Sé que es absurdo, me lo digo a diario, pero no puedo evitar sentirlo así que, cuando me siento entre Landon y Kenner, ni siquiera soy capaz de soltar un saludo amigable. Así que prefiero el silencio.

Me hago con la manzana que he tomado y, ante sus miradas y el silencio que ha aparecido tras mi llegada, le doy un mordisco. Ni siquiera en el tiempo que tardo en masticar y tragar alguien vuelve a hablar.

— ¿Qué? —frunzo el ceño al preguntarlo, estoy realmente molesta y no sería bueno que agravasen eso. No cuando estoy viendo la mano de Amanda aferrándose al brazo de Blake como si le utilizara de punto de apoyo.

— ¿Qué ha pasado con la Alisson sana? —Trata de bromear Johnson haciendo referencia a mi bandeja. Siento la forma en la que estoy apretando los dientes, con tanta fuerza que mi mandíbula terminaría doliendo de seguir así. Por lo que me obligo a dejarlo, acomodándome en el asiento para ganar tiempo y, con ello, tranquilidad.

Giro la manzana en mi mano, dándole la vuelta antes de levantarla como si esa fuera la explicación que Johnson necesitara y volver a morder. Es fruta. Sano.

Veo a Johnson humedecerse los labios con nerviosismo y girarse hacia su derecha para decir algo a la persona a su lado, pero, al ver a Amanda ahí, cuidadosamente vuelve a su posición inicial.

— Podéis seguir hablando —murmuro molesta después de tragar—. Si lo que queréis es verme comer puedo mandaros un vídeo como regalo de navidad.

Siento la molestia en mi voz con tanta fuerza que podría golpearme. Sé que el resto lo nota, es imposible que no lo hagan. Landon, sin decir nada, pasa su mano sobre mi brazo izquierdo, ese que todavía mantengo sobre la mesa. Un simple toque que me hace relajarme por completo y sentirme estúpida por dejar que la relación entre Amanda y Blake me molestara. Pero lo hace. Entiendo por qué.

Y eso duele.

— Venga, Alisson, no te pongas así —la voz de Blake interrumpe en silencio. Por un momento podría jurar que mi respiración se ha trabado al pensar que él puede haberlo adivinado, mis ojos cerca de salirse de sus órbitas y la manzana pareciendo estar a punto de caer de mi mano—. Te prometo que hacer guardia no está tan mal, además, a las seis termina.

Respiro tranquila. Mis hombros pierden la rigidez y acepto su excusa antes de dedicarle una falsa sonrisa.

— Espero.

— Venga, bichejo —Landon aparta su mano de mi brazo para darme un ligero empujón con el puño cerrado sobre la mejilla, algo más cerca de una caricia que de un golpe—. Piensa que el sábado puedes quedarte durmiendo hasta tarde.

Internado MilitarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora