Internado Militar

Epílogo

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7 meses después (EPÍLOGO)

—Blake, mi maleta.

Como un niño pequeño, niega, escondiéndola detrás de él. Me cruzo de brazos, he dejado que me acompañara al aeropuerto para poder despedirnos en condiciones aun cuando llevamos conviviendo desde que nos dieron las vacaciones. Las primeras dos semanas cada uno estuvo más por su cuenta, yo en casa, recorriendo la ciudad con Andrew y Rebeca y haciendo nuevas amistades. Blake pasó las dos semanas con su hermano en Inglaterra. Pero en ese tiempo organizamos un viaje, ese que nos hizo pasar tres fantásticas semanas en Australia antes de tener que volver. Luego nos quedamos un par de semanas más en Atlanta aprovechando que sus padres se habían ido de vacaciones. Fue una lástima no poder ver a Landon en ese tiempo, hizo lo que le gustaba. Se fue a recorrer Latinoamérica con su padre y una tabla de surf.

Las últimas semanas Blake ha estado quedándose conmigo en Portland. Nana es mi tutora legal, pero la custodia no termina de ser totalmente suya. Tiene mi tutela, lo que le permite tener la custodia de mis bienes y ser quien sella mis pasos, pero no me hace estar bajo su guardia y custodia. Es por ello que pude quedarme viviendo con los Bennet después del juicio y ella volver a su mansión a las afueras de Pensilvania. En verano mi casa fue eso, mía. Lo que nos permitió a Blake y a mí pasar unos largos días en los que terminé por presentarle a cualquier amigo que he podido llegar a tener y salir de fiesta por lugares conocidos con él. O, simplemente, ir a cualquier parte de la ciudad. Ambos sabíamos que este verano era nuestra despedida por un tiempo así que aprovechamos, aprovechamos cada momento.

—Tengo que facturar la maleta.

Vuelve a negar—. Todavía queda una hora para que salga tu vuelo.

—Blake —murmuro con pesadez—, sólo voy a facturar, te prometo que no entraré hasta que no queden veinte minutos. Podemos quedarnos tomando algo mientras tanto.

—¿Y si te quedas?

—Ya hemos hablado de esto.

—Pero no quiero que te vayas.

—Volveré en seis meses.

—Por favor —Sigue, sabiendo que va a ser él quien termine cediendo. Hemos hablado demasiadas veces de esto. Me estoy tomando un año sabático, pero no quiero quedarme de brazos cruzados todo ese tiempo. Blake había sonreído con picardía una de las veces que lo comentamos, proponiendo que me alquilara un apartamento cerca de la academia en la que al final sí le aceptaron para poder vernos a diario o, al menos, cada fin de semana. Pero quiero hacer algo más, así que me he apuntado al programa que le comenté tiempo atrás. Seré voluntaria y trabajaré como profesora de inglés en Tailandia hasta febrero. Será bueno, me lo vendieron bastante bien. Me hace falta tiempo para encontrarme a mí misma y lo que quiero hacer con mi vida. Al volver me pondría a mirar universidades y usaría el tiempo que me quedara para hacer alguna extraescolar. Podría volver a tocar el violín como cuando era pequeña o seguir con las clases de Búlgaro.

Tengo que ser yo quien se acerque, apoyo la mano sobre la maleta, tirando con lentitud hacia mí para ver cómo él la va dejando ir.

—No conoces a nadie ahí, ¿y si lo pasas mal?

Sonrío hacia él sabiendo que no es por ser sobreprotector que lo está diciendo. Más bien está usando esa carta como baza para que yo cediera ante su idea. Pero sabe que es lo que quiero, intenta sin presionar. Él nunca me forzaría a tomar una decisión de esa forma.