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Capítulo cincuenta y uno — 2018 ღ (Pov Blake)
Lunes, 1 de enero de 2018 (N/A: La trama de la historia empezó en septiembre del 2017)
Trato de esquivar la lluvia mientras corro hacia la puerta del hospital. Estoy cerca de chocar contra una de las ambulancias que con la fuerte lluvia y la forma en la que uso el gorro de la chaqueta para cubrirme de ella no he llegado a ver hasta estar a menos de un metro del vehículo. Aun así consigo llegar a esas dobles puertas que se abren con el sensor. Doy dos pasos hasta llegar a esas que tengo que empujar para entrar. Estoy completamente empapado cuando llego, eso es lo que me lleva a quitarme la chaqueta y dejarla colgando de mi brazo. Al menos la sudadera que mantengo debajo no está mojada.
Saco el móvil del bolsillo a tiempo para echarme a un lado y que el hombre que acaba de entrar no llegara a empujarme. Le veo dirigirse a toda prisa hacia las escaleras, por un segundo, mi corazón se encoje al prever una de las razones por las que quiere llegar lo antes posible a su destino. Aparto la mirada, desbloqueo mi móvil y entro en la conversación de Landon para revisar la planta y sala a la que tengo que ir. No iba a dejar que viniera solo, no después de haberle llamado en navidad y enterarme de que él no había sido capaz de visitar a su hermana por más de diez minutos ni siquiera el día de nochebuena. Se culpa tanto por eso que reconocerle mientras hablábamos me fue casi imposible.
Subo por las escaleras, sabiendo que hay demasiadas personas haciendo fila para tomar el ascensor. Mis pasos son rápidos, había quedado con él dentro de diez minutos, pero llegar pronto en un momento como este no está de más. Sobre todo porque sé que él debe de haber llegado hace tiempo.
Reviso la bolsa de plástico que sujeto cuando llego a la planta que me había dicho. Me aseguro de que el pequeño conejo de peluche esté seco y que los chupa chusps de fresa sigan ahí. Esos cincuenta caramelos que compré por impulso. Iban a ser un par para que Landon se los diera a su hermana, sólo en caso de que se le hubiera olvidado traer algo, pero luego recordé que habría más niños ahí y no pude evitarlo.
No tardo en encontrar a Landon, sentado en una de las cinco sillas azules que hay frente a la puerta sobre la que se puede ver las palabras que le dan nombre decoradas con distintos colores. A ambos lado de la doble puerta de cristal hay huellas de manos de niños con los mismos alegres tonos. El rubio está cabizbajo, con las manos sobre sus pantalones, un globo de helio atado a la silla y un par de lo que adivino que son cafés sobre la silla a su lado.
"Princesa" pone en el globo.
—Feliz año nuevo —Digo a modo de saludo al llegar a su lado. Ahí es cuando Landon levanta la mirada, se encoje en el asiento y me devuelve el saludo antes de ponerse en pie con pesadez. Toma uno de los cafés, pasándomelo.
—Gracias por venir.
Lo agarro, todavía está caliente cuando le doy el primer sorbo, mantiene un dulce sabor a canela.
—No tienes que darlas —El café está templado, parece un cappuccino. Sea lo que sea, está buenísimo. Me lo termino, tirando el envase a una papelera cercana antes de señalar la puerta—. ¿Listo?
Landon niega y vuelve a sentarse.
—Llevo... —murmura—. Llevo tratando de cruzar esa puerta desde el veintiséis de diciembre. Ella va a preguntarme por qué no he venido antes, no sé qué decirle, Blake.
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Internado Militar
Teen FictionN/A: Este fue el primer libro que escribí, tiene muchos años y lo escribí siendo una completa novata. Sigue aquí por el recuerdo y porque sé que hay muchas personas que le guardan aprecio, pero, si quieres leer algo mío, te recomendaría leer otro de...