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Capítulo cuarenta — Tipos de relaciones y examen físico ღ
El viernes no tarda en llegar y, por una vez, me despierto nada más suena el primer despertador en toda la cabaña. Es el día, el día del examen físico donde la puntuación que llegue a obtener me dejaría cerca de mi primo. Llego a sonreír antes de cambiarme y salir corriendo de la cabaña, más animada que de costumbre.
Tras hablarlo con Blake, los entrenamientos juntos no habían vuelto en estos días, algo que marcó una diferencia mayor de la que había esperado. Mayor porque, salvo en la cafetería, no volvía a coincidir con él ni hablábamos más de dos minutos durante escasos encuentros casuales. Ni siquiera en la biblioteca, cuando yo iba a hacer los deberes o estudiar nos dirigíamos la palabra, aunque allí ya se nos había hecho costumbre. Un corto saludo era lo máximo que compartíamos en ese lugar, luego una mesa separada y costosamente una despedida.
Después de meses, yo había terminado una sesión completa con la psicóloga, sin salir de ahí a los diez o quince minutos para variar. Por una vez, el alivio que sentí cuando mi padre se comportó como tal por una vez me había ayudado a no odiar todo lo que él hubiera tratado para mí. Y, aunque estos días tampoco le había llegado a ver demasiado, me había llegado a preguntar cómo estaba una vez y sonreído con pesadez una segunda. Por algo teníamos que empezar.
Me hago con una bandeja. Sin muchas personas que hacerme tardar, coloco lo de todos los días sobre esta. Una manzana, tostada y café. Lo último siendo una manía que he empezado a tener por culpa de Landon, verle todas las mañanas tomando uno había logrado que me dieran ganas de hacer lo mismo.
Landon es la única persona en nuestra mesa cuando llego, con el codo apoyado sobre la mesa, su mejilla sobre la mano y revolviendo el café con aburrimiento. Me dejo caer a su lado.
— ¿Te han dejado aquí sólo?
Él no se inmuta, sus ojos se mantienen sobre la bebida como si esta fuera la única cosa que su vista pudiera alcanzar.
— ¿Landon?
Es ahí cuando reacciona, levanta la cabeza y pasa las manos por su chaqueta como un gesto nervioso. No es hasta entonces que puedo notarlo, ese vacío en su mirada. Él no está bien.
— ¿Qué está mal?
Esquiva mi pregunta—. Nos han dejado aquí solos. Kenner ha preferido dormir unos minutos más en vez de desayunar, Johnson estaba en la mesa de Amanda la última vez que le he visto y Blake se ha ido hace más de diez minutos.
Aunque sé que su forma de cambiar de tema no es más que otra muestra de necesidad de ayuda, no puedo evitar que las palabras se mantengan recorriendo mi cabeza más tiempo del necesario. Lo ha vuelto a hacer. Blake parece decidido a centrarse nuevamente en hacer todo de la forma más rápida y severa posible. Justo como el mes que pasamos antes de que empezara a entrenarme. Siento que hemos vuelto al inicio, demasiada coincidencia que sea cuando parezco haber dejado de centrarme en los entrenamientos. La idea arde en mi cabeza. Aun así, la aparto, la aparto porque sé que no es algo que deba priorizar, no ahora.
— Cielo —utilizo el apodo que denota tanto cariño y confianza que más de una vez me ha llegado a ayudar a mí a abrirme con las personas, esperando que tenga el mismo efecto en mi amigo—, ¿qué es lo que está mal?
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Internado Militar
Dla nastolatkówN/A: Este fue el primer libro que escribí, tiene muchos años y lo escribí siendo una completa novata. Sigue aquí por el recuerdo y porque sé que hay muchas personas que le guardan aprecio, pero, si quieres leer algo mío, te recomendaría leer otro de...