Capítulo 34

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  Bendigo lo que maldigo. 

Ángel se regresó a Tijuana más pronto de lo previsto, gracias a mi mal carácter. En plena noche del sábado, a eso de las once, mi primo ya no asistía en mi casa, dejándonos en los residentes habituales: papá mamá y yo. Diablos, sí, si lo extrañe desde el segundo que lo vi cruzar la puerta de aviación en un vuelo directo y sin escalas a Tijuana. Se me hizo un nudo en la garganta y ahogue un sollozo. Era suficiente llanto por un sábado o para el día. No quise mostrarme vulnerable ante mis padres; no quería que ellos vieran mi tristeza. Tampoco les dirigí la palabra en el trayecto. Tan pronto como estuvimos en casa, me fui derecho a mi habitación sin desearles las buenas noches. Fue un berrinche de niña, lo reconozco; pero ellos tampoco hicieron el esfuerzo por tragarse su propio orgullo y hablarme para pedirme perdón por su falta de confianza. Eso me desalentó sin duda.

Mi primo adelanto el viaje —que originalmente estaba programado para el domingo en la noche— por la tensión que se percibía desde que regreso del paseo después de la discusión. Él negó que fuera por eso, incluso me inventó otros pretextos —su novio, la boda de mi prima Tania que será el siguiente fin de semana, su mamá sola en casa—, pero yo no le creí ninguno. Le exigí que se quedara más tiempo, porque, para ser sincera conmigo misma, estoy necesitada de amor. Y es tan absurdo, porque estoy rodeada de él. Lo reconozco, me equivoque en exigir en una actitud tan tajante, solo sirvió para que discutiéramos. (Nota mental: no descargar tu enojo con ser querido que tienes cercas, pues éste no reacciona de la mejor manera, y se puede desquitar alejándose de ti.)

La discusión se formó basándose con replicas demasiado bobas, hasta ahora me burlo de lo tonto que fue. Le dije Ángel que me tenía harta por ser tan... ¿él? (si, sin ningún argumento convincente de qué específicamente me molestaba de él, solo por ser él, así de seco y tonto), solo soltó una carcajada y una horrible contestación:

—Al menos yo no estoy llorando todo el tiempo como si el mundo necesitara compadecerme porque mi novio murió. —Elevó las manos al cielo en suplica—. ¡Alto, detengan el mundo, Nicole está llorando! —Me dio una mirada compasiva—. Así no funciona todo; el mundo no se detiene por ti ni por nadie. Cuando entiendas que tú no eres la Reyna del universo, que manda y domina, en ese momento nos vemos. Por lo pronto, yo no puedo ayudarte si tú no dejas de quejarte, enojarte y llorar como una débil. Lo mejor es que me vaya a Tijuana.

Sin más por agregar, empezó a hacer las maletas. Así fue como termino la discusión, y no dije nada solo porque tenía la razón. Al final se ofreció a irle a partir la cara a Nelson por ser un pendejo e imbécil conmigo. Por lo menos Ángel me habló antes de partir, aunque sea para decir esa idea tan descabellada que rechace. Su oferta me hizo sonreír, pero él juro que Nelson iba a pagárselas por hacerme sufrir. Puedo asegurar que mi hermano recibirá una molida de golpes la próxima vez que se cruce con Ángel, pero lo defenderé. Amo a mi hermano, sobre todas las cosas, sobre todas las discusiones, intrigas, insultos desconfianzas, así que no permitiré a mi primero hacerle algo. Eso la vida se encargara de hacerlo escarmentar, y no participaré en esa lección. Jamás haría algo para lastimar a Nelson; sé que el no lo hizo con intención. Mi hermano es muy manipulable como guapo; Lisa es el cerebro maquiavélico de todo esto. Ella es la que tiene que cargar con la culpa. Y Dios la ayude, porque con ella no iba a tener piedad.

Cómo podía cree que mi hermano me dejó de querer solo por una tonta acusación. El afecto de hermandad que me tiene —y compartimos— no se termina por los malos entendidos e intrigas. Él mío no se fue, porque, ahora que lo pienso con la cabeza fría, él solo quería protegerme y sintió impotencia mal enfunda hacia mí por todas mentiras que le dijeron. Le afecto las cosas que se rumoraban de mi reputación, y desquito su coraje hiriéndome. No fue la mejor manera de hacerlo, pero si no echas todo a perder por amor, ¿sigue siendo amor?

El pasado deja su huellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora