Capítulo 36

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  Me gustan los girasoles.   

  Las clases se hacen todos los días más tediosas; trato de mantener mi concentración en ello, pero fallo. La última cosa que no querría en este mundo, es suspender mis clases y no graduarme con todos mis compañeros de generación. Trato de tomar apuntes mecánicamente, incluso le he pedido los suyos a los más cerebritos. En la materia de lengua me va bien, creo que es la única con la que saldré con sobresaliente. En todas las demás soy un asco. Hasta Victoria, que nunca se ha caracterizado por su aprovechamiento, ha mejorado sus notas, podría decirse que se perfila para salir ilesa de la preparatoria. Lo más gracioso es que yo era más lista que ella, y ahora me está superando.

Con mi cuento destaque en el taller; el maestro estuvo muy orgulloso de mi trabajo. Le dio gracia la advertencia de la primera hoja, dijo que eso era un acto de humildad ante mi facilidad por escribir y plasmar sentimientos con ello. No le conteste, porque no sabía que tenía una «Facilidad». Kate ignoro mis felicitaciones; no quise mirar hacia su lugar cuando el maestro me dio un abrazo y me llamo "Mi diamante en bruto", porque, conociendo a mi amiga ahora desconocida, ella pensaría que también estaba haciendo algo para quitarle al maestro y sus atenciones, lo cual me tiene sin cuidado. Lo peor de una amistad es la envidia, ¿cierto? Kate se expresó muy clara al remarcarme que siempre ha sentido envidia de mí y que yo soy insuperable ante ella. ¿Debía odiarla por eso? La verdad es que no. Ahora valoro nuestra amistad un poco más, y sé que perdí mucho por poco. Porque aun sintiendo eso, ella tenía de los mejores consejos para darme y ayudarme en todo. Perdí la amistad más grande por un chico gay que ni siquiera nos puede corresponder. Dicho así tiene gracia, pero, pensándolo así, es lamentable.


El maestro está muy orgulloso, aunque piense que soy una perezosa por no querer escribir más. La verdadera razón es porque no me gusta escribir: no me veo siendo una escritora de cuentos fantásticos, no soy del tipo que se queda satisfecha con las palabras. Yo busco realismo por doquier. Aunque a veces el realismo sobrepasa sentimientos y te derrumba; aún con ello, quiero vivir en la realidad, no sujetarme de fantasías que te narra un libro. Quiero vivir mi propia realidad dolorosa o alegre, meditar de ella y aprender.
Aunque eh estado leyendo mucho, me sigue pareciendo un pasatiempo patético. Es decir, si me gusta el trama y el suspenso, pero no me gusta alucinarme tanto pensando que así puede ser mi vida. Con todo lo que me ha pasado, creo que mi vida sería un buen libro. Uno de ésos que tienen un final triste, porque lo dejaría de narrar justo en esta parte en la que me encuentro. Quiero que se enteren que es mejor sufrir que reír. El sufrimiento atrae reflexiones, porque analizas el qué hiciste mal para merecer aquello o el otro. En cambio, el reír, atrae más risas tontas; sí, es más fácil y cómodo, pero ¿qué aprendemos de ello? Eso sí, los libros son mejor que una película en el cine, pero nunca lo aceptare en voz alta.

Las cosas con mi hermano no han mejorado; estamos en el punto medio, en el cual sólo nos saludamos cuando se pasa por las casa en las tardes para visitar a mis padres. Ya no hay esos típicos juegos de palabras entre nosotros, o nuestras geniales conversación de insultos con amor, tampoco nos decimos más que un "Hola".
Tengo miedo.
Le tengo miedo a que nos pase como algunos ancianos —que conozco y son vecinos míos— que no les hablan a sus hermanos por problemas que tuvieron y nunca solucionaron. Tengo miedo a que los recuerdos juntos se acaben por extinguir, para solo dejar los malos tiempos. Tengo miedo que mi hermano me odie tanto que llegue al punto de dejar de visitar a mis padres porque yo vivo en esa casa. Tengo miedo a tener sobrinos que no sepan de cuán orgullosa estoy de su padre por ser mi amigo y demostrarme su valentía al negarme como hermana, y todo por víbora llamada Lisa. Tengo miedo de morir y no haberle dicho que no me importa su novia, que no me importa si se compromete con ella, que no me importa ni un carajo que me insulte, que no me importa que sea un Idiota, que daría todo porque las cosas fueran como antes. Tengo miedo a una parte de vida sin mi hermano, porque conocí de él y sé que, de ahora en adelante, no tengo mucho.

El pasado deja su huellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora