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El viernes llegó tan rápido como siempre, los días de semana pasaban tan rápido como una tarde de verano en la vida de Rose, y eso le encantaba, anhelaba que llegaran los fines de semana y estar junto a Hope, ir a un parque, a la playa, a la casa ...

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El viernes llegó tan rápido como siempre, los días de semana pasaban tan rápido como una tarde de verano en la vida de Rose, y eso le encantaba, anhelaba que llegaran los fines de semana y estar junto a Hope, ir a un parque, a la playa, a la casa de sus padres o simplemente en su habitación, las dos, sin nadie más. Era su panorama perfecto. Pero este fin de semana sería diferente; el casamiento de Mona, mantenía emocionadas a todas sus amigas, incluyéndose. El grupo de conversación que compartían las cinco chicas se llenaba de mensajes cada segundo, era desesperante, pero le encantaba. Rose amaba poder ver a otra de sus amigas cumplir sus sueños.

A eso de las siete de la tarde, Rose se encontraba aseando su casa y cocinando, con una agradable música en el estéreo. Hope se encontraba jugando feliz en un corral de madera que adornaba la sala de su casa.

Su celular vibró en su bolsillo y lo tomó. Era un mensaje de Austin, no había hablado con él desde el día de ayer en la mañana, dónde se saludaron y hablaron un par de cosas rápidas, ambos tenían mucho trabajo en sus respectivas oficinas.

"Buenas tardes bonita, ¿ocupada?"

Rose respondió con una sonrisa en sus labios; la palabra bonita en el texto, es lo que le envió una carga de energía en su estómago.

"Sólo un poco. Estoy ordenando, limpiando y cocinando. Lo normal en la vida de una madre, ¿no? ¿Cómo va el ensayo? ¿Mona ya se volvió loca?"

"Oh, quisiera ayudar a la pobre Cenicienta... Recién terminó el ensayo. Mona terminó llorando y Josh comprando chocolate. Ya sabes, lo normal, jajaj..."

"Ojo, soy más bien como La Sirenita, nunca me gustó Cenicienta. Le enviaré un mensaje a Mona, gracias por la información ;)"

Caminó descalza por la sala a ver cómo estaba su hija, ella jugaba con un piano que generaba una agradable melodía al oprimir teclas, besó su mejilla y le envió un mensaje a la futura novia, diciéndole cuando la ama. Un nuevo mensaje llegó de Austin.

"¿Sirena? Eso es nuevo, bonita. ¿Qué estás cocinando?"

Rose mordió su labio inferior, luchando contra sus pensamientos.

Lo hago o no lo hago.

"¡Sorpresa! ¿Quisieras descubrirlo por ti mismo? Nos queda un espacio en la mesa para ti..."

Casi se arrepintió luego de oprimir enviar. ¡Lo acababa de invitar a su casa! ¿Qué haría ahora? Miró su atuendo, una enorme camiseta antigua de unos dibujos animados de los 90 adornaban su torso y leggins color negros sus piernas. ¡Estaba hecha un desastre!

Resaltó cuando sintió la vibración de su celular. Miró a su hija y caminó hacia la cocina, para ver cómo iba el pollo en el horno.

Desbloqueó el celular con sus manos temblando y leyó el mensaje.

TREINTA Y UN ROSAS PARA ROSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora