Aquella mañana, Rose se despertó con una energía desbordante. Había sido uno de los mejores fines de semana del año, y aunque aún tenía un pequeño sabor amargo en sus labios debido a las estúpidas preguntas que se hacía en su cabeza y probables falsas teorías de ciertas cosas que ocurrieron el sábado con Austin, intentó en lo posible no pensar en eso, no era bueno.
Era un día frío, como suele ser noviembre, y es que el invierno se estaba haciendo notar con bastantes fuerzas. Se bañó rápidamente, mientras Hope aún dormía. Se vistió con unos pantalones negros y una blusa color rosa palo, la cual le encantaba. Aplicó crema en su rostro y manos, desodorante en sus axilas y un perfume nuevo que había comprado ayer en el centro comercial y le había encantado. Justo cuando comenzó a buscar las cosas necesarias para vestir a su hija, ésta despertó, llamando a su madre en un frágil y débil tono de voz, como suele hacerlo por las mañanas. Rose se acercó a ella y tras saludarla, comenzó a vestirla y peinarla, mientras la rubia abrazaba a su osito de peluche que Austin le había regalado, el cual tenía su nombre. A la pequeña en serio le gustaba, había dormido todas las noches con el.
Desayunó frutas, mientras su bebé bebía su leche tibia y tras lavarse los dientes y confirmar que su cabello estaba en orden, se puso un abrigo a ella y luego a su hija, para ir a su camioneta y manejar a la casa de sus padres. Dejó a la bebé ahí, lo cual nunca ha sido un problema, Hope no suele llorar por su madre, en esa casa, su abuela le daba el gusto en muchas cosas, a la menor le encantaba ser cuidada por ella.
Estacionó su auto en el estacionamiento del edificio donde trabajaba y caminó sin prisa al elevador, donde se encontró con Tara, su amiga y compañera que no veía hace dos semanas, debido a una licencia médica que tenía la chica.
-¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo la boda? -Preguntó Tara emocionada de ver a Rose, la castaña también lo estaba.
-Excelente -Dijo ella entremedio de un suspiro-. Estuvo todo maravilloso...
-Vi unas fotos ayer en Facebook, fue una ilusión mía o tenías una cita, ¿quién era?
Rose rió, para luego mirar a otro lugar.
-Un amigo de Mona... -Dijo ella entre risas.
-¿Su nombre? -Preguntó Tara sonriente.
-Austin -Dijo Rose en voz baja. No sabía por qué, pero sentía que el hombre estaba tras su espalda, lo cual era absurdo, sólo ellas ocupaban el ascensor.
-¿Lo conocías desde antes?
-Uhm... Digamos que han pasado algunas cosas, Tara.
La mujer abrió su boca impresionada.
-¡No jodas! -Chilló ella-. ¿Me voy dos semanas por una estúpida varicela y tu consigues novio? ¡Joder, Rose! -Chilló ella.
Las puertas del elevador se abrieron, habían llegado a su piso. Ambas se bajaron, Tara tiró su brazo hasta una cocina que se encontraba en el piso, donde algunos compañeros de ambas se encontraban desayunando, Rose y Tara saludaron a los tres hombres con una sonrisa en sus labios.
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TREINTA Y UN ROSAS PARA ROSE
RomanceTras haber vivido un sinfín de obstáculos, la vida de Rose comenzó a mejorar. Con Hope, su pequeña hija a su lado, no había nada que ella necesitara, lo tenía todo; un lindo auto, una casa, un trabajo estable, su familia a su lado. Aceptando a rega...