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Rose miraba distraidamente el lugar donde se encontraba, mientras su jefe hablaba a través de un micrófono. Se encontraba en una pequeña conferencia, con varios de sus compañeros de trabajo y empresas externas, socios del lugar donde trabajaba. Alguien le dio un codazo en su costilla, miró a su lado, Tara la miraba con una extraña expresión.

-En serio, concéntrate, Rosie -Susurró su amiga en su oído.

Rose asintió con la cabeza sin prestarle demasiada atención. Revisó su celular, no tenía ningún mensaje, suspiró resignada. Austin no le había escrito en todo el fin de semana, ni siquiera hoy. No le habían llegado sus rutinarias rosas blancas, ni había oído nada de él cuando Mona la llamó esta mañana para saber cómo estaba.

Su mente estaba en las nubes, y todo era culpa del guapo y tierno chico cuyo nombre comenzaba con la letra A. Desbloqueó su celular rápidamente cuando éste vibró entre sus manos, pero no era él, sino un mensaje de Sean.

"Buenos días, amiga. Ten una buena semana... ¡Te amo!"

Le respondió con un mensaje similar.

Suspiró una vez más, llamando la atención de Tara y de Michael, un compañero que se encontraba sentado al otro lado.

-¿Qué te pasa, chica? -Preguntó él sonriendo.

-... Nada -Respondió ella resignada.

Obviamente podía hablarle a Austin, pero algo en su interior se lo impedía. Él, luego de su perfecta cita del viernes, le dijo que la llamaría y no lo hizo. Si algo malo hubiera pasado, se hubiera enterado..., ¿no? Desbloqueó el celular y oprimió los mensajes de Austin, en aquella aplicación. Él no estaba en línea, su última conexión había sido el viernes. Quizá simplemente estaba ocupado y no quería interrumpirlo... Bloqueó nuevamente el celular.

¿Qué me está haciendo este chico? Pensó ella mordiendo el interior de su mejilla, donde ya tenía grandes y feas heridas.

Suspiró por tercera vez en los pocos cinco minutos que habían pasado, mordiendo su labio inferior repasaba una vez más lo que había ocurrido el día viernes en su perfecta cita.

~

Él situó su mano en su muslo derecho, llamando la atención de Rose. Ella lo miró con una sonrisa en sus labios. Sus sillas ahora se encontraban una al lado de la otra.

-¿Qué dijo tu madre? -Preguntó él, refiriéndose al mensaje que había recibido Rose de su mamá.

-Hope acaba de quedarse dormida, está durmiendo con Amandla -Respondió ella sonriendo. Bloqueó su celular y lo guardó.

TREINTA Y UN ROSAS PARA ROSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora