Segunda parte

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-En serio, tu cara de miedo fue lo mejor de toda la película.

Amandla rió, totalmente avergonzada, caminando junto a Oliver por las calles de Nueva York, sin un destino claro. Lo que no sabía, es que él sí sabía hacia donde se dirigían.

-Soy muy asustadiza, ¿de acuerdo? ¡No me juzgues, Karlshof!

-No lo hago -Se apresuró a decir él, entre risas-. No debías temer, las escenas se veían bastantes falsas y...

-Oh, perdóname, experto en cine.

Él rió nuevamente, sintiendo un pequeño y suave golpe de su acompañante a su brazo izquierdo.

-Oye, ¿vamos por un café?

Él dejó de caminar, justo frente a la cafetería rêves, el lugar favorito de ella.

-¿Por qué aquí? -Preguntó ella.

-Es tu lugar favorito, ¿o ya no lo es?

-Sí, sí, pero..., ¿Cómo lo sabes?

Él abrió una de las puertas de vidrio, dejando entrar a la chica primero.

-Una vez me lo dijiste -Dijo él, encogiéndose de hombros, caminando por el local.

-Sí, lo sé, pero..., no creí que lo recordaras -Dijo ella mirándolo.

-Supongo que..., tengo buena memoria.

Amandla junto sus labios en una línea recta, intentando detener esos sentimientos que revoloteaban en su estómago.

¡Debes parar esto, Lilian Amandla Warren! Debes pararlo ya...

Oliver observaba todo atentamente; no era la primera vez que estaba ahí, pero, realmente le encantaba toda la decoración del lugar. Daba una tranquilidad inexplicable, lograba captar cada sentido de ti con tan sólo mirarla. Además, el café y la comida que ofrecían era realmente deliciosa.

Ambos se sentaron lejos del resto, hicieron sus pedidos, los cuales fueron llevados con rapidez; otra de las cosas buenas del lugar. La atención era muy buena.

-Oye -Llamó ella sonriendo tímidamente.

-¿Mh?

-... Gracias.

Él la miró, ladeando su cabeza hacia un lado.

-¿Gracias? ¿Gracias por qué? -Preguntó sin comprender.

-Por esta..., ¿cita? ¿Puedo llamarla así?

Él sonrió, asintiendo levemente con la cabeza.

-Si no te incomoda, claro que sí...

-¿Por qué debería incomodarme? -Ella se quedó en silencio, dándose cuenta del por qué-... No te sientas extraño por el hecho de Rose y Austin, Ollie. Está bien para mí si para ti lo está. Somos amigos, ¿no?

TREINTA Y UN ROSAS PARA ROSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora