Rose caminaba a paso rápido a su oficina, dando pasos largos, firmes y bruscos. Sus tacones tocaban con firmeza contra el suelo, emitiendo un fuerte sonido. Más de una persona la miró, impresionándose de ver a Rose con una expresión seria; ella suele llegar sonriente por las mañanas.
Cerró la puerta de su oficina con seguro y dio un suspiro. Caminó hacia su escritorio, dejándose caer con fuerza contra la silla de cuero negro. Llevó sus dedos a sus cienes, dándoles un pequeños masajes. Respiró hondo, inhalando y exhalando con fuerza. Su cabeza dolía, había despertado con una horrible jaqueca. Ni siquiera con un café cargado se alivió el malestar.
Alguien tocó la puerta, haciendo que la castaña de un pequeño brinco en su lugar. Se puso de pie y caminó un par de pasos.
-¿Quién es? -Preguntó con voz firme.
-James -Dijo él al otro lado de la puerta.
Rose abrió la puerta lentamente, viendo a James por unos segundos. Se aseguró que él estuviera solo y lo dejó pasar a su oficina, cerrando nuevamente la puerta con seguro.
-¿Estás bien? -Preguntó su compañero, mirándola con recelo.
-Por supuesto -Respondió Rose seria.
Ella caminó, dando firmes pasos a su silla, sentándose nuevamente.
-¿Segura? Luces..., no lo sé, nunca te he visto así.
-¿Cómo luzco? -Ella prácticamente gritó la pregunta, con un tono de voz marcado y prepotente.
-Uhm, ¿enojada? -Preguntó James con timidez, como si temiera de Rose.
Ella gruñó irritada.
-James, ¿qué quieres?
-Yo, yo..., uhm, te traje esto, los últimos detalles del nuevo proyecto. Uhm, ten -Cada palabra salía de su boca con torpeza, al igual que los movimientos que él hacía.
Rose recibió los papeles y los dejó sobre su escritorio.
-¿Algo más? -Preguntó ella, intentando no sonar tan enojada.
-Yo, uhm, no. Adiós, Rosie -El hombre dio media vuelta, caminó un par de pasos, pero nuevamente miró a Rose-. Si necesitas a alguien para conversar, sabes dónde está mi oficina. Ten un buen día.
Él dio otros tres pasos tímidamente.
-¿James? -Preguntó Rose, él rápidamente se volteó, sonriendo levemente-. Sé que no entenderás lo que diré, pero; yo nunca desconfié de ti. Sé cómo eres y sé que no le dirías nada a Harry. Eres un gran chico, gracias por los papeles.
-De nada, Rose -Dijo él sonriendo, sin entender mucho.
***
El celular de Rose vibró, era un mensaje de Austin, adjuntando una foto.
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TREINTA Y UN ROSAS PARA ROSE
RomanceTras haber vivido un sinfín de obstáculos, la vida de Rose comenzó a mejorar. Con Hope, su pequeña hija a su lado, no había nada que ella necesitara, lo tenía todo; un lindo auto, una casa, un trabajo estable, su familia a su lado. Aceptando a rega...