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-Ven, vamos a bañarnos -Insistía Rose una vez más, tomando la manga del sweater que vestía Austin

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-Ven, vamos a bañarnos -Insistía Rose una vez más, tomando la manga del sweater que vestía Austin.

Él hizo un mohín, negando rotundamente con la cabeza.

-Hace frío, Rosie, son las dos de la mañana.

-¿Y? -Preguntó ella encogiéndose de hombros.

Tomó el brazo del hombre, tirándolo un par de veces. Él rió divertido y negando con la cabeza, se puso de pie, finalmente, haciendo a Rose sonreír ampliamente.

Intentando no hacer mucho ruido, ambos se vistieron un bañador. Rose se acercó a la cuna donde su hija dormía, para así verificar que la menor aun dormía. Volteó, Austin la miraba con una coqueta sonrisa en sus labios, ella cambió hacia él y tras tomar su brazo, lo arrastró hasta el patio trasero de aquella casa de verano.

Rose fue la primera en sumergirse en el agua, y aunque si hacía un frío del demonio, la idea de bañarse en una piscina a las dos de la mañana con Austin, se le hacía mucho más entretenida e interesante.

-Adelante, galán. Tu turno -Dijo ella desde el agua.

Austin rió, sentándose en la orilla de la piscina, hundiendo únicamente sus pies en el agua, jugando con ellos. Rose rió y se acercó a él, ubicándose entre las piernas de él.

-Tengo frío -Se quejó él, frunciendo el ceño.

-Apuesto a que conoces una buena forma de no tener frío...

Él tiró su cabeza hacia atrás, riendo a carcajadas, haciendo de esta forma, reír a Rose. Austin inclinó su cuerpo hacia delante, y tras tomar el rostro de ella entre sus manos, besó sus labios.

***

-¿Dónde etá papá? -Preguntó la voz adormilada de Hope entre los brazos de Rose.

-Fue a casa de los abuelos.. Debía ir a hacer unas cosas -Explicó Rose peinando el cabello desordenado de su hija.

-¿Po' qué? -Preguntó la menor.

-Porque la abuela Lilian lo ha llamado, cariño.

-Y ¿po' qué?

Rose sonrió divertida.

-Porque abuela Lilian quería hablar con Austin.

-... ¿Po' qué? -La pequeña llevó su dedo anular a su barbilla, mirando con intriga a su madre.

-Porque los adultos aman hablar cosas aburridas.

-¿Po' qué?

-Porque los humanos son así de aburridos, amor. ¿Quieres tu leche, cariño?

Hope sonrió, asintiendo energéticamente con la cabeza. Rose se puso de pie, aún con su bebé entre sus brazos y juntas llegaron a la cocina.

-¿Dónde etá Ollie? -Preguntó la pequeña, una vez sentada en su silla de bebés.

TREINTA Y UN ROSAS PARA ROSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora