Celos de una ex(+18)

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Bueno chicas con orgullo puedo decir que este mini capítulo que seguramente algunas ya lo abran leído, fue el primer ima donde se utilizaron los nuevos personajes de Inés y Victoriano.

Buena lectura...


Victoriano era un mujeriego y seductor en su juventud pero, ahora ya no.

Su ex llamada Gladis volvió en su búsqueda sin saber que ya está casado.
Cuando llegué a casa ella estaba en la sala, aún sin saber quién era me la quede viendo y cuando la reconocí me acerqué a mi marido y lo bese en los labios.

G- Traje una botella de vino.

Victoriano sostuvo la botella y le hizo seña para que se sentara en el sillón, lo quede viendo y tomándome de la cintura y depositando un corto beso en mis labios nos dirigió al otro sofá.
Y Gladis sin perder oportunidad, comenzó a bombardearme.

G: Ay, disculpa me olvidé de quitarle la etiqueta que dice $1500.
I: No te preocupes que igual lo vamos a preparar con jugo de naranja, porque por muy caro que sea, se nota que es muy desabrido.
G: Hum, a cada maestra con sus recetas, y agradece que te dije maestra porque con suerte, fuiste a jardín de infantes.
V: (Viendo que Inés iba a reaccionar)Ya mi amor, Gladis basta por favor.
I: Pero vos cállate, antiguo cazador de gatos, catador de telos (Enojada).
G: Victoriano a vos te parece como te trata?
I: Por algo todavía no se fue, no te parece? Capaz porque le gusta.
G: Y quizá que le da lástima dejarte.
I: No necesito que nadie este con migo por lástima (levantándose del sillón) entendiste? (Yéndose y cuando llego al pie de la escaleras, se giró y dijo), ¿Sabés cuántos esperan que él salga para entrar? (Y desapareció).

La sangre de repente se agolpó en la cara de Victoriano y rojo de la ira se levantó y enojado miro a Gladis y corrió escaleras arriba para aclarar lo que dijo Inés.

Entró en la habitación y ella estaba mirando por la ventana.

V: Me podes explicar que es eso de que entran cuando yo salgo?
I: Yo nunca dije que entraban. Así que no me vengas a reclamar nada, porque la que tiene que reclamar acá soy yo.
V: No Inés, estas muy equivocada, yo no se que quiere ella ahora, pero lo que si se es que la única mujer que amo hoy, es mi esposa.

Me lo quede mirando y poco a poco se acercó a mí, y bruscamente me tomó de la cintura pegándome a su cuerpo. Sus manos inmediatamente se posaron en mis nalgas y apretándolas me empujó contra su erección, estaba tan duro, tan grande, que mi vagina palpitó con anticipación.

La puerta de la habitación está abierta y eso ya no me importa desde que nuestros hijos ya no viven con nosotros. Así que sin importarme más nada comienzo a desnudar a Victoriano prenda por prenda, con rapidez y desespero. El hizo lo mismo con migo y una vez desnudos me alzó y enrede mis brazos en torno a su cuello y mis piernas a sus caderas.

Con su mano libre guió su glande a mi centro y de una fuerte estocada me penetró tan hondo que no pude evitar soltar un grito ahogado. Mordió mi cuello y yo lo imité, ambos nos hicimos chupones, una manera de marcar territorios. Me beso, como sólo el sabe hacerlo, hinchando mis labios al morderlos, dejándolos hormigueando de puro placer y rojos de pasión, introduciendo su lengua y recorriendo hasta el ultimo rocobeco existente.

Mojo mi cuello con besos e hizo varios moretones y marca de sus dientes en mis hombros. Empujó cada vez con más fuerza dentro de mi vagina y lo sentía partirme al medio. En medio de todo el placer que sentía tire de su pelo y veo una sombra en la puerta de la habitación y me doy cuenta de que no estamos solos.

Gladis... Gladis esta en la puerta de la habitación mirándonos y siguiendo el ritmo de mi marido comienzo a subir y bajar mis caderas con fuerza y a gemir con más intensidad Victoriano toma mis pechos con su boca mordiendo suavemente cada uno de mis pezones dejándolos duros y henchidos. Él baja sus manos y me agarra fuerte las nalgas y empuja con mucha más fuerza, se que estamos a punto de llegar, empujó una última vez y alcanzamos el clímax. Gladis desapareció, Victoriano se sienta en el borde de la cama y yo quedo a horcajadas encima suyo.

Me sujeto de sus hombros y doblo mis piernas a los costados de el y comienzo a menear mis caderas, haciendo que el crezca nuevamente dentro mío. Sonrió pícaramente mirándolo a los ojos y sin esperar más el también sonríe y subiendo y bajando sobre su pene comienza una nueva sesión de sexo.

Historia Tekila (ALTO CONTENIDO SEXUAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora