Historia Tekila (ALTO CONTENIDO SEXUAL)

Un par de ojos nos observan (V&C)(+18)

Omar Gonzales, esposo de Victoria Alvarez. Tiene unos gustos sexuales algo "locos" como los describe su esposa, aunque para nada niega que ella lo disfruta.

Hace ya algunos años que no le apetece para nada compartir la cama con su marido, y en las locuras de su esposo hallo la manera de estar con otra persona sin sentir que le es infiel, ya que el obtiene placer al observarla con otro que no sea él.

21 de Septiembre de 2016

El día transcurría normal, las discusiones eran cada vez más frecuentes. Todas son porque él intenta convencerla a ella de que tenga sus líos con un hombre que él había elegido y decía que era el correcto y el adecuado.

El marido de Victoria es bisexual, le encantan tanto mujeres como hombres, pero de un tiempo para acá descubrió que obtiene más placer mirando que haciéndolo. Él sabe que llegará el día en que su esposa se decida a pedirle el divorcio, pues hace mucho que no tienen "acción conyugal".

Llevaba días, semanas, quizá meses tratando de convencerla, pero no conseguía nada. Hasta que un día ya cansada ella acepto, alegando que era una locura. La satisfacción que le dió a Omar el que ella aceptara su propuesta al fin, fue evidente en su rostro.

Noche...

Victoria se encontraba jugando con sus manos, pues la impaciencia de su marido la ponía nerviosa.

Él sabia que le iba a gustar el hombre que eligió, pues a él mismo le gustaba, era un hombre corpulento, de exuberantes músculos. De facciones algo bruscas, más bien parecido a un maleante.

Cuando tocaron timbre, Victoria se levanto de donde estaba y Omar corrió hacia la puerta. Victoria se quedo quieta donde estaba, sorprendida de ver semejante belleza masculina, Omar sonrío al ver la reacción de Victoria al ver entrar al hombre que él había buscado como compañía para ella.

O: Sabia que te gustaría (Con expresión satisfecha).

Victoria se limito a mirar alternativamente entre Omar y el hombre que acababa de llegar.

- ¿Una copa? (Preguntó ansioso Omar).
- Yo, si... (Respondió acalorada y con las pupilas dilatadas, Victoria).
- (Omar lo observó) Un tequila.

Cada uno terminó su copa, y sin más preliminares Omar le pidió a Victoria que se parará frente a él, élla así lo hizo. Una vez la tuvo frente a él, la tomó de las caderas y la hizo inclinar el torso sobre su hombro, quedando con el trasero hacia el invitado, Omar acarició de manera circular las nalgas de Victoria y le dió una palmada para luego jugar a presionar y juntarlas. Mientras observaba satisfecho como se hacía notorio en los pantalones de cuero de su invitado que le gustaba lo que veía. Sonrió y girando su cabeza mordió una de sus nalgas, ella dió un brinco jadeando...

Dándole otra nalgada, la hizo enderezarse y le pidió que se quitara la ropa, élla excitada no opuso resistencia y comenzó a quitarse el conjunto enterizo de seda color negro que tenía, quedando en tanga (hilo dental) con sus tiras a la cintura. Y sus generosos pechos al descubiertos.
Su invitado que hasta ese momento estuvo quieto, comenzó a acariciarse la entrepierna, mirandola fijamente.
Omar sonrió una vez más al verlo.

- César, muéstrale lo que tienes para élla.

César sonrió y bajando la cremallera de sus ajustados pantalones de cuero, sacó su palpitante erección. Miró a Victoria y comenzó a acariciarse el pene desde la punta hasta la base.
Cómo si de un imán se trátase Victoria se dirigió hacía César y se arrodillo entre sus piernas, tomando con una de sus manos su enorme erección y la otra apoyándola en su muslo. Inclinando la cabeza lo introdujo en su boca, deteniéndose bastante tiempo en la cabeza del miembro masculino, rasgando suavemente con sus dientes la corona del glande y jugando con su lengua en la uretra. César se hundía profundamente en su asiento, apretando los brazos de éste con fuerza. Su respiración se aceleró y Victoria comenzó a introducirlo cada vez más en su garganta, llegando a tenerlo completamente dentro de su boca.
Omar se sumó agachandose detrás de Victoria, y corriendo a un lado la tanga, comenzó a lamer entre sus piernas, paseando su lengua entre el ano y la vagina de élla, quien se removia extasiada, pero no descuidaba la verga de César.
Omar lamio hasta sentirla temblar, entonces paró los emvites de su lengua en el sexo de Victoria. Se levanto de detrás de ella y se dirigió al sillón, se sentó y se dedicó a observar.

César y Victoria se prodigaron placer a raudales, el uno al otro. Pero los preliminares fueron muy largos, la levanto bruscamente del suelo y abrazandola por la cintura volvió a correr el tanga que Omar había acomodado en su lugar, y sin ningún remordimiento la sentó duramente en su envergadura.
La levantaba y dejaba caer sin asomo de delicadeza, Victoria gimoteaba sin cesar, Omar se desnudo y comenzó a acariciarse mientras observaba lo que sucedía delante suyo. Aún presa del placer Victoria giro su cabeza y mirando a Omar lo invito a sumarse.
César apretaba continuamente las nalgas de Victoria dejando caer su mano con fuerza de vez en cuando. Se recostó aún con Victoria encima suyo y apoyo su vientre sobre el y le levanto el trasero, Omar vertió lubricante sobre su pene y acariciandolo lo mojó completamente, sus dedos mojados también con lubricante tantearon el ano de Victoria quien se retorcia sobre la verga de César, quien disfrutaba de verla tan entregada y nada asustada por lo que se avecinaba.
Omar sacó sus dedos y apoyo la punta de su pene en el ano de Victoria y comenzó a empujar suavemente, metía y sacaba su pene, hundiéndose cada vez más. Élla comenzó a gemir fuerte al sentir como César se movía al mismo tiempo que Omar.
Sus emvites se hicieron cada vez más rápidos. El sexo de Victoria ardía, sentía prenderse fuego, su cuerpo comenzó a temblar imparablemente.
Él placer hizo estragos en los tres cuerpos que se entregaban a la lujuria sobre un sillón.

El órgasmo los alcanzó al mismo tiempo. Y Victoria cayó sobre César y Omar saliendo de élla se dirigió a la ducha.

César la tomó de la cara con ambas manos, élla lo miro y apoyo sus manos en su pecho, aún con sus miradas prendidas mutuamente, él empujó una vez más en su interior y Victoria se lanzó ambrienta a su boca.