De un sueño a la realidad(+18)

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Apoyada con ambas manos sobre el pecho de Victoriano, Inés subía y bajaba desenfrenadamente sobre el miembro de este, presa del deseo se sentó y comenzó nuevamente su cabalgata a la vez que llevaba sus manos a sus senos y los masajeaba.
Sin tiempo que perder él llevo su mano al botón de nervios de ella y empezó a acariciarlo y presionarlo, haciendo que temblara por las repentinas descargas de placer, lo presiono una ultima vez haciendo que culminara su placer.

Temblorosa y sudorosa, se despego las sabanas de su cuerpo y se sentó en la cama, solo fue un sueño. Él jamás se fijaría en alguien como ella. Miro el reloj, le quedaba tiempo de sobra para hacer algunas cosillas.
Se levanto, preparo su ropa, agarro una toalla y sin más tiempo que perder se dirigió a la ducha con una gran sonrisa.

Una vez allí corroboro que el agua estuviera justa, se desvistió y entro. Mientras enjuagaba el jabón de su pelo comenzó a tararear la canción "Nadie como tú" de los Miranda, en sí era su rola favorita y la escuchaba o cantaba en cualquier oportunidad que aparecía.
Salió del baño, no sin antes haberse mirado al espejo y lanzarle un beso volado. Se vistió con una falda color negro con un tajo en el muslo derecho y una camisa color crema con dos botones abiertos, se calzo unas sandalias de tacón y se dejo el cabello suelto; su vestimenta diariamente contaba tanto de camisas y pantalones holgados y nada de maquillaje; pero hoy, se maquillo como su trabajo lo requería, elegante y nada llamativo.

Tomo su bolso, las llaves de su carro y salio camino a la empresa, cuando llego sintió muchas miradas. Pero no les dio importancia y se dirigió a su cubículo. Dos horas allí sentada y su vagina por fin palpito al verlo bajar del ascensor, no, no puede estar sintiendo aquello. Él es como su hermano, se levanto y se dirigió al aseo, cruzándose en el camino con Victoriano que coqueteaba con una de sus compañera. Paso de largo y a su espalda oyó:

-¿Esa es nueva? No, espera. Ese culo enorme solo puede ser de alguien,... Inés. (Sin querer escuchar más se adentro en el baño).
-¿Y cómo lo sabes? (Con expresión de enojo)
-Es que es inconfundible, es tan... Tan grande, redondo, hermoso. Que me resulta imposible no mirarlo y ya que te soy sincero, hace mucho tiempo que lo deseo; tanto a el como a su dueña.

Inés se encerró en uno de los cubículos de baño individuales, saco su pañuelo de la cartera y lo tendió sobre la tapa del inodoro levanto su falda y se sentó sobre la tapa del inodoro, corrió su tanga a un lado y sin poder reprimir más sus ganas comenzó a acariciarse, a presionar y pellizcar su clítoris intentando callar sus gemidos mordía su labio inferior, sus gritos eran ahogados por ella misma, de repente la puerta del individual se abrió y ya presa del placer que habitaba su cuerpo siguió masturbándose con más fuerza al ver que quien estaba mirándola con embelesamiento no era más que quien robaba sus sueños, el mismísimo Victoriano.

Quizá no era lo mismo para algunos, pero Victoriano ya era preso del placer con solo ver que ella disfrutaba de tocarse en frente de él sin vergüenza alguna, no pudiendo aguantar mas tiempo viéndola tocarse, se metió en el cubículo y cerro la puerta tras él. Llevo sus manos a su cinturón y lo aflojó, desabrochó los botones de su pantalón y bajo la cremallera, su pantalón callo a sus rodillas, metió una de sus manos dentro de sus boxers y saco su erección comenzó a masajearla y al cerrar por un instante los ojos al abrirlos se encontró con Inés pegada a su pene, lamiéndolo sin restricción y mirándolo a los ojos. Parecía disfrutarlo tanto como él. Guió un poco sus movimientos con su mano sobre la cabeza de ella.

Cuando sintió que estaba por llegar, la tomó de los brazos y la levantó, se sentó él sobre el inodoro y girándola de espaldas a él la hizo bajar lentamente para que se sentase sobre su pene, ella trataba de no gritar, se mordía los labios continuamente. Inés una vez lo tuvo completamente dentro suyo, sin ningún remilgo comenzó a subir y bajar sobre él. Abrió sus piernas poniéndolas a ambos lados de las de Victoriano, se apoyó en las rodillas de él e inclinándose hacia delante movió sus caderas arriba y abajo, girando su cabeza para mirarlo a la cara. Victoriano apoyó sus manos en sus caderas y cuando ella las subió, él bajo con fuerza sus manos apoyadas en la cintura de élla y clavándose tan profundo en ella llegaron a clímax.
Inés se inclino hacia atrás, recostándose en el pecho de Victoriano aun sentados sobre el inodoro y sintiendo cómo el comenzaba a besar su cuello.

Se levantaron después de un rato y se alistaron ambos las ropas y como si nada hubiera pasado, salieron uno a uno del baño quedando para una próxima cita.

Historia Tekila (ALTO CONTENIDO SEXUAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora