Historia Tekila (ALTO CONTENIDO SEXUAL)

Vivir...

Chicas volví! Y esta vez les traje algo muy diferente pero, no se preocupen que si les gusta como comienza la historia. Tendrá de lo que a ustedes les gusta.

Sin más preámbulos, les deseo buena lectura.

Voy deambulando de un lado a otro, siento como de apoco alguna fuerza extraña ejerce presión en mi pecho. No entiendo que me sucede, mis ojos comenzaron a arder y mi visión se esta empañando poco a poco. No se si a causa de la inmensa lluvia que se desato afuera o es a causa de... -¡Oh no! Otra vez voy a llorar, ya no quiero vivir así... Corriendo me dirijo hacia la puerta y -¡Maldita sea! Otra vez estoy encerrada en el infierno... Caigo de rodillas y me pido perdón por no poder ser tan fuerte como mi autoestima lo exige.

Mi rostro está húmedo, miro hacia mi costado y no puedo evitar sollozar alto al ver mi reflejo tan desecho. Me arrastro sin fuerzas hasta el espejo de pie que cruelmente me muestra mi aspecto haraposo y deshecho. Me miro a los ojos y en el fondo veo aquella pequeña luz que me insta a ponerme en pie y luchar. Luchar por salir de esta cárcel en la cual me encuentro, luchar por ser alguien. Sigo con la vista fija en mi reflejo, jurándome fervientemente que saldré de allí, viva o muerta no importa la condición. Pero saldré de allí.

Siento mis ojos cansados, no se si es de día o de noche ya no distingo quien es quien, solo escucho... Me río enferma-mente porque ya no se ni si de verdad existo. Me siento esquizofrénica, el movimiento raro de mis manos y los continuos golpes que doy en mi cabeza, es una alarma.

Escucho ruidos raros que jamás había escuchado, creo que me quede dormida, abro de golpe mis ojos y... Sonrío. Si... Golpeo mis manos entre sí, algo dentro de mi pecho salta sin parar, es algo raro. Escucho gritos eufóricos, golpes, cosas que se rompen al caer.

Y... Veo luz, si... Lastima mis ojos pero es luz. Otra vez estoy llorando, pero esta vez no me molesta, porque me siento dichosa. Ahí esta él, parado y mirándome, inclino mi cabeza hacia un lado y abrazada a mis rodillas le sonrío temblando. De repente cae, y me asusto. Detrás suyo aparece el monstruo. Mis ojos casi saliiéndose de órbitas, mis lágrimas queman. -¡No! ¡No otra vez! Lloro desconsolada, estoy encerrada nuevamente pero ya no estoy sola... Él está conmigo...

Déjenme saber si les gusto y si quieren que la continué...

¡Muchos cariños y besos!