La festividad más comercial del año había llegado y junto con ella, el frío, las compras a última hora y la obligada soledad en casa. Las personas a cargo de su caso en la Universidad se habían tomado vacaciones y volverían hasta después de año nuevo, Jamia no contestaba las llamadas y aun no era tiempo de su cita, la cual ella había aplazado dos semanas. Ray estaba completamente ocupado con los exámenes finales de semestre y su nueva novia. Y Gerard… Gerard era la única persona con la que podía contar, aunque fuese en horario Part-time debido a sus otras obligaciones.
En uno de sus ratos a solas se había perdido en el interior del centro comercial, en busca de regalos. Era un hecho que llegaría el hermano de Gerard y su esposa, también Ray y su novia, por ende, tenía que comprar regalos para todos. Y en lugar de sentirse abrumado por tal convocatoria, se sentía especialmente animado, jamás había tenido una navidad tan concurrida.
Luego de unas cuantas vueltas creyó que ropa estaría bien para todos, no conocía los gustos de cada uno, bueno, a excepción de Ray al que ya le tenía su regalo, una colección de vinilos de Iron Maiden.
Un par de camisetas, un vestido, más ropa y… dos horas después estaba saliendo al estacionamiento. El reloj del celular marcaba las 2 de la tarde, aún tenía que ir al supermercado para comprar cosas para preparar la cena.
A la salida del centro comercial se encontró con un tráfico terrible, al igual que al entrar al supermercado. Autos por doquier y muchos vagos disfrazados de Santa.
El reloj marcaba ahora las 4 de la tarde. Acababa de llegar a casa y luego de dejar cada regalo en una bolsa con motivos de la ocasión bajo el árbol, se había ido a la cocina para comenzar a preparar la cena.
Corriendo de un lugar a otro había logrado meter el pavo en el horno mientras empezaba a preparar las ensaladas. Pero el timbre sonó y tuvo que partir corriendo a abrir la puerta principal.
— ¡Frankie! —era Gerard quien llamaba, y lucía sorprendido al verle. Como si esperara que alguien más le abriera la puerta.
— ¿Hola? —contestó él alzando una ceja, al notar su actitud.
De inmediato Gerard se retractó, avanzando para besarlo en los labios y empujarlo hacia dentro luego, intentando tapar algo quizá.
— Vuelvo a la cocina —sonrío Frank, adivinando su nerviosismo. Y tras otro intercambio de besos caminó de vuelta.
Al momento que cruzó el umbral escuchó el traqueteo de cajas y las maldiciones de Gerard ¿Es que acaso no podía ser un Santa más silencioso o disimulado? Luego de cerrar la puerta fuertemente, corrió hacia la cocina. Últimamente iba en la enorme casa de aquí para allá, sin la aprensión de antes. Frank había llegado a bromear con que pronto vivirían juntos en aquel lugar, broma coreada por Gerard por supuesto.
— ¿Qué preparas? —preguntó Gerard en cuanto entró a la cocina, doblándose hacia arriba las mangas de la camisa.
— Tengo el pavo en el horno, estoy con las ensaladas y no sé qué más hacer… —bufó Frank enjuagándose las manos luego de terminar.
— Yo sé hacer galletas navideñas —comentó Gerard, levantando ambas cejas al momento que una sonrisa se plasmaba en su rostro curvando sus labios.
Lo demás fue historia, harina en todas partes, masa volando de aquí para allá y colorante sobre sus ropas. Un completo desastre… todo para una mísera bandeja de galletas malditamente duras.
— Bien… —murmuró Frank, masajeándose disimuladamente la mejilla luego de intentar morder una galleta navideña marca Way — ¿Vamos a ducharnos?
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deathless desire ・ frerard
FanfictionHace 400 años Thomas Frost fue invitado a una fiesta para celebrar su compromiso a la mansión de Arthur Woods, su amigo y amante. Pero a causa de su prometida terminan metidos en un enorme lío que los llevará directo a la hoguera. En el 2012, Fran...