Lo que sucedió luego fueron una serie de acciones simultáneas.
Jamia alzo el arma hasta el rostro de Frank, apuntando de lleno en su cara, éste aun no reaccionaba. Gerard notó esto en cuanto el metal del revolver brilló a la vista y se lanzó sobre el sofá, empujando a Frank, evitando la bala por un segundo.
Bang.
La bala pasó rozando su rostro y destruyó el enorme ventanal de la terraza. Jamia perdió la estabilidad y cayó de espaldas. Fue cuando Gerard aprovechó de tomar a Frank y, pasando por el ahora extinto ventanal, salió al antejardín.
La mujer había hecho gala de una fuerza casi extinta, esguinzándole la muñeca con su sólo agarre, los quejidos de Frank eran lo único que se escuchaba en el lugar. Gerard intentó regresarla a su lugar, pero no tuvo tiempo para hacer nada más, Jamia estaba sobre los vidrios rotos, mirándolos con odio.
— ¡Detente! ¿No has hecho ya el suficiente daño? —gimoteó el castaño, acariciando su muñeca.
— Te amo —contestó ella, como si eso fuese una respuesta para todas sus acciones.
— ¡ÉL NO TE AMA, PERRA ESTÚPIDA! —gruñó Gerard mirándola con odio, ella sonrió.
Volvió a alzar el arma, apuntando nuevamente sobre Frank.
— Si no eres mío, no serás de nadie —dijo apretando el gatillo.
BANG.
Frank parpadeó varias veces, seguía vivo e íntegro. Jamia había fallado al disparar. Estaba a punto de esbozar una sonrisa cuando notó un peso muerto caer a sobre el césped.
Gerard estaba herido, el humo aun salía del agujero hecho en la parte izquierda de su pecho, le había dado cerca del corazón y la sangre emanaba demasiado rápido como para ser bueno. Sus ojos buscaron los verdes orbes del mayor, quien intentaba mantener la calma a pesar de estar rápidamente cubierto en sangre.
— Gerard… —el menor le acarició la mejilla, Gerard se había puesto en la trayectoria de la bala, le había salvado la vida… — ¡Gerard! —agregó, sin poder contener las lágrimas.
— F…rank… —murmuró con un hilo de voz, intentando sonreír para tranquilizarlo, pero el dolor era mayor y sus ojos se cerraron mientras dejaba escapar un ronco quejido.
Las manos del menor se cerraron sobre su pecho, intentando detener la sangre, pero era imposible. En cosa de segundos él también estuvo manchado en sangre, llevó sus manos al rostro pálido de Gerard, acariciando sus mejillas y quitando el cabello de su frente.
Lo dejó suavemente sobre el césped, Jamia seguía sobre los vidrios rotos, mirando la escena sin decir palabra.
— Te odio —le gritó mirándola a los ojos— ¡Siempre lo he amado! ¡Tú nunca fuiste nada! ¡Gerard y yo nos amaremos eternamente! ¿Es que aún no lo entiendes? ¡ESTO ES EL VERDADERO AMOR!
Una tétrica carcajada brotó de sus labios. Las palabras de Frank no parecían producir ningún efecto en ella.
La atención del castaño regresó a Gerard, sus labios estaban curvados en una pequeña sonrisa y su respiración se tranquilizaba poco a poco, cada vez más lenta. Se puso de rodillas, apegando su oído a los labios del contrario y luego besándolos, estaba perdiendo temperatura.
— Aguanta amor, llamaré a una ambulancia y todo estará bien… —dijo entre lágrimas— Ya verás como todo se arregla… por favor, aguanta un poco más.
— N…o… está… b…bien… —los ojos de Gerard se perdían entre los del menor y la nada, sus labios ahora estaban temblando— T…engo… frío…
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deathless desire ・ frerard
FanfictionHace 400 años Thomas Frost fue invitado a una fiesta para celebrar su compromiso a la mansión de Arthur Woods, su amigo y amante. Pero a causa de su prometida terminan metidos en un enorme lío que los llevará directo a la hoguera. En el 2012, Fran...