Capítulo XXXII

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La cena corrió en calma, ambos tenían los ojos fijos en la persona frente a ellos pero los oídos atentos a lo que podía escucharse desde el segundo piso, aunque afortunadamente nada sucedió. Frank se levantó primero y dejó los platos sucios en la encimera para luego ir hacia la sala.

— ¿Vienes? —le preguntó a Gerard al notar que éste se quedaba sentado en su lugar.

Gerard sonrío y luego dijo— Me prepararé un café y te sigo. 

El castaño negó con una sonrisa en los labios ante esto y fue hasta uno de los amplios sofás de la sala. Se quitó los zapatos y se recostó, cuando su vista notó el solitario árbol de navidad en la esquina de la sala, suspiró.

Habían sido días realmente locos,  hace una semana no habría siquiera imaginado que estaría de vuelta con Gerard y, menos aún, que todos sus sueños regresivos… eran reales.

¿Cuándo había sido la última vez que se había lanzado sobre el sofá sin planes de hacer nada más? No podía recordarlo.

Y los pasos de Gerard se acercaban lentamente mientras revolvía su taza humeante de café, en cuanto estuvo a su lado dejó la taza en la mesita junto al sofá y tomó asiento, posando la cabeza del menor sobre sus piernas y acariciándole el cabello mientras bebía el primer sorbo.

— Es increíble esta tranquilidad —sonrío bostezando.

Frank asintió y cerró los ojos, dejándose llevar. La verdad, en aquel mismo momento sólo le importaba el hombre junto a él… y al pensar en eso, recordó esa ‘situación’ pendiente que dejaron días atrás en el apartamento de él.

— ¿En qué estábamos? —Frank ronroneó quitándole la taza de café y bebiendo lo poco que quedaba para luego lanzarla sobre la alfombra del suelo mientras se ponía de rodillas frente a Gerard. Éste lo miró divertido y se mordió los labios, para luego acercarlo a su cuerpo y unir sus labios.

Y sí, los fuegos artificiales aún estaban ahí.

Cuando sus labios se separaron Gerard comenzó a desabrocharse la camisa de una manera casi frenética, el menor lo observó desde su lugar en el sofá y luego, abandonándolo por unos instantes, fue hasta un viejo tocadiscos sobre uno de los muebles, -Gerard lo miró de reojo, la primera vez que lo había visto creyó que no funcionaba- puso un vinilo y regresó al sofá mientras, lentamente, se quitaba la negra camiseta que llevaba puesta. Cuando estaba llegando al botón de los jeans, una voz femenina empezó a sonar desde la vieja máquina y Gerard sintió una corriente eléctrica recorrerlo al escuchar dicha canción.

If i saw you now
could i look in your eyes?

Era su canción favorita de su banda favorita ¿Acaso Frank lo sabía? ¿O simplemente era otra de las cientos de cosas que, extrañamente, tenían en común?

Sin pensarlo dos veces se deshizo de sus jeans también, lanzando los zapatos lejos del sofá junto con los blancos calcetines. Cuando estuvo sólo en ropa interior, Frank se puso junto a él y lo lanzó contra el sofá, delineando el contorno de sus pectorales mientras sus tibios dedos bajaban por su torso hasta posicionarse en el creciente bulto precariamente oculto bajo sus interiores.

— Du…ro —Frank gimió bajito, haciéndole sobresaltar.

El menor comenzó a mover sus dedos sobre él con maestría, escuchando como gemidos ahogados escapaban de esos delgados labios, su pulgar se movía en círculos, con sus ojos pegados sobre el rostro contrario, calentándose sólo con la imagen sexual que sus ojos, nariz, mejillas y labios le daban al actuar simultáneamente.

Do you think of me
like i dream of you?

Sin detenerse por un instante más, eliminó la barrera de la ropa interior e introdujo el humectado sexo en su boca, sintiendo ácido y dulce al mismo tiempo. Mordió un poco, dejando escapar un hilillo de saliva al sentir algo de líquido pre-seminal escapar de aquella extensión. Los jadeos de Gerard eran acompasados por la música de una manera perfecta.

deathless desire ・ frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora