05| Mentira Piadosa.

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Llegue a la fraternidad y encontré la casa revuelta y llena de vasos rojos, al igual que preservativos y algunos cigarrillos. Los sofás huelen a alcohol, hay varias prendas de ropa interior tanto femeninas como masculinas, también noté que la mesa de la sala de estar estaba en mil pedazos. Vaya, al menos me voy en unos días, no soporto el desastre que dejan estas locas chicas después del "proyecto X" de cada fin de semana e incluso en semana.

-¡Despiértense! -grité lo más alto que pude. Cinco minutos después tenía a cuatro chicas con cara de no haber pegado un ojo en toda la noche y haber tenido sexo alocado hasta el amanecer. Supuse eso al ver cuatro chicos de la universidad bajar junto a ellas y salir a toda velocidad de la casa- Habíamos quedado en un trato. No más fiestas alocadas en las que dejarán la casa hecha un desastre -les reñí, tratando de contener un profundo gruñido que quiere salir desde mi pecho-. Siempre tengo que limpiar yo así sea que no tuviera nada que ver -digo rápido mientras empiezo a recoger las cosas-. ¿En serio?, ¿la mesa de noche? Saben que me gusta. -suelto un gruñido.

También estoy harta de ser quien limpia sus desastres, son mis amigas, pero son una inútiles en lo que concierne con el hogar. Pobre de los niños que vayan a ser sus hijos, no saben limpiar y mucho menos cocinar, son un verdadero caso del cual ni el mejor maestro podrá ayudarles a resolver, simplemente puedo predecir que ellas de una forma u otra van a tener que hacerlo, por que Behati Miller no va a estar para ellas toda su vida.

-Cálmate un poco, Behati -la mano de Isabella me hizo dejar de recoger los vasos rojos del suelo-. ¿Ocurrió algo malo? Te noto más estresada que antes.

-Voy a irme de la fraternidad. -digo mientras paso mis manos por mi cabello.

-¿Estás bromeando, verdad? -niego mientras doy un largo suspiro-, ¿es por nosotras? Podemos dejar de ser tan desordenadas, no tienes que irte, en serio. -sonrío de lado.

A mi mente vinieron las ideas que mejor se daban para está situación, decirle a tus amigas que las dejas por un chico no es fácil y más cuando todas nos hemos elegido a nosotras antes que a los chicos, por eso entre las seis nunca ha habido problemas con los chicos, cada una respetamos lo que es de las otras y las otras de lo nuestro. En eso se basan las buenas amistades, en ser sinceros con todos y mostrar tus inconformidades en vez de estar ocultándolas y generas un problema después, lo cual acabaría en un problema y luego dejarse de hablar durante toda su vida, y lo que fue una linda amistad terminar en un odio mutuo muy grande.

-Voy a mudarme con... mi novio-digo un poco insegura por la última extraña palabra que salió de mi boca, que, aunque los hubiera tenido, jamás dije que lo eran-. Sé que no se los dije, pero fue una relación a distancia, él y yo nos contactábamos por teléfono, pero a sus padres le ofrecieron un mejor trabajo y se mudaron a aquí, todos estuvimos reunidos ayer y decidimos que era mejor no estar separado por más tiempo. -expliqué todo lo que mi mente había creado. La única parte en la que fui sincera fue en la reunión "familiar".

Ellas se quedaron mudas, mirándome sin expresión alguna, haciéndome temer lo peor cuando las tres subieron de nuevo a la segunda planta. Pasé las manos por mi cabello de nuevo frustrada, sabiendo que acabo de hacer enojar a mis amigas por romper uno de nuestros códigos; fraternidad antes que chicos, parecida a la que tenemos en la manada, pero es así. Debo de dejar de hacer tantos códigos.

Esperé un rato para que se calmaran antes de subir a donde estaban. Las cuatro estaban en mi habitación que por algún extraño motivo estaba siendo organizada por ellas. Ellas no notaron que yo estaba aquí, y decidí que es mejor así o al menos por minuto, ellas necesitan pensar en que no vamos a estar juntas siempre y que cuando acabemos la universidad todas vamos a tomar caminos distintos, prometiéndonos reunirnos pero al pasar el tiempo todas notar que ninguna la cumplió y que no nos volveremos a ver si no es de pura casualidad.

Creo que ellas lo van a superar rápido, más si les ayudó a conseguir una buena compañera que se encaje al ambiente de la fraternidad, alguien que tenga en común las características que nos hace un grupo de amigas incondicional y fabuloso para que cualquier persona quiera hacer parte de él. Como le he dicho y pensado en muchas ocasiones; son unas chicas fabulosas y alocadas, las cuales te hacen adentrar en el mundo de la diversión y la locura, así como Alicia en el país de las maravillas, pero sin la esclavitud de la reina de corazones y solo dejándose llevar por cosas extrañas que se atraviesan por el camino, pudiendo tener una sonrisa tan grande como la del sombrerero.

-No voy a dejarlas solas, somos amigas, ¿lo recuerdan? -me adentro en la habitación y ellas voltean a verme-. No voy a irme de la universidad, vamos a seguir viéndonos en las clases.

-Lo sabemos, es sólo que no esperábamos que fueras a irte -dice Amy-, de hecho ninguna fraternidad espera que alguno de sus integrantes se vaya y menos el que es el soporte de todo y logra mantenerlos unido.

Recuerdo cuando llegué a esta fraternidad. Amy, Melanie, Isabella y Emma ya estaban aquí hace un semestre, las cuatro tenían problemas; Emma no le gustaba que Amy fuera tan ruidosa; a Amy no le gusta que Isabella trajera a su novio mientras que ella estaba en la habitación; a Isabella no le gustaba que Melanie hiciera tanto desorden en el baño; a Melanie no le gustaba el que Emma le gritara a Amy. Todo era un completo desorden y tanto Channel como yo decidimos que no podíamos vivir en una casa tan desordenada y escandalosa. Entre todas buscamos la solución y ahora a todas nos agrada todas. Todas somos ordenadas y tranquilas, excepto en las fiestas claro.

-Eres una gran amiga y persona, Be, todas te queremos pero como supongo y se que piensas al igual que la mayoría; no vamos a estar juntas siempre, en algún momento una de nosotras iba a irse y creo que llego el momento de eso, con la persona menos pensada, pero sucedió. -Emma me dio las palabras que quise escuchar para tranquilizarme y hacerme saber que puedo irme sin ningún problema.

Emma siempre ha sido una buena consejera. Le molestan algunas cosas, pero siempre sabe como demostrarlo con respeto y sabiduría, a excepción del ruido que hace Amy cuando estudia en las tardes.

Nunca nos damos la espalda, siempre ayudamos a la que lo necesita, ya sea por estudio o por problemas personales, todas tenemos formas distintas de ayudar y todas esas formas nos ayudan a resolver fácilmente el problema, somos una amistad que siempre está incondicionalmente a la disposición de los miembros de su grupo.

Todas nos quedamos calladas, diciendo en silencio que no íbamos a separarnos, o al menos en la universidad, que vamos a seguir siendo una de las mejores fraternidades del campus y que yo estaré haciendo visitas por aquí muy seguido, asegurándome de que no vayan a haber muchos roces entre estas explosivas chicas.

Ellas me dejaron en mi habitación para dejarme descansar e ir a organizar la casa, lo que a final de día me sorprendió por que la casas quedó impecable, algo que ellas nunca hacen, por que juro que pude ver mi reflejo en el suelo de la sala de estar. ¿Y la cena? Por Zeus, creo que ha sido lo más delicioso que he probado en mi vida entera.

¿Será que esas locas chicas me mintieron todo este tiempo por su flojez al hacer sus cosas y que, en realidad sepan cocinar como un chef en un restaurante de cinco estrella y limpiar como una madre adicta a la limpieza que no soporta el mugre en el suelo? Si, eso quedó confirmado con el primer paso que de al bajar a la sala de estar y probar el primer de esa lasaña recién horneada.

¡Hola, ternuritas! Gracias por leer mi historia. No tengo mucha experiencia escribiendo, pero me gusta saber que les gusta y le están dando una oportunidad, estaré actualizando más seguido.

Corregido.

Mi mate el alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora