07| Contando el secreto.

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Chazz y yo volvimos a la cafetería un rato después, por que en realidad ninguno quería despegarse de la boca del otro. De repente su sabor se volvió único, su boca tenía esa esencia de chocolate e incluso flores que tanto me encantaba. Ese sabor sé que sólo lo voy a encontrar con él, con ninguna persona más, y ahora estoy segura de no quererme separar de su boca.

Las chicas estaban riéndose de algo que dijo Jazz, lo que pude notar es que fue algo vergonzoso para Amy ya que lo miraba mal y estaba sonrojada. Si, mi amiga es una de esas que se sonrojan todo el tiempo. También me considero una, la diferencia es que sólo y únicamente me sonrojo una vez al día, ya sea por algo vergonzoso o que me enoje mucho. Es raro, lo sé, pero ni yo misma me entiendo.

Chazz y yo nos unimos a la conversación, o bueno, tratar de que Amy no estuviera a punto de odiar a Jazz y cuando supiera el secreto no quisiera hacer parte nada de este mundo. Jazz no puede ser quien muerda a Amy, por que no haría nada, solamente la estaría marcando como suya, pero no se convertiría en nada, seguiría siendo una ánthropa. Tendrá que ser como con Emma. Morderla yo y luego estar con Jazz para que la marque como suya. Ahora también tendremos que entrenarla para que en luna llena se controle y no se vuelva loca.

—¿Podríamos salir esta tarde, Amy? —pregunté.

—¿Para qué?

—Necesito comprar buen maquillaje.

Amy es toda una artista en lo que concierne al maquillaje, eso es debido a que después de clases los lunes, miércoles y viernes en una tienda de cosméticos. Tiene que estar siempre hermosa, lo cual llama mucho la atención de los hormonales y a ella le encanta, siempre le ha gustado llamar la atención.

Creo que para ella va a ser duro esto de compartir la vida con alguien y ser de solo una persona cuando siempre ha sido libre de hacer lo que quiera e incluso estar con cualquier chico que se lo proponga. Tal vez Jason sea buen chico y a la vez un idiota que coquetea con muchas chicas sin importar su edad. Sólo ha pasado un día en la universidad y lo sorprendí coqueteando con la maestra de anatomía. Ella es joven, tiene veintitrés, pero aún así Jazz sólo tiene diecinueve, Además de que sería un delito. Ó eso creo.

Después de que salimos de nuestra clase de biología Amy y yo nos dirigimos al centro comercial. Estábamos hablando de varios temas, en lo cuáles estaba empezando a preguntar cosas para poder decirle el gran secreto.

—¿Qué te parecieron Chase y Jason? —pregunté.

—Un poco egocéntricos. —se encogió de hombros.

—¿Nada más?

—Quizás este chico Jason es un poco narcisista y petulante —río un poco. La tome del codo y la dirigí al lado contrario del restaurante al que habíamos entrado, saliendo a un callejón en donde, para un oído ánthropo, es imposible de escuchar—. Esto es raro. ¿Qué hacemos aquí?

Ella es una chica que percibe las cosas, ya sean malas o buenas, es como un sexto sentido que tiene su cerebro y sus sensores. Ella siempre piensa en todo antes de hacerlo y empieza a replantear todas las probabilidades que puede tener todo. Aunque sea un poco loca e impulsiva tiene tanta conciencia como Nelson Mandela.

—Tengo algo muy urgente que hablar contigo —la tomé de sus hombros y la hice sentarse en una canasta que estaba en el callejón—. Únicamente escucha y reflexiona antes de tener alguna reacción.

—Me estás asustando. Parece como si fueras a contarme tu más grande secreto y que fuera alto malo.

—Voy a hacerlo, Amy. Te diré mi secreto más grande y aunque no sea malo, no se como vas a reaccionar. —solté un largo suspiro.

—Sólo dilo, Behati. No le des tantos rodeos. —hace una seña con su mano para que continúe.

—¿Crees en las cosas desconocidas y míticas? —pregunta.

—No mucho. Si no lo veo no lo creo.

—¿Qué dices sobre los hombres lobos, vampiros y esas cosas?

—Ficción para romance. —sí, esa es Amy.

—No son ficción. —murmuró.

—No me digas que crees en eso, Be —me encojo de hombros—. ¿Por qué lo crees? Es absurdo.

—No mucho. Los he visto —aclaré mi garganta—. De hecho, soy una de ellos.

—¿Qué? —aspire profundamente antes de sacar mis garras frente a sus narices y mostrarle un poco mis colmillos.

Amy abrió los ojos como una par de platos e incluso creo que se salieron un poco de su órbita, pero no hizo nada, sólo se quedo pálida y como una estatua; de no hacer sido por su pecho hubiera creído que había muerto o le estuviera dando algún ataque al corazón.

Escondí todo de nuevo y la tomé por sus hombros—¿Estás bien? —pregunto. Ella me miró a los ojos antes de bajarse de la canasta.

—¡Claro que si! —dice y la miro confundida— Siempre he querido algo raro en mi vida y ahora llegaste tú con tus colmillos y tus garras de mujer lobo —bien, esto no me lo esperaba, en absoluto—. ¿Hay más como tú o sólo eres tú?

—Pues… somos una manada. Muy grande. Mi familia entera es así, también Chase y Jason. Y aunque no lo crees toda mi “familia” es así, por eso somos un poco extraños algunas veces al mes. —expliqué.

—¿Por qué me lo contaste? —pregunta.

—Bueno, nosotros tenemos algo llamado mate: es la persona con la que estamos destinado a pasar el resto de nuestras vidas. El mío es Chase, él es líder de nuestra manada, o como lo llamamos, alpha.

—Aún no respondes mi pregunta.

—La cosa aquí es que eres la mate de Jason.

Bueno, ahora si reaccionó como esperaba que lo hiciera desde un principio. Me miró con horror y miedo e incluso quiso irse corriendo de mi lado y tuve que detenerla de sus hombros.

—Sé que esto es raro y asusta, no sabes como me sentí cuando supe que Chase era mi mate. Pero si te lo digo es por que es de vida o muerte, literal. Si rechazas a Jason va a estar tan mal que puede morir de depresión.

Ella pareció meditarlo. Es una buena chica, la cual también busca el bien de los otros ánthropos, aunque le lleguen como un grano en el trasero. Y sé que Jason es uno de ellos. Es tan predecible que desde que vi su mirada de “eres hermoso” y luego paso a “eres un egocéntrico” en menos de dos minutos.

Todo nuestro mundo es distinto, deferente é intrigante, creo que si mas de una persona supiera de que existiéramos, muchos querrían adentrarse en este mundo desconocido, en este mundo en el cual somos más fuertes, más ágiles y veloces. Pero como existen esas personas, existen las que quiten hacernos daño, como los cazadores. Si el gobierno se enterara de todo esto, seguro no encerrarían en una celda para hacer experimentos y saber el por que  se da este extraño fenómeno.

De hecho nadie sabe eso, quizás fue que el ADN y RNA del lobo que mordió al gran Alpha se mezcló con el suyo y esto se fue pasando de generación en generación en él y las personas a las cuales mordió cuando no tenía control de si mismo, lo que provocó una extensa cadena de hombres lobos alrededor del mundo.

Editado.
No sé cómo descubrieron esto de los mate, pero, si pudiera retroceder el tiempo o al menos nacer en esa época, lo hubiera intentado evitar que eso pasará y hacer que ellos fueran, no nuestro amor eterno, sino una persona con la que tendríamos que pelar hasta la muerte por defender nuestro olor. Si, eso sería mejor, e incluso en vez de estar reproduciéndonos estaríamos acabando con nuestra especie y estaríamos libres de estar en cualquier aprieto.

Amy estuvo cerca de diez minutos callada, pero solo las palabras que al parecer medito todo este tiempo—Tengo que hablar con Jason.

—Está bien —suelto sus hombros y ella empieza a caminar fuera del callejón—. Y, Amy —la llamo y voltea a verme—, no digas nada a nadie, así sea a las personas en que más confías.

—No lo haré.

Mi mate el alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora