Entre en la habitación seguida de mi mate, ahora que lo pienso, el muy desgraciado ni siquiera se ha dignado a decirme su nombre. Lo miré mal cuando se sentó en frente de mí. El sólo tenía una sonrisa arrogante en su rostro, acompañada de una mirada burlona. Juro que si no estuviera tan lejos ya lo hubiera golpeado.
La botella ya había girado un par de veces. En Alemania también es usual este juego, a excepción de sólo besar al del sexo opuesto, en cambio aquí, es un poco más atrevido; se besaban chicas con chicas y los chicos con chicos. La chica a mi lado se beso con la chica al lado de mi mate.
La botella se detuvo en mí y en una chica al otro lado de mi mate me acerqué mientras ponía un mechón de cabello en mi oído, avergonzada, no llevo dos días aquí y acabo de besar a un hombre y justo ahora, a una mujer. Mi primo se rió de mí y yo lo mire con ojos de "No me molestes", pero no le importó, al final, tuve que irme de la habitación para evitar dañar a alguien, y por alguien me refiero a Aiden y a mi mate.
Terminé bailando en el living en medio de varios ánthropos y hombres lobos. Sentí vibrar algo en el bolsillo de mi pantalón, metí mi mano en él y saque mi móvil. Mamá. Maldición, va a matarme, seguro. Que alguien muestre compasión a mí hoy. Salí de la casa mirando la hora cuando mamá dejó de insistir un momento. Las cuatro, ¿qué demonios hace despierta tan temprano?
—Mami —trate de decir lo más inocente que pude—, ¿ocurre algo?
—¡¿Dónde estás, Alice Walker?! —sí, está enojada, muy enojada. Sé quedo callada un momento—, ¡¿estás en una jodida fiesta?! —aleje un poco el teléfono de mi oído por sus gritos.
—¿No? —en este momento parezco una estúpida, y sé que eso va a terminar de elevar el temperamento de mamá y mi castigo.
—No juegues conmigo, Alice. Quiero que vengas a la manada con tu primo porque no se van a salvar del maldito castigo que les espera. —mamá está tan enojada que me colgó el teléfono antes de que pudiera decir otra palabra.
Pase mi mano por mis ojos y solté un suspiro lastimero, tanto para mí como para Aiden. Mi tío Adam tiene el mismo temperamento de mamá y su madre Emma tampoco se queda atrás. Estoy jodida hasta el culo. Cuando me di la vuelta para entrar de nuevo a la casa, me encontré con mi mate, quien me miraba con una sonrisa burlona.
—¿Problemas en el paraíso, Preciosa?
—No seas metiche.
Pase por su lado pero el me lo impidió, me tomo de la mano e hizo que me diera de lleno con su duro torso. Con su otra mano acuñó mi rostro y me hizo juntar sus labios con los míos. Gruñí y lo atraje más hacia mí desde su cabello rubio. Sonrió en la mitad del beso, pero luego aumento la intensidad tomándome de la cintura con fuerza.
—Ni siquiera sé tu nombre. —murmuré cuando mordió mi labio inferior.
—¿Eso importa? —asentí separándome de él un poco para mirarlo a los ojos—. Soy Caden.
Escuchamos un carraspeo a mi espaldas y ambos giramos para mirar de quien era proveniente. Las manos de Caden soltaron mi cintura rápidamente y yo ordene mi cabello y mis labios un poco.
—¿Qué haces con mi prima, Johnson?
Aiden estaba serio delante de nosotros, pasando su mirada de Caden a mí, pidiendo explicaciones claras y verdaderas.
—¿Nos estábamos besando? —dije dudosa.
—No seas tonta.
—Bien, él es mi mate —señale al tipo detrás de mí. Me miro sin creerlo completamente—. Es la verdad, nunca digo mentiras, mis ojos deben estar rosas, es señal de verdad.
Él caminó hasta nosotros dos y nos miro fijamente, escuchando el latido de nuestros corazones. Sabía que lo hacía porque es una forma de saber si decimos en realidad la verdad. Al final suspiro y se cruzó de brazos delante de nosotros otra vez. Al final sólo se rió y se hizo en medio de nosotros para pasar sus brazos por nuestros hombros.
—No quiero demostraciones delante de mí. —murmuro con una sonrisa falsa.
La llamada de mamá volvió a entrar en el teléfono y me acordé de que aún estábamos en riesgo de no volver a salir en nuestra vida, y ahora es cuando me acuerdo que Aiden estaba castigado y que quizás yo me salve, pero el de él va a empeorar el doble, o quizás el triple, depende del enojó que mi madre logró despertar en los suyos.
—Aiden, debemos irnos, se dieron cuenta que no estamos.
—Maldición.
El corrió dentro de la casa y yo lo seguí luego de darle un beso en la mejilla a Caden.
Como pensé, nuestros padres estaban muy enojados, y nos castigaron, a mí dos semanas y a Aiden otras dos, y lo iban a hacer dormir con sus padres para que no pudiera escapar, y yo no puedo me quejo, al menos me dejaron dormir sola. Esperaba algo peor, pero sólo fue en salidas, el único lugar al que podríamos ir sería al Instituto y eso que nos llevarán y nos recogerán. Son un poco extremistas, no esperaba que fuera tan allá el castigo por ir a una fiesta un par de horas en medio de la madrugada, aunque ahora que lo pienso, sí fue malo, al menos de mi parte.
Mamá sé preocupó porque nunca me atrapó en una de mis escapadas y por eso se me hizo raro el que ella estuviera pasando por mi habitación a las cuatro de la mañana, nunca lo hace, aunque ella culpa al cambio de horario. Siempre vuelvo antes de que ella se despierta, y hoy no hubiera sido diferente si algo no preocupara a mamá.
Aquí otro capítulo, espero que les esté gustando la historia. Voten y comenten. Si no les aparece el capítulo pasado pueden eliminar la historia y volver a guardarla.
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Les quiere.
Italia.
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Mi mate el alpha
WerewolfAdvertencia: Esta historia no está editada y la escribí cuando tenía unos catorce años, así que me disculpo de antemano por el final y la horrografía, espero tener pronto el tiempo de editarla y mejorar la calidad de la historia. • Simplemente sentí...