Capítulo 2: Eres mi mate.

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Cuando me desperté es de noche, y el reloj mostraba que eran casi la doce de la noche. Todo estaba en un silencio casi aturdidor, todos deben de estar dormidos. Es el momento perfecto para ir a dar una vuelta al lugar y poder conocer todo, quizás encuentre la salida a la ciudad. Me levanté de la cama en la que estaba y caminé a mi maleta para sacar un abrigo. Aquí hace un poco más de frío que en Alemania, bueno, mucho más, logró ponerme la piel de gallina.

La ventana de la habitación estaba a un lado de la cama, y pude admirar las luces de las calles de afuera. Las casas estaban a oscuras, pero lo faroles iluminaban todo. Pase mis pies por la ventana y salte con cuidado de no hacer mucho ruido en el suelo. Puse la capucha en mi cabeza y camine por en medio de la calle.

Luego de dar una vuelta por la manada, decidí encaminarme al bosque, en el lugar en el que recuerdo que llegamos al medio día. Un cuerpo iba a un par de metros delante de mí, y por su olor, supe que es Aiden. Iba a seguirlo pero se vio afectado cuando mi pie pisó una rama y está se rompió, haciendo que Aiden se girará rápido, lanzando un cuchillo. Antes de que este llegará a mi pecho, lo atrape.

-Puedes hacerlo un poco mejor, primo -dije mientras me acercaba a él. Cuando estuvimos frente a frente, le devolví su cuchillo-. ¿Qué haces aquí?

-Soy yo quien debería hacerte esa pregunta, Alice. -se quejó.

-Salí a dar un paseo. -me encogí de hombros.

Suspiro un poco mientras me veía junto al bosque delante de nosotros. Soltó un pequeño gruñido antes de soltar todo-Voy a una fiesta, mis padres me castigaron y bueno, me escapé. Así que es hora de fiesta para que conozcas un poco la ciudad, alemana.

-Te meteras en problemas. -pero la idea empezaba a tentarme de sobremanera, quería conocer todo.

-Me meteré en problemas si te dejó sola dando vueltas sola en el bosque.

Empezó a caminar de nuevo, y yo lo seguí, la curiosidad me ganó y no pude evitar ir detrás del culo de mi primo americano. Caminamos unos diez minutos en el bosque para luego salir en la ciudad; hermosa e iluminada. A cada paso que daba veía algo nuevo, algo que me encantaba. Aquí es donde me doy cuenta de que ya estaba aburrida de la vida monótona en Berlín, ya estaba acostumbrada a ver todo todos los días a la misma hora.

Llegamos a una casa casi tan grande como la de la manada, llena de adolescentes que bailaban en el living de la casa. Con Aiden entramos en la fiesta, caminó hasta la segunda planta de la casa como si fuese la suya, parecía haber estado más de una vez en este lugar.

Mi nariz percibió un olor muy delicioso a cada paso que dábamos en las escaleras. Se hizo más intenso cuando paramos en una puerta, antes de entrar y poder saber de que es ese olor, Aiden me detuvo un momento.

-¿Has besado ya?

-¿Qué clase de pregunta es esa?

-En está habitación jugamos al juego de la botella, y ya que estás aquí, es de suponer que vas a jugar. Te sientas a mi lado.

Entramos en la habitación mientras buscaba que desprendía ese olor a jazmín. La habitación estaba llena de chicos y chicas, todos hombres lobo, sentados en un gran círculo con una botella en medio.

-Chicos, ellas es mi prima Alice, viene de Alemania. Sean generosos. -mis ojos dieron a parar junto a unos verdes, de un chico muy musculoso para ser de nuestra edad. ¿Éste es mi mate? Lo es, porque no veo otra razón para que nos estemos mirando.

-Necesito el baño. -dije en voz alta en Alemán.

-¿Qué? Habla en inglés, Alice. -me riñe Aiden.

-Necesito el maldito escusado. -gruñí.

-Bien, bien, no te enojes -levantó sus manos-. Hay uno a dos habitaciones a la izquierda. Te esperamos aquí.

Caminé a donde el me dijo. El baño es grande y tiene espejos por todos lados. Mis ojos estaban raros, tenían un color distinto. Estaban de un azul verdoso claro. Intente cambiarlos pero no funcionaba y tuve que salir del baño. Una mano se cerró en mi brazos, tomándome fuertemente y pegándome en la pared. Estaba lista para utilizar el color dorado de mis ojos, pero no mire con odio al chico de la habitación.

-Lindos ojos, Alice -sentí un gran escalofrío cuando dijo mi nombre, sus ojos también estaban distintos. Están rojos. Es un jodido alpha-. Supongo que eres la niña de la profecía.

-¿Qué profecía? -pregunté curiosa.

-Como si no lo supieras -rodó los ojos-. Me estás debilitando y no lo puedo permitir. ¿Nos besamos ya o qué?

Lo miré un poco mal, y luego di un leve recorrido a su rostro. Es guapo, sus facciones son duras y marcadas, puedo notar que es crudo, burlesco y narcisista. Todas las características de un alpha, y aunque yo también sea una, no tengo manada. Vi como su rostro perdió color de a poco y no me quedo más que poner mis ojos morados y lo tome del mentón para que me mirara fijamente.

-Eso no funcionará.

Sus labios buscaron los míos y fue el quien tomó mi mentón y me obligó a besarle. Me quedé estática en donde estaba, ese idiota se atrevió a darme un beso sin mi consentimiento. Enterré mis garras en sus antebrazos tratando separarlo, pero el muy idiota me mordió fuerte el labio interior, clavando un poco sus colmillos. Al final tuve que ceder y responder su beso. Cuando lo vi sufienciente lo separé de mí.

-No lo vuelvas a hacer.

-No niegues que te gustó, preciosa.

-No me gustó -dije con el ceño fruncido-. Me obligaste a hacerlo. -aclaré.

-Sí, ajá, algún día tendrías que hacerlo. Eres mía. Eres mi mate.

Comenten que les pareció el cap de hoy y den una estrellita si les gustó. Espero les este gustando la historia de Alice, fue algo que salió inesperadamente.

Los quiere.
Italia.

Mi mate el alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora