06| ¿Él es tu novio?

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Cuando Channel regreso ni siquiera cruzó palabra conmigo y es porque creo que escuchó la conversación que tuve con mis hermanos en el bosque. Debe estar pensando que no la quiero y que sólo hacía los favores para que me los devolviera, pero es un código y ella lo conoce bien, no puede llamarme interesada.

Con Chase estuve hablando por texto, al parecer estuvo viendo algunos departamentos desocupados cerca de la universidad por Internet, me envió las fotos y me gustó uno que esta a cinco cuadras de la universidad, es moderno, lindo, y tiene vistas increíbles. Es lo suficientemente grande para dos personas jóvenes en busca de un buen hogar. De los gasto se va a preocupar Chazz, dice que su abuelo le dejo más de dos millones de dólares antes de morir y los estaba guardando para una situación que lo acreditará, y al parecer es está.

-¿Ya vieron a los nuevos? Están para hacer cosas malas todo el día. Sobre todo el mayor. -por alguna las palabras de Melanie me hicieron hervir de celosos en mi interior.
¿Qué? Soy una mujer loba y en mis venas corren los celos, más si es a mi tan "esperado" mate.

Estábamos todas juntas en la cafetería a excepción de Channel, ella está en el salón de ensayo para un recital de baile que es para la otra semana.

Como pensé que iba a suceder, Chase y Jason llegaron causando revuelo en la universidad, en especial en la población femenina, por lo que mis amigas estaban a punto de tener un orgasmo visual si no dejaban de verlos en este instante, que fue el momento en que vi que ambos se acercaban a nuestra mesa.
Cuando Chazz estuvo a mi lado miro a las chicas serio antes de voltearse a mí con una pequeña sonrisa y darme un beso en los labios, el cual recibí un poco atolondrada. Se sentó y paso su mano por mis hombros.

-Chicas, él es Chase, mi novio y su hermano menor Jason -los presentó-. Chazz, Jazz, ellas son Melanie, Amy, Emma e Isabella, mis amigas de la fraternidad, falta mi hermana pero ustedes ya la conocen. -terminé de presentarlos mientras la señalaba a cada una. Vi que Jazz no dejaba de mirar a Amy. Mierda no.

-¿Él es tu novio? -preguntan al unísono.

-¿Increíble, no es cierto? -de doy un golpe en el abdomen a Chazz haciendo que gruñera un poco e hiciera conexión en nuestras mente.

-Aún soy el Alpha, Behati. Juro que si hay otro golpe de tu parte te vas a llevar un buen castigo, linda. -cerró la conexión y lo mire mal, muy mal. Él sólo mantuvo esa mirada de advertencia.

Odio cuando los otros lobos entran en mi mente y no dejan de hablar y oír lo que pienso, están invadiendo mi privacidad y mis pensamientos y lo peor es que si tu mate no quiere que tu te comuniques mediante la mente, no puedes hacerlo y como yo no pude prever que Chazz se iba a comunicar no pude impedir que lo hiciera.

-No mucho -responde Isabella y me sonríe discretamente haciéndome saber que va a decir algo que va a hacer darle celos a Chazz. Instintivamente sonreí-, en realidad, Behati ha tenido sexo con los chicos más guapos de la universidad. -las chicas asintieron dándole la razón a su mentira.

Su mano, la que estaba en mi pie se apretó y vi su rostro muy enojado, incluso empecé a sentir como sus garras se enterraban en la piel de mi muslo. Sentí un poco la sangre por mi pie, y al ser la herida por parte de un Alpha no sólo va a doler más, también va demorar cerca de dos días en sanar completamente. Me quejé un poco y me levanté de la mesa intentando tapar la herida en mi muslo.

-Ustedes dos -tomé a Chazz y a Jazz de sus brazos-. Vengan conmigo, tenemos algo que hablar. Ahora. -los tres nos levantamos y caminé con ellos hasta el campo de Lacross.

Me mire el muslo y como lo pensé estaba sangrando, me dolía y estaba sanando muy lento. Sentí como los tejidos no querían cerrar completamente y como cada uno se iba juntando con el cual había sido separado por un perro rabioso y que muy pronto se volvió celoso. Chazz miro mi pierna arrepentido y luego me miró a los ojos pidiéndome perdón. Hice una seña con mi mano restándole un poco de importancia, aunque me estuviera doliendo como los mil demonios.

-¿Qué te traes con mi amiga, Jazz? -pregunto sin rodeos, mirando a el más pequeño de los Walker.

-¿Tú que crees? -tomé el puente de mi nariz mientras dejaba salir un largo, profundo y sonoro suspiro.

-¿Es tu mate? -se encoje de hombros-. No, eso no puede pasar.

-¿Qué quieres decir, Behati? -pregunta Chazz.

-No es un lobo, es ánthropa. La diosa luna siempre haciendo de las suyas. Mi hermano Adam pasó por lo mismo y creo que les llegó la carta para poder morderla. Ahora tendremos que explicárselo a Amy y esperar a que no se vuelva loca y que se lo diga a alguien más. -suspiro.

-De eso me encargo yo. -niego.

-Acaban de conocerse. Yo lo hago desde hace más de dos años, quizás no se asuste mucho si soy yo quien se lo diga.

Nunca pensé en revelar este secreto a ninguna de las chicas, ni siquiera a mi mejor amiga. Pero tuve que hacerlo sólo por hacer feliz mi hermano, no quería que pasara nada malo en su vida y aunque Emma no supo como manejarlo en un principio y se mantuvo esquiva durante algunas semanas, nunca dijo nada, siempre, y aunque sea dos años mayor que yo, supo guardar mis secretos, creo que incluso se los ocultaba en su mente con una llave que se pierde después de hablar de mis cosas privadas.

No estoy tan segura de como va a tomar Amy la noticia de los hombres lobos, lo que sé es que se mantendrá esquiva durante algunos días, pensando que si dice esa "locura" de hombres los van a tachar como locos y eso a nadie le gusta.

Hubo una chica de primer año de universidad que lo contó delante de toda la universidad, haciendo que cada uno nos pusiéramos rígidos cuando esas cuatro palabras salían de su boca: "Los hombre lobos existen". Lo dijo tan segura que por un momento creímos que todos le iban a creer a una de las mentes más inteligentes de la universidad en aquel entonces. Nadie le creyó, lo único que recibió de ese día fueron carcajadas y un pasaje directo al manicomio, acabando con la próspera carrera que le esperaba por delante.

Si los universitarios hormonales de Dakota hubieran creído aquello, hubiéramos estado bajo la vista de todos los cazadores, quienes hubieran sabido de la existencia de una universidad en Dakota del Norte infestada por hombres lobo. Lo cual seria una verdadera y completa equivocación; primero por que descubrirían lo cerca que está la manada y segundo por que empezarían a haber muertes de inocentes como en la cacería que atravesó la manada en el sesenta y cinco. Nuestra manada estuvo reducida, solo quedaron pocas personas, Los Alpha y algunos Betas, los cuales se vieron obligados a crear una familia con linaje puro para volver a restaurar la manada con personas que en un futuro serían fuertes y que sabrían como proteger a la manada de futuros peligros, como los que hubieron en aquel año de los noventas.

Por una de esas misma razones la mitad de mi sangre es Alpha y la otra mitad es Beta. Mi abuelo materno era el Alpha en aquel entonces, pero su mate había muerto en esos ataques. La diosa luna le dio otra oportunidad y le ofreció una nueva compañera, la cual fue mi abuela, una beta muy tímida o eso dice el abuelo. De ahí vino mamá y de ella salimos mis hermanos y yo.

Chazz y yo nos quedamos solos. Se acercó a mí y de repente me abrazo y puso su mandíbula sobre mi cabeza. Me sorprendí mucho, eso en realidad no me lo esperaba, no aún al menos. En serio debe estar arrepentido, lo suficiente como para darme un abrazo sin siquiera poder yo negarlo, aunque no me molesto en lo absoluto. Siento que cuando estoy en sus brazos me siento protegida, aunque no lo necesite mucho. Su aroma es mi favorito, el mismo que olí el sábado cuando recién estaba entrando a la manada, el mismo que empezó a hacerme daño, pero que ahora me abraza a mi alrededor y me está empezando a volver adicta.

-Lo siento, no quería hacerte daño. -susurra y claramente mis oídos me permiten oírlo, así sea que esté a miles de kilómetros de distancia, podré oírle y más cuando se que es la voz de mi mate.

No respondí nada, solo me separé un poco de él y tomé su mentón en mi manos para hacer que baje su cabeza para poder mirarle directamente a esos hermosos ojos color miel, que hasta ahora había podido aceptar. Me levanté un poco sobre mis pies y me incline hacia arriba para poder darle un beso tranquilizador que le haga saber que estoy bien, que todo estaba bien y que no es nada de lo preocuparse, por que no podía seguir viendo ese destello de culpa en sus ojos y en su rostro.

Editado.

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