Capítulo 34

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—Come.

—No.

Se acercó hasta mi posición y me puso el plato en la cara.

—Come. —volvió a decir con la misma expresión seria.

—No. —repetí.

Soltó un suspiro que pareció más bien un gruñido de fastidio y abandonó la habitación para volver a la cocina. Yoongi llevaba obligándome a comer durante toda la mañana, pero yo era incapaz de probar bocado.

—Tienes que comer, Han. —Dae se sentó a mi lado en el sofá, posando su mano sobre mi pierna a modo de caricia.

—Lo sé. Pero, no puedo. —yo seguía recostada, mirando el techo blanco del salón de Yoongi.

Habíamos decidido pasar el resto de los días que nos quedaban juntos, desde la primera hora de la mañana hasta la última de la noche. Así hasta que ya no quedáramos ninguno.

Convencimos a nuestros padres con la excusa de que iríamos todos de camping, así tampoco harían demasiadas preguntas sobra la repentina desaparición de sus hijos.

El móvil de Hoseok vibró. Este lo sacó de su pantalón y lo desbloqueó.

—A Jungkook también le dejan. Ya viene para aquí. —dijo una vez leyó el mensaje.

Dae y yo asentimos en respuesta.

En eso Yoongi volvió a aparecer por la puerta, con cinco vasos en una bandeja. Me tendió uno mientras subía una ceja.

—A un té no le dirás que no, ¿verdad?

Le miré a los ojos, para luego suspirar y mostrar una pequeña sonrisa en mi rostro, cogiendo el vaso. Yoongi sonrió de vuelta, satisfecho de haberme convencido aunque sea a beber algo.

—Jungkook ya viene hacia aquí. —informó Dae con una sonrisa.

Yoongi asintió mientras se sentaba a mi otro lado en el sofá, encendiendo la televisión a su paso.


(...)


El tiempo transcurrió y el maknae terminó por llegar quince minutos después de haber avisado a Hoseok. Ahora mismo casi era de noche y no habíamos oído ni visto nada extraño. Pero aquello, de alguna forma, solo hacía que estuviera más inquieta.

—Pronto estará listo el pabellón de nuevo, según tengo entendido. —habló Hoseok, sin despegar su vista de la televisión.

Estábamos viendo un programa de cocina.

—¿Ah sí? —dijo Dae a continuación—. Si acaso nos sirviera de algo... —rió tristemente.

—Desgraciadamente, no es así, amor. —Jungkook la acercó más a su cuerpo, haciendo que ella se recostara en su hombro.

Para mi sorpresa, Yoongi hizo lo mismo conmigo. Notaba su agarre en mi cintura más fuerte que nunca, de hecho, hasta casi me hacía daño. Levanté mi mirada hacia él, confusa. Pero este estaba enfocado en seguir el programa de la televisión.

Pero, esta se apagó de repente.

—¡Eh! —gritó Hoseok—. ¿Quién la ha apagado? —hizo un puchero, mirándonos.

Todos negamos lentamente. Entonces él se tensó.

Nos mantuvimos en silencio, intentando escuchar algo. Pero nada se oía, tan solo el motor de los vehículos que andaban a estas horas de la noche por fuera.

Prodigies. ➳Min Yoongi.Where stories live. Discover now