Capítulo 41

453 51 39
                                    

Mi cabeza aún palpitaba por el golpe, y mis pensamientos sólo podían empeorar aquel dolor. Intenté levantarme lo más rápido que pude, pero un rayo volvió a impactar muy cerca de mi pierna, provocándome de nuevo la caída.

Por otra parte, los jadeos de Yoongi aumentaron. Y cuando me giré en su dirección, pude ver al guardián sosteniéndole del cuello.

Prácticamente lo estaba ahogando.

Su cuello estaba rojo y las venas de este se marcaban más en su pálida piel.

—¡Yoongi! —sin pensármelo dos veces corrí en su dirección, y esta vez pude llegar hasta él.

Alcé mis manos para apartar las del guardián, y sorprendentemente pude hacerlo. Pude tocarlo. Y aquello fue muy extraño.

Era como tocar la nada, era como si hubiera rozado el aire. Mis manos casi podían traspasar las suyas. Definitivamente tenía un tacto muy raro, y de esa forma fui incapaz de sacarle las manos de encima de Yoongi.

Sus ojos estaban fuertemente cerrados y soltaba sonidos extraños. Yoongi se estaba ahogando y yo no estaba haciendo nada. No podía hacer nada. Necesitaba hacer algo.

El aire cada vez entraba menos en mis pulmones.

—¡Suéltale!

Y, sorprendentemente, el guardián me hizo caso. Yoongi cayó al suelo cogiendo una gran bocanada de aire. Me arrodillé a su lado y le ayudé en lo que pude a regular su respiración. Su rostro poco a poco iba volviendo a la normalidad, después de aquel ligero color morado que había tenido todo este tiempo.

Mi corazón corría y corría del susto, sin ser capaz de calmarse. Las lágrimas aún no se secaban y por consecuente mis mejillas estaban húmedas.

El guardián se quedó mirando la escena, parado, como muchas veces hacía.

—Haneul... Tienes que salir de aquí. —pronunció a duras penas.

—¡No! No... ¿Cómo podría hacer eso? ¡Jamás! —estaba loco si pensaba que lo iba a dejar.

—No quiero que te pase nada...

—Yo tampoco quiero que te pase a ti... ¡AH! —sentí un corte en mi brazo.

Y sí, este comenzó a sangrar. El guardián me había herido.

—Mierda... —solté agarrándome este, intentando contener la sangre. Pero solo estaba consiguiendo mancharme.

Sin darme cuenta, comencé a sollozar. No por la herida (aunque también me dolía) si no porque todo esto me superaba. De alguna forma, sabía como iba a terminar. Y no lo quería así, por dios que no lo quería.

—Por favor... —susurré—. Por favor... Déjanos ir... —mis lágrimas nublaban mi vista, viéndolo todo borroso.

No me contestó, en respuesta otro rayo impactó entre nosotros, y el viento se levantó más fuerte.

Noté como mi cuerpo se elevaba hacia arriba, junto al de Yoongi. Nuestras manos estaban entrelazadas. El viento nos levantó hasta la altura del tejado (el cual estaba descubierto), incluso un poco más arriba.

Cerré mis ojos por el miedo. El guardián nos dejaría caer en cualquier momento.

Y fue entonces cuando noté como el viento dejaba de sostener mi cuerpo. Abrí los ojos y ví que el de Yoongi estaba ya incluso más cerca del suelo. Sus rasgados ojos estaban llenos de lágrimas, y me miraba con una expresión que soy incapaz de describir.

—¡¡Yoongi, te quiero!! —grité con todas mis fuerzas.

Lo último que ví fue aquella sonrisa de dientes pequeños y encías rosadas asomarse por su delicado rostro.

Prodigies. ➳Min Yoongi.Where stories live. Discover now