Capítulo 36

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En el capitulo anterior...

CUATRO POV'S

Anduve por un tiempo incontable intentado calmar los nervios que no hacían más que aflorar en mí. Había estado más de media hora pensando en las palabras adecuadas para disminuir mi acto crudo que sé que destrozaría mi relación con la chica que amaba, pero cuando me miró con un miedo reflejado en sus ojos por mis actos todas las palabras volaron y me quedé totalmente mudo.

Se veía dolida sin que yo le hubiera contado lo que había hecho. Seguro que se ha pensado lo peor, aunque tampoco es que esto sea bueno.

Entré al gimnasio con la intención de lanzar unos cuantos cuchillos a la diana para despejarme. Entonces, vi a una persona. A esa persona.

-Acabemos con esto.- Susurré con voz firme y decidida.

Cerré la puerta del gimnasio y apagué todas las luces antes de actuar.

****

TRIS POV'S:

-Y si fuera uno de los iniciados, ¿quién sería?-Me preguntó Peter por cuarta vez en el día.

-No soy adivina.-Le repetí rodando los ojos. Llevabamos como media hora deambulando por la sede osada intentando averiguar cuál de nuestros iniciados podría haber sido el responsable del asunto.

-Algo se nos escapa...-Se paso las manos por el pelo notablemente exasperado. Ninguno de los dos queríamos admitir que esto nos superaba.

-No somos detectives, Peter.- Razoné.

-Tienes razón. -De súbito sonrió sin razón aparente.

-¿De qué te ríes?-Como ahora me dijera que todo era una trampa...

-No me puede creer que nos estemos llevando bien...-Me sentí avergonzada por haber pensado tan mal incluso siendo Peter.-Quién lo diría, ¿eh, Tris?

Abrí los ojos.-Es la primera vez que me llamas por mi nombre.-Lo cogí de los hombros y le planté mi mano en la frente fingiendo tomarle la temperatura.- ¿Tienes fiebre? Creo que has caído enfermo...

Me cogió de la muñeca para alejarme riendo.-Si vas a actuar así te seguiré llamando estirada.

Fruncí el ceño divertida.-Con lo bien que ibamos...-Sin embargo, lo solté y seguimos caminando sin algún rumbo en concreto.

-Se siente bien.-Dijo encogiendose de hombros.

O me había perdido algo de la conversación o alguno de los dos estaba perdido.-¿El qué?-Le pregunté confusa.

- Estar bien contigo. Los dos somos tercos y tenemos personalidades muy parecidas, sólo que nunca hemos visto esa similitud como algo positivo.

No daba crédito a lo que oía.-Enserio,¿quién eres y que has hecho con Peter?

Soltó una carcajada.-Cállate.

Reí al mismo tiempo que negaba con la cabeza. Nunca en la vida creía poder reír con la persona que más odio en el mundo. Sin embargo, aunque esté más o menos bien no significa que haya olvidado todo lo que me ha hecho. Puede que fueramos muy parecidos, pero nunca he intentado matar a nadie y no puedes fiarte de ese tipo de personas. Sólo vería como iban las cosas.

Ibamos pasando por un pasillo cuando oimos leves susurros de una puerta. Nos paramos los dos a la vez en un golpe seco y después nos miramos extrañados. Alomejor si que no somos tan distintos. Nos dimos la vuelta hacia el sonido y todas las alarmas se dispararon al ver que las voces provenían del gimnasio. Las de mi mente, por supuesto. ¿Quién podría estar en el gimnasio, un lugar donde sólo entraban los osados con permiso, a estas horas? Si bien tengo entendido, hoy el gimnasio estaría completamente vacío a lo largo del día.

-¿Quién estaba hoy en el gimnasio?-Preguntó dudoso Peter.

-Nadie.-Negué con la cabeza echa un lío.

Peter se remangó la chaqueta negra de cuero para sacar un cuchillo afilado. Leí su preocupación y alarma en la cara y me agache para sacarme de la bota de combate un cuchillo que siempre llevaba encima por precaución. También afilado.

No sabíamos quién podría estar detrás de esa puerta, pero no podía ser nada bueno.
Nadie se arriesgaba a romper una regla en Osadía.

Nos miramos y asentimos con decisión. Todos mis instintos osados despertaron con fuerza y unas ganas escondidas que tenían de salir a la luz.

Cogí el cuchillo por el mango de tal forma que el filo quedó mirando al suelo, preparada para atacar si era necesario. Abrimos la puerta con sumo cuidado de que esta no hiciera el más mínimo ruido.

Las luces estaban apagadas y el murmullo era ahora más fuerte. Las siluetas de dos personas se hallaban en el fondo del gimnasio y mis músculos se tensaron. Estaba preparada.

Encendí la luz.

Y el mundo se vino abajo.

*****

No me mateeis os lo piiidoo por favoor. Esto tenía que pasar queridas o queridos amigos y amigas lectores. Ya me entendereeeis de verdad. Tengo pensado como se va a desarrollar la historia y tenía que hacer algo como esto para que tuviera sentido. Por favor entendeerlo!!😇
Recordad: Después de la tormenta viene la calma...

-Luuh♡

Divergente (Sin Guerra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora