Divergente (Sin Guerra)

Capítulo 69

Me desperecé estirando mis brazos con cuidado de no golpear a Cuatro, quien se encontraba dormido con expresión tranquila. Sus labios estaban entreabiertos y sus facciones relajadas. Realmente necesitábamos descansar.

Me incorporé con cautela, liberándome de su fuerte agarre.

-Buenos días.-Le susurré posando mis labios en los suyos con delicadeza.

Me tensé cuando gruñó levemente, pero se limitó a darme la espalda para seguir durmiendo.

Que bonito.

Le revolví el pelo suavemente antes de incorporarme del todo y encerrarme en el baño para darme una ducha rápida e ir corriendo al punto donde me encontraré con Cam en apenas unos minutos.

Tenía que hacerle un favor.

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-¿Te duele?- Le pregunté un poco preocupada y al mismo tiempo divertida al ver su notable cara de padecimiento.

-¿Tú que crees?-Dijo Cam entre dientes.

-Es normal, la primera vez suele ser la más dolorosa.-Le contesté.

Al instante, sus mejillas se tornaron de un rojo ardiente.

Abrí los ojos con sorpresa entendiendo su reacción. Le di una colleja.- No le dobles el sentido, pervertido.

-Tú eres demasiado inocente, Tris.- Dijo Tori sin desviar la vista de su trabajo.

-Eso lo decidiré yo...-Murmuré.

-¿Qué has dicho?-Preguntó.

-Nada.-Me apresuré a responder. Entonces me dirigí a Cam.- Intenta pensar en otra cosa, eso suele ayudar.

-Ahora mismo no se me ocurre nada.- Hizo una mueca.

-Pansycake...-Susurré rodando los ojos.-¿Cuál es tu color favorito?

-El ámbar.-Dijo mirándome a los ojos.-¿Y el tuyo?

-El azul oscuro.- El de los ojos de Cuatro.-¿Qué puesto te gustaría escoger cuando te conviertas en osado?

-No lo sé.-Volvió a hacer otra mueca.- Pero estoy seguro que no haré tatuajes.

Escuché a Tori gruñir.-Ya está listo. Mira si es pequeño y has llorado como un niño.

-Gracias.- Le dijo Cam antes de levantarse.

Tori asintió hacia él y después me miró.-¿Tú quieres hacerte alguno más?

-Estoy bien de momento, gracias.

Se despidió de nosotros y me concentré en mirar el nuevo tatuaje de Cam en la parte interna del antebrazo izquierdo, el cuál consistía en una estrella de ocho puntas.

-Esa estrella me suena de algo.- Quise recordar donde la vi por última vez, mas me era imposible.

-No lo creo, era un amuleto que tenía de pequeño. Me daba buena suerte, por así decirlo. Sin embargo, un día simplemente desapareció. Cuando te vi el tatuaje de los pájaros volando pensé que sería buena idea volver a llevar el amuleto, pero esta vez no lo podría perder.

-Una bonita e interesante historia.-Le dije rendida sin encontrar un solo recuerdo claro de esa estrella tan peculiar.

-Gracias por acompañarme, no sé si hubiera podido solo.- Me agradeció cuando salíamos de la sala

.-No hay de qué, blandengue.- Le dije rodeando sus hombros con mi brazo en un gesto amistoso.

-Oye, Tris.