En el capítulo anterior...
Esos son los momentos en los que al final llego a la conclusión de que puede que al fin y al cabo el amor está hecho a medida para cada uno, y todos, sin ninguna excepción, acaban cayendo tarde o temprano, con la advertencia de que no hay marcha atrás.
-Voy a luchar por ti, lo prometo.- Y fue ahí donde le prometí a mi solitaria habitación de que en un futuro temprano, una pequeña chica malhumorada y familiar volverá a pasar por su puerta, cueste lo que cueste.
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-¿Pastel? ¿Pollo? ¿Un hombro en el que llorar?
Enarqué una ceja por la última sugerencia.
-Ya te he dicho que no quiero nada Uriah.-Repetí por sexta, no, séptima vez en el desayuno. Además, ¿quién quiere pollo para desayunar?
Supongo que él.
-Es que...-No terminó de hablar cuando su hermano mayor lo interrumpió.
-Estamos avergonzados.-Dijo llevándose una mano al pelo.
-¿Por qué?-Pregunté mordiendo una manzana poco apetecible.
-No fuimos a ayudarte...-Continuó Zeke-...y ahora nos sentimos en deuda contigo.
Les mostré una sonrisa triste.-No os preocupéis, ya esta hecho, ni siquiera me ha molestado.
-¿De verdad no estás enfadada?-Preguntaron al unísono.
Negué convencida. Era verdad, no estaba enfadada con ellos, su función era que nadie se enterara de nuestra pelea y así fue, no tenían que hacer nada más.
Uriah se acercó un poco más a mí.-Entonces, ¿segura que no quieres un trozo de tarta?
Rodé los ojos sonriendo. Esta era la octava.
-Está bien.-Dije rendida ante su cabezonería. Ve y haz tu buena acción del día.
Se levantó de golpe, haciendo que mi manzana cayera al suelo. Hice una mueca, tampoco tenía mucha hambre.
-Zeke, ven y de paso coges otra manzana para Tris.-Le dijo.
-No tengo la culpa de tu torpeza hermano.-Sin embargo, se levantó sin pereza y se fue con su hermano.
Bien, un ratito de soledad no hace daño a nadie.
Pero como si el destino hubiera escuchado mis pensamientos más internos, una figura masculina se sentó a mi lado.
Decidí ignorarla, puede que si no le hacía caso, se canse y se vaya por donde ha venido.
Sentí un codazo suave contra mi brazo.- ¿Cuánto tiempo me vas a ignorar?
Alcé la vista al reconocer esa voz tranquila y serena.
-¡Cam!- Le sonreí casi al instante y cuando me di cuenta ya estaba rodeándolo en un abrazo.
Al principio se tensó y su cuerpo se quedó estático, pero al cabo de unos segundos mi abrazo fue correspondido.
No debería estar abrazando a mi iniciado, pero ha sido la única persona que de alguna manera no me recuerda a ningún problema, sino que me transmite armonía y hace que me olvide completamente de todo lo malo.
Me mantuve por lo que se me antoja una eternidad con la cabeza apoyada en su pecho, escuchando sus latidos del corazón acelerados. Aunque tenía un año menos que yo, era bastante grande.
Al fin, me separé antes de que la gente llegara a conclusiones erróneas.
Sus mejillas estaban acaloradas y sus labios entreabiertos, pero en seguida se despejó y me regaló una sonrisa tímida.
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Divergente (Sin Guerra)
Fanfic¿Quién me diría hace tan solo unos escasos meses que me hallaría rodeada de osados con almas rebosantes de vida, escondidas tras una capa de oscuridad en estado puro? Había llegado a la gran anhelada perfección y mentiría si dijera que era algo que...