Otro chico rubio entró a la habitación y le arrojó, de manera nada amable, una bola de ropa. La atrapo justo a tiempo para que no se estrellase en su cara.
—Supongo que querrás privacidad para cambiarte. — sugirió Clary.
—Suponen bien. — asintió Logan removiendo la sabana que cubría la mitad de su cuerpo. — Pueden ir yéndose, a menos que quieran ver mi cuerpo esculpido por los dioses.
—Vigílalo. — el rubio ni siquiera se molestó en susurrar eso a su hijo. Logan rodó los ojos, que estupidez. Claro que el rubio número dos la idea le desagradaba tanto como a él.
Logan se puso la ropa con rapidez, ignorando las miradas de disconformidad que el otro joven le daba.
—Si no quieres verme, mejor vete. — dijo Logan mientras ataba las botas negras, todo el atuendo era negro, el color que menos le gustaba.
—Olvídalo. — Logan se encogió de hombros en respuesta.
—Listo. — comentó Logan.
El rubio no le dijo nada, solo camino hacia la puerta esperando que Logan lo siguiera. Logan resopló, si este era el mundo de los cazadores de sombras, ya entendía porque a su madre le disgustaba tanto.
Caminaron a través de los pasillos, había más nefilims y el lugar parecía como la sala de control de alguna serie policiaca. Extraño, su madre siempre decía lo anticuados que eran. Todavía más extraño eran las miradas distantes y frías que le dirigían, ¡ni siquiera lo conocían y ya lo odiaban! Simplemente genial.
Llegaron a una sala, más bien una biblioteca. Un hombre de piel morena y otros nefilim lo esperaban. Vio el antiguo escritorio siendo sostenido por la escultura de dos ángeles, se le hizo un nudo en el estómago al observar esa obra, aunque no entendía por qué.
—Logan, ¿cierto? — preguntó el hombre moreno con demasiada familiaridad. No les gusto, así que solo asintió. — Supongo que conoces a algunos de nosotros. — solo reconoció a su supuesta familia. — Soy Alaric Greyland, — se presentó el hombre amablemente. — el Inquisidor en turno.
—No es un placer conocerlo. — dijo Logan con sinceridad. — Estoy aquí prácticamente a la fuerza, así que lo deseen preguntar será mejor que sea ya.
—Tienes la misma insolencia de tu madre. — dijo un hombre calvo sentado detrás del escritorio, lucia mayor que todos los presentes. — Pero te pareces a Sebastian.
—No conozco a ningún Sebastian. — expresó Logan fríamente. — Así que no puedo parecerme a él.
—Sabes de lo que hablamos, niño. — siguió el viejo calvo. — Eres exactamente igual a él, solo traerás caos y destrucción.
—¡Suficiente Edward! — exclamó Alaric lo suficientemente fuerte para sobresaltar a los presentes, incluso lucían sorprendidos. — Solo queremos saber algunas cosas.
—¿Qué? — preguntó Logan reticente.
—¿Qué hacías en el ferry? — el hombre rubio, Jace, fue el primero en preguntar.
Logan se dejó caer cautelosamente en el sofá más cercano, su muslo aun resentía la herida, aunque las runas aliviaban el dolor y sanaría más rápido.
—Quiero un abogado. — expresó Logan, cansando de la situación.
—¿Te crees muy listo? — preguntó una mujer pelinegra, ni siquiera era necesario que alguien le dijera que no le caía bien.
—Lo soy. — dijo Logan con honestidad. — Realmente lo creo. — y notaron que no lo decía en forma de burla. Solo como la constatación de un hecho. — Si me indican donde está la salida, me iré y nunca tendremos que vernos las caras nuevamente.
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Cazadores de Sombras: Herederos del Cielo
FanficHan pasado 20 años desde la última batalla contra los Nephilim. Nada ha cambiado sustancialmente. La Clave siendo dirigida por cazadores de mente cerrada, la constante fricción con los subterráneos, incluso la actividad demoníaca ha ido disminuyend...