Han pasado 20 años desde la última batalla contra los Nephilim.
Nada ha cambiado sustancialmente. La Clave siendo dirigida por cazadores de mente cerrada, la constante fricción con los subterráneos, incluso la actividad demoníaca ha ido disminuyend...
¡Hola! Nuevo capítulo. Espero que les guste, me temo decir que el reencuentro tendrá que esperar. Aún no sé como será. En fin, ojalá les guste :D
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—¿Cómo es que Sebastian Morgenstern tiene un hijo? — preguntó una mujer que Logan no reconoció.
El cabello oscuro mostraba signos de vejez, las canas se asomaban por las orillas.
—Buenas tardes, Cónsul Anne. — saludó Clarissa con expresión seria a la otra mujer, la cual no se veía nada contenta.
La mujer llamada Anne lo examino de pies a cabeza, detrás de ella un hombre calvo lo miraba con odio. Si, el calvito soltó la lengua sobre algún chisme, su mirada de suficiencia expresaba eso totalmente.
—¿Dónde está el director del Instituto? Creí que Jonathan estaría aquí. — Logan frunció el ceño, la voz acerada de la mujer y la última mirada cargada de falsedad, no le expresaron nada bueno.
—También estoy a cargo, Consúl. — le recordó su tía a regañadientes. Era obvio que Anne no le caía bien tampoco. Mejor dicho, la poca tolerancia era mutua. — No...
—¿Alguien pregunta por mí? — el rubio numero entró por la puerta como si fuera el amo del lugar. — Consúl Anne, no esperábamos su visita. — dijo sonriendo, colocándose a un lado de su esposo.
—Hay un asunto que no me ha sido notificado, Jonathan querido. — todo en ella cambió cuando Jace se presentó. Era todo dulces, hasta sus ojos se suavizaron.
Argh, asqueroso. Una abuelita que lo tiene mal por un hombre como veinte años menor que ella. Logan se estremeció.
—¿Cómo es que no sabía que el hijo bastardo de Sebastian existe siquiera? — preguntó la mujer secamente. — Tuve que enterarme por Edward.
Logan apretó los puños y se mordió la lengua, literalmente. Jace y Clary solo lo miraron, queriendo intervenir, pero sin atreverse.
—No soy un bastardo. — dijo Logan tragándose el nudo de la garganta. La mujer se sobresaltó por el tono de sus palabras. Ella comenzó el juego, entonces lo jugaría. — Mis padres están felizmente casados, dos veces de hecho. — informó con una sonrisa, acercándose sigilosamente a la mujer que lucía incomoda por su escrutinio. — Así que la próxima vez que desee usar alguna palabra cuyo significado no alcance a comprender, busque un diccionario. O pregúnteme, estaré feliz de responderle.
—Mira muchacho, eres un insolente.
—Y usted es una anciana que adora los gatos y los zapatos de Manolo Blanhik, probablemente sea viuda o nunca se casó, para el caso. — siguió Logan sin piedad. — Ahh, pero le encantan los caramelos para sus ojos, ¿no? Como el hombre de allá, — señaló al hombre rubio, que miraba atónito la escena. — quizá por eso no le caiga bien su mujer, ya sabe, es joven y hermosa.
—Eres exactamente igual a tu madre. — observó el calvito, Edward, ante la falta de palabras de Anne.
—Gracias, es un gran cumplido. — dijo, llevándose la mano sobre su corazón. — Seguro que, con su apariencia y chispeante personalidad, consigue todo lo que quiere. Incluyendo mujeres.
—Niño...
—Me llamo Logan. — interrumpió a Edward. — Y no se preocupe, el secreto de su virginidad está a salvo conmigo. — oyó unas risas detrás de sí, al menos alguien se divertía.
—¡Basta! — gritó la viejecita. — ¡Tú! ¡Eres hijo de un maldito asesino! ¡Tu padre ha sido el encargado de traer todas las desgracias a nuestro mundo! Y al parecer encontró a su perfecta mitad.
—Entonces, debería tener cuidado con sus palabras. — puntualizó Logan repentinamente serio por las palabras de Anne. — Ya sabe, puede ocurrir cualquier cosa un día de estos.
—¿Es una amenaza?
—Por supuesto que no. — Logan se encogió de hombros mientras respondía la pregunta. — Me gusta creer que las personas son inteligentes, algunas me hacen dudarlo, pero soy fiel a mis principios.
La mano de la mujer se alzó para propinarle un golpe, pero Logan la detuvo antes de que siquiera lo intentara.
—Ni siquiera mis padres me han puesto una mano encima, ¿cree que se lo permitiré a usted? — preguntó Logan sarcásticamente. — Jamás en la vida, guarde sus intenciones.
—Logan. — la voz de su tía lo saco de su trance.
—Lo siento, a veces tengo estos arrebatos. — se excusó, girando sobre sus talones para encararla a su familia perdida. — Ya... sé lo suficiente, gracias por la información.
Salió de la habitación antes de que alguien pudiera detenerlo, dejando a los presentes con más preguntas de las que inicialmente tuvieron.
